Cur¨® a la ni?a parti¨¦ndole el coraz¨®n
El hospital La Fe de Valencia recompone el ¨®rgano cardiaco de una ni?a que presentaba una grave enfermedad cong¨¦nita
La peque?a Cristina Raducan ha perdido el color azul. La ni?a naci¨® hace tres a?os en Alzira (Valencia), de padres rumanos, con una grave cardiopat¨ªa cong¨¦nita (transposici¨®n de grandes arterias), por la que la posici¨®n natural de las arterias del coraz¨®n aparece invertida, lo que reduce considerablemente su esperanza de vida. Cristina fue sometida el 16 de julio en el hospital La Fe de Valencia a una nueva t¨¦cnica quir¨²rgica, llamada Nikaidoh, que consiste en volver a colocar cada parte del coraz¨®n en el lugar en el que deber¨ªa estar. Ayer se encontraba en casa en buen estado de salud. "Te digo de verdad", comentaba Gabriel Floriel Raducan, su padre, "que le han dado otra vida. O mejor dicho, no la ten¨ªa y se la han dado".
La transposici¨®n de grandes arterias provoca una disminuci¨®n del ox¨ªgeno que circula por la sangre. De ah¨ª que las manos y el rostro tomen un color azulado. Los chavales que la padecen presentan dificultad para respirar, se cansan pronto y tienen complicado llegar a la edad adulta. Con las t¨¦cnicas anteriores, declar¨® Jos¨¦ Mar¨ªa Caffarena, jefe de la unidad de Cirug¨ªa Cardiaca de La Fe, "un ni?o puede llegar a necesitar hasta tres operaciones en los primeros 15 a?os de vida, que cuentan con un alto riesgo de mortalidad".
La calidad y esperanza de vida de Cristina, conf¨ªa Caffarena, se acercar¨¢ "mucho al de una persona normal, mientras que con el anterior tratamiento la supervivencia a los 10 a?os de esta patolog¨ªa, libre de intervenciones y de complicaciones, se sit¨²a entre el 30% y el 40% de los casos".
Hace unas semanas, la familia Raducan se traslad¨® a vivir a una casa de una planta del barrio Carbonaire, en La Vall d'Uix¨® (Castell¨®n). Una zona en la que sol¨ªan vivir obreros del calzado y que ahora aloja en buena parte a trabajadores inmigrantes que, como Gabriel Floriel y su esposa Carmen, viven de recoger naranjas. Los dos tienen 21 a?os y llegaron hace seis a Espa?a, donde ya estaban instalados varios familiares.
Cristina, que soport¨® una operaci¨®n de seis horas y tuvo cuatro el coraz¨®n parado, ya no est¨¢ azul, no se cansa y ha empezado a caminar. Ha recuperado la movilidad de la pierna izquierda, perdida temporalmente tras la intervenci¨®n. "La memoria es la misma, pero de alegr¨ªa es diferente, se le nota m¨¢s alegre", dec¨ªa ayer su padre.
Antes de la operaci¨®n, del ventr¨ªculo izquierdo de Cristina sal¨ªa la arteria pulmonar, y del derecho, la aorta, cuando deber¨ªa ocurrir lo contrario. La peque?a presentaba tambi¨¦n problemas de comunicaci¨®n interventricular y una obstrucci¨®n grave en la entrada de la sangre a los pulmones. La t¨¦cnica Nikaidoh no es nueva en Espa?a, al contrario de lo que afirm¨® el domingo la Generalitat valenciana. Se utiliz¨® en marzo en el hospital Virgen del Roc¨ªo de Sevilla, pero los especialistas siguen consider¨¢ndola muy innovadora.
Las t¨¦cnicas anteriores utilizaban "complejas tunelizaciones, parches y conductos prot¨¦sicos fuera del coraz¨®n", indic¨® Caffarena. Pero no abordaban el problema de la posici¨®n de las arterias. El ventr¨ªculo izquierdo cumple, en condiciones normales, la misi¨®n de mandar la sangre a la aorta y de ah¨ª a todo el cuerpo. Y es por ello mucho m¨¢s potente que el derecho, que debe enviar la sangre a los pulmones. El ventr¨ªculo d¨¦bil aguanta en esos casos su nuevo cometido lo mejor que puede. Pero tiene un l¨ªmite, que podr¨ªa situarse en torno a los 20 a?os de la operaci¨®n, a partir del cual empieza a mostrar s¨ªntomas de fracaso. La Nikaidoh parece solucionar el problema. Los cirujanos cardiacos advierten, sin embargo, de que la eficacia de una t¨¦cnica tarda d¨¦cadas en demostrarse.
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