Mil facetas
CAAC Avenida de A. Vespucio, s/n Isla de la Cartuja. Sevilla Hasta el 9 de diciembre
La animaci¨®n, h¨¢gase con dibujos, objetos o figuras infogr¨¢ficas, posee lenguaje y l¨®gica propios. Gracias a su relativa abstracci¨®n, la animaci¨®n, como la caricatura, se presta a la lectura de chicos y grandes, y posee una capacidad de connotaci¨®n que posibilita el discurso pol¨ªtico, la cr¨ªtica cultural o la sugerencia po¨¦tica. As¨ª se advierte en esta ambiciosa muestra que incorpora a sesenta autores y se extiende por casi todo el Monasterio de la Cartuja. La adecuaci¨®n al entorno es una de sus virtudes: en el antiguo refectorio, las formas geom¨¦tricas de azulejos y artesonado sintonizan perfectamente con los ideogramas de Takasui Ishida y con el geometrismo de Adel Abdessemed. Lo mismo ocurre con la videoinstalaci¨®n de Federico Guzm¨¢n y con el Emotive project, una ir¨®nica pieza, de Andi Rivas y Ra¨²l G¨®mez, a la vez mec¨¢nica e ¨ªntima, situada en la capilla de la Magdalena.
Pero el valor decisivo de la muestra es su amplitud. ?lvarez Reyes, su comisario, ha logrado trazar un extenso horizonte temporal y geogr¨¢fico. Incorpora autores cl¨¢sicos, como Segundo de Chom¨®n, las sombras de Lotte Reininger, los dibujos de Bob Clampett o trabajos cr¨ªticos de Norman Maclaren, y los sit¨²a en el panorama de la animaci¨®n actual formado por diferentes culturas. No es casual que sendos mapas abran y cierren la muestra: comienza con el de Cristina Lucas, que se?ala la geograf¨ªa de la violencia, y concluye con el Mundo in¨²til, una doble proyecci¨®n de Carlos Amorales.
Entre ambos, el canto a
la vida y la materia del Ulises de Kentridge, el juego interactivo de Shilpa Gupta, la instalaci¨®n de Zhou Xiaohu sobre el valor de la imagen de masas, las aventuras on¨ªricas de Curro Gonz¨¢lez, la reflexi¨®n sobre el Gran Vidrio de Txuspo Poyo o las iron¨ªas er¨®ticas de Joji Koyama. Menci¨®n aparte merecen las numerosas obras de corte pol¨ªtico. La animaci¨®n se presta al discurso ideol¨®gico, precisamente por su relativa autonom¨ªa. Pero si la factor¨ªa Disney invirti¨® esas posibilidades en educar para la guerra fr¨ªa, hoy abundan los enfoques cr¨ªticos. Nathalie Djurberg, Jan Svankmajer, Sheila M. Sofian o Gili Doley lanzan dardos que hacen pensar, vali¨¦ndose frecuentemente de algo tan dif¨ªcil como el humor.
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