Esplendor del ocaso
Bearn o la sala de les nines es, sin lugar a dudas, la obra maestra de Lloren? Villalonga. Se public¨® por vez primera en castellano (y no en catal¨¢n) en el a?o 1956, pero lo cierto es que en su primera edici¨®n pas¨® casi inadvertida. El verdadero bautismo de la novela se produce en 1961, cuando aparece la versi¨®n catalana y obtiene el Premio de la Cr¨ªtica Catalana. Esta vez su repercusi¨®n es notable, aunque s¨®lo en el ¨¢mbito catal¨¢n; pero en 1969 un editor casi m¨ªtico, Carlos Barral, lanza una edici¨®n de bolsillo en castellano con pr¨®logo de Jaume Pomar que lo da a conocer de manera asequible y solvente al resto de Espa?a. Como dice muy acertadamente Pomar "la obra de Lorenzo Villalonga se explica sobre todo en funci¨®n de una tierra, Mallorca, y de su emplazamiento a nivel literario, geogr¨¢fico e hist¨®rico" y se?ala c¨®mo desde la Renaixen?a la isla aporta nombres muy importantes a la cultura catalana (Francesc de Borja Moll, Costa, Alcover, Rossell¨®-Porcel, Miquel dels Sants Oliver y Gabriel Alomar, entre otros), pero hasta Villalonga la narrativa no hab¨ªa dado un nombre verdaderamente representativo y de primera magnitud.
4BEARN O LA SALA DE LES NINES
Lloren? Villalonga
Los lectores catalanes tuvieron que armarse de paciencia para leer en su lengua la obra maestra de Lloren? Villalonga (Mallorca, 1897-1980), considerada una especie de 'El gatopardo' de Lampedusa en lengua catalana. La primera edici¨®n, muy limitada y publicada en 1956, se distribuy¨® en castellano. El original en catal¨¢n tuvo que esperar hasta 1961, aunque se trataba de una versi¨®n incompleta realizada por Club Editor. La edici¨®n ¨ªntegra en catal¨¢n no lleg¨® hasta 1966. Conseguir hoy la novela en castellano es dif¨ªcil, porque las traducciones que publicaron C¨¢tedra y Seix Barral en los pasados a?os ochenta est¨¢n agotadas. Villalonga se dedic¨® b¨¢sicamente a la escritura de novelas, algunas de ellas -como la sat¨ªrica 'Mort de Dama'- recibidas con gran entusiasmo entre los lectores. Tambi¨¦n puso su firma en relatos brillantes, adem¨¢s de hacer valiosas aportaciones en el ¨¢mbito teatral, g¨¦neros en los que sum¨® 10 libros.
La novela est¨¢ dividida en dos
partes perfectamente equilibradas. En la primera encontraremos una representaci¨®n del mito f¨¢ustico en la cual, aunque dispongamos de una Margarita en la persona de su sobrina Xima, el se?or de Bearn se atiene m¨¢s a la figura del Fausto como buscador de verdad que como buscador de juventud. Pero la pasi¨®n existe, no s¨®lo en los escarceos del se?or con mujeres de la localidad (con su cl¨¢sica secuela de posibles bastard¨ªas) sino en una pasi¨®n concreta, especial y tambi¨¦n ¨²ltima, pues tras vivirla se retira de ella y se re¨²ne definitivamente con su esposa, aunque la pasi¨®n no desaparezca en su memoria. La segunda parte del libro es la expresi¨®n del amor como serenidad y de la sabidur¨ªa como adquisici¨®n y resumen de una vida. As¨ª es como Antonio de Bearn retorna al matrimonio, acepta la quema de sus libros -ahora ya no los necesita, pues lo le¨ªdo, le¨ªdo y asimilado est¨¢, y lo que importa es dar salida al conocimiento adquirido- y admite asimismo el final de una ¨¦poca. Se lo dice a su esposa en uno de los pensamientos m¨¢s sugerentes del libro, que re¨²ne tanto su conformidad final con la vida como su sentido de la belleza: "Nuestro mundo se va, Mar¨ªa Antonia, y a m¨ª me parece ahora tan luminoso, tan suave, que desear¨ªa hacerlo durar un poco m¨¢s. Eso es todo".
La novela est¨¢ contada por el joven protegido del se?or De Bearn, el joven capell¨¢n de la casa De Bearn, Juan Mayol. Si el lector de la novela se fija bien descubrir¨¢ enseguida que Juan Mayol es, a la vez que la voz narradora, el notario de la voz de Antonio de Bearn. En otras palabras: que gracias a esta sencilla argucia, la voz del se?or De Bearn suena en la novela con la misma fuerza que la de Juan Mayol, pero a la debida distancia.
Es entonces cuando nos encontramos con el segundo gran contraste en que se afirman la estructura y el pensamiento de la novela. El primero, record¨¦moslo, es la relaci¨®n entre la pasi¨®n f¨¢ustica por la verdad -subrayada por la relaci¨®n pasional amorosa- y el conocimiento de lo relativo de la verdad -subrayado por la serenidad del amor conyugal-; ambos se manifiestan, como hemos visto, en la misma divisi¨®n de la novela en sus dos partes. El segundo contraste, pues, es el que hay entre lo que es la vida vivida bajo el dogma y el orden de la verdad de la Santa Madre Iglesia y el poder de la Raz¨®n representado por la Enciclopedia y la Ilustraci¨®n. Como dice Juan Mayol de su bienhechor Toni de Bearn, "¨¦l cre¨ªa en la Raison, y s¨®lo en la Raison sent¨ªase seguro de hacer pie y de no ser arrastrado por el fluir inexorable del tiempo".
El tercer y ¨²ltimo gran asunto
del libro -aunque todos est¨¢n necesariamente conectados entre s¨ª, lo que demuestra la fortaleza del trabajo del autor- es el sentido del tiempo, del paso del tiempo, lo que, en los t¨¦rminos en que Villalonga plantea su novela, se convierte en el elemento rector de los pasos de nuestros personajes. Es un asunto que la novela no resuelve, pero s¨ª certifica, que est¨¢ en ella como el aire que respiran sus personajes: est¨¢ ah¨ª sin que nos demos cuenta y rige la vida de cada uno de ellos; es el que les permite -y nos permite- vivir.
Bearn es una novela admirable y pocas hay, no s¨®lo en la literatura en lengua catalana sino en toda la literatura peninsular, que pueda compar¨¢rsele. A los cincuenta a?os de su aparici¨®n, el Institut d'Estudis Bale¨¢rics hizo una edici¨®n conmemorativa con pr¨®logo de Baltasar Porcel y dibujos de Dami¨¤ Jaume que es la m¨¢s completa y fiel al original de 1956. Pasar¨¢n otros cincuenta a?os y seguir¨¢ siendo sin duda una obra admirable, orgullo de la cultura catalana y espa?ola.
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