El agudo, la l¨ªnea y la presi¨®n

No es cuesti¨®n de ponerse estupendos porque s¨ª, pero la verdad es que Madrid puede presumir de ser una de las ciudades del mundo con una programaci¨®n de mayor riqueza en el apartado de recitales y conciertos l¨ªricos. Esto en un pa¨ªs sin una tradici¨®n musical de primer rango tiene mucho m¨¦rito. Vean ustedes. En el teatro de la Zarzuela comienza ma?ana, con todas las entradas agotadas, la 14? edici¨®n del Ciclo de Lied con Matthias Goerne (acompa?ado al piano nada menos que por Elisabeth Leonskaja), Angelika Kirchschlager, Anne Schwanewilms, Mark Padmore, Susan Graham, Christian Gerhaher, Jos¨¦ van Dam, Diana Damrau y Waltraud Meier. En el Real, tambi¨¦n con todo vendido, Jos¨¦ Bros comenz¨® anteayer una serie por la que pasar¨¢n Cecilia Bartoli, Natalie Dessay con Laurent Naouri, Inva Mula y Roberto Alagna. El reparto de funciones atribuye el lied a la Zarzuela y la ¨®pera al Real. Suele cumplirse casi a rajatabla. Se ha creado en Madrid un p¨²blico para el canto. Los espectadores sienten cerca a los artistas y se funden con ellos. El tenor catal¨¢n Jos¨¦ Bros agradeci¨® en el Real al respetable su "cari?osa" acogida. Ciertamente tiene poco que ver con los comportamientos habituales en la ¨®pera este clima de efusividad.

Calent¨® motores el director musical Friedrich Haider en unas declaraciones previas a Abc se?alando a Bros como el sucesor de Alfredo Kraus. Le hizo un flaco favor al tenor, al poner las exigencias en otro list¨®n. Por mucho que el cantante tratase de desmarcarse y reivindicase su propio estilo -su discreci¨®n y su humildad siempre han sido ejemplares-, acus¨® la presi¨®n esc¨¦nica. Su categor¨ªa art¨ªstica no estuvo anteayer a la altura de lo que en ¨¦l es habitual. Pendiente de los agudos, del ¨¦xito, perdi¨® sutileza, y su fluidez natural se resinti¨®. Cuando al final se quit¨® la rigidez de encima y se abandon¨® al melodismo de Roberto Devereux, pongamos por caso, e incluso de Anna Bolena, su faceta art¨ªstica sali¨® a flote con el encanto a que nos tiene acostumbrados. Lo curioso es que empez¨® de una forma muy prometedora con Mercandante, pero en Bellini, y en especial en la piedra de toque que es A te o cara, de I puritani, la belleza extraterrestre y delicada de estas paginas no aparec¨ªa por ninguna parte. Malditos agudos: se tragaron la l¨ªnea belcantista. Lo f¨¢cil ser¨ªa decir que Bros es un cantante de ¨®pera m¨¢s que de recital. Lo es, desde luego, pero su recital pod¨ªa haber tenido una magia que no tuvo, simplemente aplicando sus cualidades habituales y dosific¨¢ndolas con m¨¢s chispa. El Coro y la Sinf¨®nica de Madrid respondieron con disciplina y profesionalidad a las indicaciones de Haider. Su planteamiento charanguero de Donizetti tuvo su gracia, casi con un aire de polca vienesa. En fin, fue una velada estimable, pero...