Adi¨®s a un maestro y a un amigo
El pasado 24 de septiembre, fallec¨ªa inesperadamente Emilio Rodr¨ªguez Delbecq, profesor jubilado de la Escuela T¨¦cnica de Ingenier¨ªa Agr¨ªcola de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid. En el crematorio de La Almudena, entre acordes de m¨²sica cl¨¢sica y versos, se mezclaban los sentimientos de tristeza por su ausencia y la celebraci¨®n jubilosa por la muy especial presencia que tuvo en nuestras vidas.
Emilio pertenec¨ªa a la generaci¨®n que sufri¨® en su juventud el drama de la Guerra Civil y que tuvo que reconstruir casi todo. Bilba¨ªno de nacimiento, vivi¨® tambi¨¦n en Donostia y C¨®rdoba. Desde Andaluc¨ªa se incorpor¨® a la Jefatura Agron¨®mica de Le¨®n y, a principios de los a?os cincuenta, es nombrado profesor de la Escuela, entonces de Peritos Agr¨ªcolas, de Madrid.
Una parte muy importante de su vida la dedic¨®, con inteligencia y pasi¨®n, a "La Escuela" por antonomasia, como la conoc¨ªamos todos. Durante d¨¦cadas fue profesor titular de Industrias Agrarias. Particip¨® muy activamente en puestos directivos, fue el inspirador y gestor de algunas de sus m¨¢s importantes innovaciones, como el Centro Tecnol¨®gico de Enolog¨ªa o el Centro Tecnol¨®gico de L¨¢cteos. Amigo y compa?ero de mi padre, tuve el privilegio de conocerle y admirarle desde mi infancia.
Emilio ofreci¨® siempre a cuantos le conocimos una animada conversaci¨®n y en ella compart¨ªa con generosidad proyectos, preocupaciones y sue?os. Su pasi¨®n fue la formaci¨®n de mejores profesionales y sus muchos conocimientos, su amplia cultura y su calidad humana contribuyeron a que as¨ª fuera con promociones y promociones de alumnos.
Hace m¨¢s de 15 a?os expresaba con admirable sabidur¨ªa: "Ahora me doy cuenta, con tristeza, que el tiempo, y con ¨¦l nuestras propias vidas, ha pasado sin piedad velozmente. Yo me rebelo contra el mundo de nuestra generaci¨®n, que nos impidi¨® saborear con calma el inmenso placer de vivir, el de compartir serenamente nuestras inquietudes con los que tanto hemos querido. Nos ha faltado tiempo para nuestra familia y, m¨¢s a¨²n, para nuestros amigos. Tengo la sensaci¨®n de que los a?os han pasado en alocada carrera, concedi¨¦ndonos el tiempo justo para luchar por la supervivencia, s¨®lo en busca de objetivos inmediatos, sin un minuto para poder respirar profundamente, sin tiempo para contemplar asombrados todo lo bello y noble que exist¨ªa a nuestro alrededor".
Esa misma sabidur¨ªa le permiti¨® disfrutar de la jubilaci¨®n, vivir con intensidad los cambios por los que luch¨®, renovar cada d¨ªa su muy especial presencia como compa?ero, padre, abuelo, amigo y maestro.
Emilio, quienes te conocimos y disfrutamos de tu cari?o, tu amistad y tu magisterio, te mantenemos vivo en el recuerdo.
Josetxu Linaza, catedr¨¢tico de Psicolog¨ªa Evolutiva y de la Educaci¨®n de la Universidad Aut¨®noma de Madrid.
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