Los militares birmanos ignoran las cr¨ªticas y anuncian m¨¢s detenciones
Myanmar blinda la frontera para evitar la huida de disidentes
La Junta Militar que gobierna en Birmania (rebautizada como Myanmar por los propios militares) recibi¨® ayer los toques de atenci¨®n de la ONU y el anuncio de que el Consejo de Seguridad le impondr¨¢ sanciones econ¨®micas como si oyera llover. El r¨¦gimen del general Than Shwe sigui¨® con la suya y anunci¨® m¨¢s detenciones contra aquellos que protesten. La cifra oficial de arrestos se acerca ya al millar.
Una fuente occidental advierte que el clima en el pa¨ªs "sigue siendo de terror"
Ayer, el peri¨®dico estatal, Nueva Luz de Myanmar, asegur¨® que 78 personas m¨¢s ser¨¢n detenidas. Los n¨²meros de la disidencia son otros: m¨¢s de 6.000 apresados desde que comenzaran las manifestaciones encabezadas por los estudiantes y los monjes para protestar contra la subida de los combustibles, la pobreza y la falta de democracia.
El m¨¦todo que emplea el r¨¦gimen estos d¨ªas tiene mucho que ver con el que us¨® para tratar de impedir que las protestas salieran a la luz. Si al principio el Gobierno de Than Shwe prohibi¨® la entrada de los medios de comunicaci¨®n extranjeros al pa¨ªs y prometi¨® represalias contra todo el que tuviera el m¨¢s m¨ªnimo contacto con la prensa o le enviase im¨¢genes, ahora los militares tratan de ganar la batalla medi¨¢tica en su propia casa. Adem¨¢s de apoyar a sus l¨ªderes en todo el pa¨ªs, los medios de prensa de la Junta Militar atacan a los monjes asegurando que ha habido en Myanmar nuevas manifestaciones para decir que las primeras protestas fueron instigadas por ¨¦stos y por miembros del partido que lidera la opositora y premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi (en arresto domiciliario), Liga Nacional para la Democracia.
Las redadas nocturnas siguen en la antigua capital, Yangon (antes Rang¨²n). Una fuente occidental asegur¨® que, aunque "la situaci¨®n parece haberse relajado, la sensaci¨®n sigue siendo de terror". La misma fuente a?adi¨® que los birmanos con los que ha hablado anuncian manifestaciones en los pr¨®ximos d¨ªas, aunque este punto no ha podido ser confirmado.
La Junta niega las redadas nocturnas y anuncia la liberaci¨®n de m¨¢s personas de acuerdo con las peticiones hechas por el enviado de Naciones Unidas a Birmania, Ibrahim Gambari. Afirma que ya ha puesto en libertad a unas 1.600 personas y que en los registros de algunos de los arrestados encontr¨® armas, munici¨®n y cuchillos.
El control del Ej¨¦rcito sobre la situaci¨®n se hace cada vez m¨¢s patente. Los camiones militares siguen aparcados en las pagodas de Shwedagon y de Sule, en Yangon, y, aunque los soldados han retirado las barricadas de espinos y su presencia es mucho menor en las calles, su control en la frontera con Tailandia se ha visto reforzado, debido al temor de que los disidentes traten de huir.
En cuanto a los muertos que ha dejado esta revuelta, las cifras son absolutamente dispares, aunque en el caso de las ofrecidas por el Gobierno resultan poco cre¨ªbles. La Junta sigue afirmando que son s¨®lo 16 los muertos, entre los que se encuentra un fot¨®grafo japon¨¦s. La disidencia birmana se?ala que el n¨²mero de v¨ªctimas mortales est¨¢ en torno a las 200 personas y advierte de que muchos de ellos est¨¢n siendo incinerados para lograr que nunca se llegue a saber el n¨²mero real.
En cualquier caso, ni el n¨²mero de muertos ni de detenidos ha podido ser comprobado por nadie, ya que la Junta no permite tampoco la entrada del Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja a los edificios gubernamentales, prisiones y recintos militares.
El otro foco de atenci¨®n est¨¢ en lo que ocurra estos d¨ªas entre Than Shwe y Aung San Suu Kyi. El general ofreci¨® reunirse con la l¨ªder de la disidencia, en arresto domiciliario, pero sus condiciones son inasumibles para alguien que est¨¢ pidiendo la llegada de la democracia: que deje de protestar y que deje de hacer llamamientos a la comunidad internacional para que imponga sanciones econ¨®micas a Birmania.
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