"No puedo cuidar el monte. Me atan"
Una jornada con dos guardabosques de Madrid en una zona de bosques privados donde no pueden entrar libremente tras una nueva ley .- En 2006, denunciaron 2.800 infracciones
Dos agentes forestales patrullan la comarca de Torrelaguna en un viejo Land Rover Defender blanco. Detienen el veh¨ªculo a las puertas de un camino que conduce al Descansadero de Cabanillas, que atraviesa la Ca?ada Real Extreme?a, a las afueras de Bustarviejo. No avanzan porque la finca es privada. Una verja lo impide. Hace tan s¨®lo tres meses hubieran podido continuar. Y entonces observar¨ªan a unos metros una parcela donde el propietario levanta una gran casa, con un aparcamiento subterr¨¢neo para al menos cuatro coches. Hubieran visto que el per¨ªmetro est¨¢ tapado con unas lonas para que no se puedan ver las obras. Porque el solar est¨¢ en una zona donde no se puede construir. Pero el terreno que tienen enfrente "es privado, no podemos entrar all¨ª para denunciarlo", se lamenta Lorenzo. Una ley regional aprobada en julio lo impide.
"Esto es ilegal. Ahora s¨®lo podemos hacer fotos. Antes entr¨¢bamos y luego ¨ªbamos al juez"
"Hemos pasado de andar por en medio del monte a ir s¨®lo por caminos", dice Marcos
Son Marcos y Lorenzo -no quieren aportar su verdadero nombre por miedo a represalias-. Una veintena de forestales se han asegurado su sueldo porque tienen miedo a las amenazas de despido que dicen recibir desde la Consejer¨ªa de Medio Ambiente y que ¨¦sta niega.
Mientras fuman explican las dificultades que les ha creado la norma que aprob¨® el Gobierno regional el pasado julio. El Ejecutivo de Esperanza Aguirre sac¨® adelante aprisa y corriendo la Ley de Modernizaci¨®n que incluye un art¨ªculo que les afecta: "Los agentes forestales requerir¨¢n de una autorizaci¨®n judicial para acceder a montes o terrenos forestales de titularidad privada, salvo para extinci¨®n de incendios", reza la norma. Desde ese momento, su actividad ha quedado limitada. Para cualquier actuaci¨®n tienen que solicitar una orden judicial. Y los 250 guardabosques de la regi¨®n, aunque en desacuerdo, lo hicieron. Pero los juzgados se bloquearon de inmediato. Y la Comunidad tard¨® s¨®lo unos d¨ªas en obligarles a canalizar las solicitudes a trav¨¦s de Medio Ambiente. M¨¢s control.
"Esta norma se ha cargado la actuaci¨®n preventiva. Ya no podemos circular libremente para evitar delitos", explica Francisco Cabezas, responsable de CC OO. "Aunque ante una infracci¨®n flagrante actuaremos", asegura.
Lorenzo y Marcos llevan m¨¢s de 10 a?os como guardabosques. "Hemos visto de todo", recuerda Lorenzo, el m¨¢s elocuente, mientras conduce. "Cazadores furtivos, cebos envenenados, incendios, vertidos, construcciones ilegales...", refrenda Marcos. Ambos trabajan en la comarca de Torrelaguna, que tiene 39.370 hect¨¢reas, de las cuales tres cuartas partes est¨¢n formada por bosques. "Aguirre considera que el monte es su piso", se queja Lorenzo. Habla y conduce r¨¢pido por caminos vecinales y estrechas veredas pero desde julio evita los caminos privados. "Hemos pasado de andar por en medio del monte a hacerlo s¨®lo por carreteras", dice Ferm¨ªn, otro agente que se une a la comitiva. El coche parece un tiovivo al circular por las pistas de tierra. "No puedo guardar el monte. Me atan las manos", dice amargamente uno de ellos.
"En la sierra", dice mientras se?ala a las oscuras estribaciones de La Cabrera, "hay nidos de halcones, buitres leonados... Y ahora no podemos hacer un seguimiento de la nidificaci¨®n, muertes, censos...", se lamenta Lorenzo. Toda la sierra es privada. Est¨¢ formada por cientos de fincas parceladas por la gente que las ha heredado durante generaciones. "Al pico de La Miel va mucha gente a escalar, una de las mejores zonas. Antes inform¨¢bamos a los monta?eros de los riesgos, elimin¨¢bamos las v¨ªas que no eran seguras y las que invad¨ªan zonas protegidas. Ya no", protesta Lorenzo mientras conduce el Defender hacia Los Tomillares, una urbanizaci¨®n de 50 chal¨¦s levantada en medio de la sierra. Est¨¢ junto a una v¨ªa pecuaria que han asfaltado. En este lugar no se puede construir. "Lo denunciamos hace cuatro a?os, les multaron con 120.000 euros. Ahora no podr¨ªamos hacerlo", desliza Marcos. El a?o pasado presentaron unas 2.800 denuncias. Este a?o esa cifra se ha reducido. A¨²n no hay cifras oficiales porque la ley est¨¢ reci¨¦n nacida. Medio Ambiente gestiona 500 autorizaciones que han presentado los agentes desde julio. "Se ha parado el proceso, no han respondido", cuenta el sindicalista. La Comunidad no aporta datos.
Los forestales, pertenecen a un cuerpo que tiene 130 a?os. "Somos los guardabosques de toda la vida", precisa Lorenzo. El oto?o ha entrado de lleno. Hace mucho aire y Marcos cierra las ventanillas del todoterreno que se dirige a El Molar. Atr¨¢s ha quedado la frondosidad de la sierra, los fresnos, enebros, encinas y pinos. Ahora la vista descubre una zona ¨¢rida. A ambos lados de la carretera que une El Molar con El Vell¨®n se levantan decenas de casas y naves industriales en construcci¨®n. "Todo este terreno no es urbanizable. Es ilegal. S¨®lo podemos hacer una foto, enviarla a Medio Ambiente y esperar semanas a que nos den una autorizaci¨®n. Para cuando llegue, las casas estar¨¢n terminadas. Antes pod¨ªamos entrar, tom¨¢bamos datos y lo denunci¨¢bamos ", repiten los forestales. Regresan a su base. Tienen que investigar los restos humeantes de un incendio. "Espero que no est¨¦ en terreno privado", se despide Marcos.
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