Cine 'gore'
Rajoy est¨¢ empe?ado en que seamos espa?oles al modo en que Arzalluz u Otegi son vascos. Lo grave del v¨ªdeo con el que el jefe de la oposici¨®n se ha convertido en la estrella de YouTube no es que trate de imitar al Rey en su mensaje de Navidad, sino que evoca a Carlos Arias Navarro en otra producci¨®n audiovisual de gran ¨¦xito tambi¨¦n en la historia de este pa¨ªs. No hay m¨¢s que comparar el tono de ambos y medir la cantidad de toxinas que despiden por fotograma para advertir lo que decimos. Pero, si a alguien le queda alguna duda, que proyecte sobre una s¨¢bana las im¨¢genes superpuestas de los dos ayatol¨¢s: la s¨¢bana deviene, a los 30 segundos, en un sudario. Cine gore, en fin, de una eficacia acojonante.
No es raro que todo esto coincida en el tiempo con la resistencia de los dirigentes del PP al intento de honrar la memoria de las v¨ªctimas del franquismo. Donde aseguran que esa ley hurga en heridas antiguas, conviene escuchar que no se les provoque. Conocemos muy bien la clase de patriotismo de los que se niegan a reprobar las dictaduras y sabemos que entre nosotros s¨®lo se grita viva Espa?a para liquidar a alg¨²n espa?ol que se resiste a ser espa?ol espa?ol a la manera en que otros se niegan a ser vascos vascos. Fusilar espa?oles en nombre de Espa?a es un rasgo de humor muy nuestro. Ah¨ª tienen a los obispos ordenando que se rece por el Rey mientras le aplican la picana en los medios de comunicaci¨®n de su propiedad.
Las costumbres, por b¨¢rbaras que sean, resultan muy dif¨ªciles de abolir. Todo esto de lo que hablamos est¨¢ muy en la tradici¨®n de la Iglesia y del patriotismo con halitosis. Torquemada pronunciaba una jaculatoria cada vez que apretaba la tuerca del potro en el que agonizaba un pobre infeliz partidario de la doble circulaci¨®n de la sangre. Destrozaba fr¨ªamente su cuerpo al tiempo que rezaba por su alma sin advertir en ello contradicci¨®n alguna (Rouco, seguramente, no entiende de qu¨¦ se queja el Rey). Ahora mismo acaban de condenar a cadena perpetua en Argentina a un cura que torturaba a los detenidos sin dejar de pedir por su salvaci¨®n. Quiere decirse que el v¨ªdeo de Rajoy, como las humoradas de los obispos, nos har¨ªan gracia si no tuvi¨¦ramos memoria (hist¨®rica).
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