Libros
En Chile van a repartir libros entre los pobres (habr¨¢n le¨ªdo ustedes en la noticia una p¨²dica referencia a familias "sin recursos" o "de escasos recursos": puros pobres), lo cual abre una serie de interrogantes peliagudos. Si la lectura nos mejora y la literatura nos ennoblece, ?no habr¨ªa resultado m¨¢s pr¨¢ctico regalar ese Malet¨ªn Literario al 15% de la poblaci¨®n que acumula el 85% de la riqueza del pa¨ªs andino a la vez que hermano? Imagino a los banqueros poni¨¦ndose ciegos con El principito y saliendo a las calles a manifestarse, reclamando la misma buena calidad de la educaci¨®n para todos. Fig¨²rense a las legendarias familias dominantes, ah¨ªtas de Gabriela Mistral, en trance de sacar a sus cachorros de los liceos de barrios altos para obligarles a lustrar los zapatos de los menesterosos, caso que lo precisen.
Libros. Qu¨¦ elementos tan aventurados.
C¨®mo ser¨¢n que, por una donaci¨®n de libros m¨¢s o menos pintoresca o populista (pero qu¨¦ dif¨ªcil resulta rechazar una entrega de libros), sabemos de repente de gente que carece de recursos, y a la que se le dar¨¢n no recursos, sino libros. Usted carga con el recibo de la luz y con el gasto del oculista, pero su ni?o el libro lo va a tener, faltar¨ªa m¨¢s. As¨ª no importar¨¢ mucho que vague por las calles, sin colegio; o que se embrutezca en un aula sin alma. Un ni?o pobre y le¨ªdo tiene posibilidades de prosperar: llegar¨¢ por s¨ª mismo a la conclusi¨®n de que es m¨¢s refinado traficar con coca¨ªna que esnifar pegamento.
Libros. Rudos como espejos. Deber¨ªan hallarse en todas partes, para empezar en las estanter¨ªas de una buena red bibliotecaria, que es lo primero que tiene que existir, junto con la escuela p¨²blica y laica. Deber¨ªan llenar las anchas avenidas por las que circula el hombre libre (por citar una cita, la ¨²ltima, que Salvador Allende tuvo con su destino). En Chile y aqu¨ª, en todas partes.
?Y luego? Quienes juegan con libros y con pobres cualquier d¨ªa se tropezar¨¢n con la consecuencia de su desparpajo. Ese d¨ªa un pobre le¨ªdo les fulminar¨¢ con una met¨¢fora o, peor a¨²n, con un ardiente sue?o por cumplir. Y habr¨¢ que repartir otra cosa. A ver si recuerdo qu¨¦... Hombre, s¨ª. Igualdad de oportunidades.
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