Un brindis al sol
El presidente de la Diputaci¨®n Provincial de Alicante, Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll, pronunci¨®, el pasado jueves, una conferencia en el Club Informaci¨®n. Fue un acto social importante, que tuvo el valor de una apertura de curso pol¨ªtico. En una ciudad como Alicante, cuando el presidente de la Diputaci¨®n Provincial da una charla, son numerosas las personas del mundo oficial que sienten la obligaci¨®n de acudir al mismo. Ripoll es, adem¨¢s, un hombre conocido, de amplia trayectoria pol¨ªtica. Su momento de esplendor se produjo cuando Eduardo Zaplana presid¨ªa la Generalidad y Ripoll era su mano derecha. Desde entonces, ha seguido el camino com¨²n de los zaplanistas y ahora se encuentra en el ocaso de su carrera pol¨ªtica.
El tema elegido por Ripoll para su conferencia fue la provincia de Alicante. El pol¨ªtico propuso para la misma un t¨ªtulo ocurrente y quiz¨¢ un punto atrevido: Alicante, ?un modelo de provincia o una provincia modelo? Digo un punto atrevido porque, se mire como se mire, Alicante no puede considerarse una provincia modelo. Ese sentido unitario del territorio, dominado por la personalidad de la capital, que es el propio de la provincia, no se da entre nosotros. Lo que percibe cualquier observador imparcial es que ¨¦sta es una provincia sin capital y donde ninguna poblaci¨®n importante aspira a serlo.
Cuando nos preguntamos qu¨¦ v¨ªnculos unen la ciudad de Alicante con Elche, Alcoy, Orihuela, Elda, Villena o D¨¦nia, advertimos que estos v¨ªnculos son inexistentes. M¨¢s all¨¢ de las funciones administrativas -que d¨ªa a d¨ªa se van debilitando y no tardar¨¢n en desaparecer por completo-, no hay ning¨²n lazo efectivo de una de esas poblaciones con la capital. La indiferencia entre una y otras es manifiesta y dir¨ªa que se ha acentuado en el transcurso de las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. En ello ha tenido mucho que ver la mejora de las comunicaciones que, al facilitar los desplazamientos, ha venido a reforzar la autonom¨ªa de las localidades y hacerlas menos dependientes de la capital, como pudo ocurrir en el pasado.
En esas condiciones, hablar de un modelo de provincia es poco menos que hacer un brindis al sol. No, no hay tal modelo de provincia, y es probable que no lo haya habido nunca, aunque los a?os de la Dictadura pudieran crear la ilusi¨®n en algunas personas. De haber existido alguna vez un modelo de provincia, la situaci¨®n actual ser¨ªa seguramente muy diferente. Pero ni pol¨ªticos ni empresarios han tenido jam¨¢s excesivo inter¨¦s en ello. Entre los empresarios, por ejemplo, nunca se ha ido m¨¢s all¨¢ de pedir mejoras en las comunicaciones. Ah¨ª ha quedado todo. Tal vez consideraron que esto era suficiente para sus intereses y puede que no les faltara raz¨®n. Pero los d¨ªas en que una autopista bastaba para vertebrar un territorio han quedado definitiva-mente atr¨¢s.
Ahora, m¨¢s all¨¢ de discutir si Alicante es un modelo de provincia o una provincia modelo, la impresi¨®n que produce la conferencia de Jos¨¦ Joaqu¨ªn Ripoll es la de estar escrita con un pie en el pasado. Me temo que el mundo actual es bastante m¨¢s diferente de lo que el presidente de la Diputaci¨®n de Alicante deja entrever en sus apreciaciones. Pedir a la Caja de Ahorros del Mediterr¨¢neo que invierta m¨¢s en su "territorio natural", parece hoy fuera de lugar. Ya no hay territorio natural que valga, al menos en econom¨ªa. Por lo mismo, continuar hablando de provincias cuando todo indica que nos encaminamos hacia una econom¨ªa de ciudades, puede que no tenga demasiado sentido. La insistencia de Francisco Camps en promocionar Valencia, o los cambios experimentados por Barcelona o Bilbao, deber¨ªan hacernos reflexionar.
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