La plaza de la posguerra veraz
Merc¨¨ Rodoreda reapareci¨® en 1962 desde el exilio en Ginebra con un relato que pronto teji¨® una red de resonancias. Lo logr¨® por su propio empuje y el de su editor, Joan Sales, sin el apoyo del raqu¨ªtico campo literario del momento, que no apreci¨® ni premi¨® La pla?a del Diamant. En dos a?os, de boca a oreja, rescat¨® una ¨¦poca y una literatura contempor¨¢nea. Si cabe decir que los lectores prescinden hoy de La pla?a del Diamant, por su misma fama, es preciso a?adir que no hay lector cultivado en su lengua incluso en traducciones, que no crea conocer a Colometa. A la chica del baile de las fiestas del barrio de Gracia, en la Barcelona de 1935, cuya vida ser¨¢ alterada por la guerra y que deber¨¢ acometer no el exilio, sino el tr¨¢nsito hasta el sometimiento de la posguerra desde la desesperaci¨®n, el hambre y la locura.
5LA PLA?A DEL DIAMANT
Merc¨¨ Rodoreda
La primera edici¨®n en catal¨¢n se pudo encontrar en las librer¨ªas en 1962, publicada por Club Editor, que a¨²n mantiene los derechos. Merc¨¨ Rodoreda
(Barcelona, 1908-Girona, 1982) es una de las autoras catalanas m¨¢s traducidas y su legado, acerc¨¢ndose el centenario de su nacimiento, no deja de crecer en adeptos. En castellano existen varias traducciones de esta novela protagonizada por la inolvidable Colometa, la m¨¢s reciente de ellas con el sello de Edhasa. Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez es uno de los admiradores confesos de la escritora. Rodoreda tuvo una vida tan turbulenta como la de algunas de sus protagonistas femeninas y, entre otras penalidades, padeci¨® un largo y dram¨¢tico exilio.
Un tr¨¢nsito sin hero¨ªsmo, experiencia singular de las criaturas rechazadas por la historia. De ah¨ª su fortaleza, sin duda. De ah¨ª la solidez de esta voz femenina, de juventud robada: Nat¨¤lia, a quien su novio y primer marido llamar¨¢ Colometa, se convertir¨¢ en la posguerra, casada ya con el castrado tendero Antoni, en la se?ora Nat¨¤lia. Una mujer que a punto hab¨ªa estado de matar a sus ni?os con salfum¨¢n por no poder alimentarlos. La fortaleza vac¨ªa del autismo, podr¨ªamos decir con Bruno Bettelheim, pues no estamos ante la sordidez sexual y pol¨ªtica o el estraperlo que otras obras del momento tarde o temprano atacar¨ªan (Rodoreda lo har¨¢ en su siguiente novela, El carrer de les Cam¨¨lies), sino ante una suerte de autismo que tantas gentes en el franquismo debieron asumir como forma de supervivencia e incluso de reconstrucci¨®n. As¨ª lo reconocieron en Colometa los lectores y lo siguen haciendo: esta novela est¨¢ dotada de la rara cualidad de representar posguerras veraces, no s¨®lo la de Barcelona. Un ejemplo es su trayectoria en Alemania, en cuyo contexto sensible a este territorio de la historia, el tambi¨¦n llamado exilio interior, la editorial Surkhamp lleva 10 ediciones desde 1979.
En el admirable recuerdo que le dedic¨® a su muerte en 1983, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez agradece la que en su opini¨®n es "la novela m¨¢s hermosa publicada en Espa?a tras la Guerra Civil". Me inquiet¨® la palabra "hermosa". Pasan los a?os, sigo leyendo la Pla?a y, en efecto, su belleza se alza n¨ªtida. Belleza de la verdad grotesca, siniestra, sin contemplaciones, sin arte incluso. La pla?a del Diamant es tambi¨¦n una pintura, un lienzo informal. De cuando la literatura y las artes pl¨¢sticas se plantearon qu¨¦ hacer entre ruinas, alambradas, cad¨¢veres y hornos crematorios. Colometa es como una criatura de Dubuffet y su art brut, del arte de la locura que ya antes de la guerra hab¨ªa atra¨ªdo la atenci¨®n de Klee, otro de los pintores a los que Rodoreda sigue en sus ensayos pl¨¢sticos parisienses, mientras no le sale la novela que quiere escribir.
Como todo cl¨¢sico, ha sumado capas de sentido. Algunos lo han le¨ªdo como relato de un coraz¨®n simple, cuyo valor radica en exclusiva en su lengua, ese prodigio rodorediano que estiliza el habla com¨²n en un proceso de elaborad¨ªsima y antiart¨ªstica sencillez. Pero hoy es le¨ªdo tambi¨¦n en las claves que la escritora introdujo con sutileza y decisi¨®n. Son las p¨¢ginas de la misa alucinada y, en conjunto, su ¨¦pica subterr¨¢nea, directa al inconsciente, de una irrealidad mediante la cual los descalabros de lo familiar, del amor y de la historia cuentan su dolor. Una novela, grave seg¨²n Rodoreda, que gan¨® el privilegio de hipnotizar a los lectores y as¨ª lo sigue haciendo.
Merc¨¨ Ibarz, narradora y ensayista. Autora de Merc¨¨ Rodoreda. Exilio y deseo (Omega, 2004).
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