En la intimidad y la alegalidad

Son muchos los que siguen buscando, pero desde el a?o 2000 cerca de 1.000 familias han conseguido recuperar los cuerpos de sus seres queridos de las fosas comunes en las que fueron enterrados durante la represi¨®n franquista. Lo consiguieron agrup¨¢ndose en asociaciones, bajo un objetivo com¨²n -la recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica-, y arropados por un amplio grupo de profesionales (forenses, antrop¨®logos, psic¨®logos, investigadores...) que trabajaron gratis. El Estado apenas interven¨ªa. Si el ¨²ltimo acuerdo entre siete partidos sobre la Ley de Memoria sale adelante, el Ejecutivo tutelar¨¢ las exhumaciones y firmar¨¢ convenios de colaboraci¨®n para subvencionar a las entidades que participen en los trabajos.

"Hasta ahora, lo que hac¨ªamos era enviar una carta a las autoridades locales -subdelegado del Gobierno, Guardia Civil, juez de Instrucci¨®n...- solicitando en nombre de los familiares autorizaci¨®n para realizar una exhumaci¨®n. Nunca respond¨ªan, as¨ª que llegado el d¨ªa, comenz¨¢bamos la exhumaci¨®n sin ninguna oposici¨®n, pero en un marco de alegalidad", explica Francisco Etxeberria, antrop¨®logo forense que ha coordinado decenas de exhumaciones por toda Espa?a desde 2000. Recientemente, en A Fonsagrada (Lugo), una juez amenaz¨® con paralizar la exhumaci¨®n de 15 cad¨¢veres. Finalmente, se llev¨® a cabo y la Asociaci¨®n para la Recuperaci¨®n de la Memoria Hist¨®rica rescat¨® los cuerpos de 11 milicianos. Era la primera de las 90 fosas exhumadas por la Asociaci¨®n en la que se encontraba un obst¨¢culo. La norma, seg¨²n las asociaciones implicadas en las exhumaciones, era la indiferencia: ni oposici¨®n, ni autorizaci¨®n. Tampoco ayuda econ¨®mica.

Esa falta de subvenciones ha parado muchas de las excavaciones en el paso inmediatamente anterior al deseo de sus familiares: el an¨¢lisis de ADN. Antonio Onta?¨®n, presidente de la Asociaci¨®n H¨¦roes de la Rep¨²blica, de Santander, levant¨®, gracias a una colecta, nueve monolitos con los nombres de 850 republicanos enterrados en una fosa com¨²n en la capital c¨¢ntabra. Carmina Abelleira, de 70 a?os, hija de uno de ellos, agradeci¨® inmensamente aquel homenaje, pero como otros muchos familiares, aquel d¨ªa repet¨ªa que le faltaba algo: "?No pueden hacerle el an¨¢lisis de ADN para que pueda sacarlo de la fosa? ?Puedo enterrarlo con mi madre?".