Estados Inciertos
Hace casi tres d¨¦cadas, la performer Laurie Anderson -creo-, una de las m¨¢s combativas del panorama neoyorquino de los primeros ochenta, planteaba una cuesti¨®n aguda e inc¨®moda como todas las suyas: qu¨¦ otro pa¨ªs, adem¨¢s de Estados Unidos, comienza su himno nacional con una pregunta. Aunque claro, aqu¨¦llos eran en Nueva York a?os radicales en los que, pese al despliegue de sus hegemon¨ªas art¨ªsticas que se iban instalando por el mundo y que llegar¨ªan a hastiar m¨¢s de novedad que de repetici¨®n, se trabajaba desde propuestas conceptualizantes o sobre planteamientos que no ten¨ªan muy en cuenta al mercado y sus exigencias.
Eran a?os en los cuales los creadores y te¨®ricos (norte)americanos revisaban su canon cr¨ªticamente y exportaban lo que quiz¨¢s deber¨ªa exportarse cada vez: la propia imagen hecha a?icos, la pregunta inc¨®moda que subvierte el emblema de la identidad nacional. Entonces se pensaba que el futuro estaba todo por delante y que hab¨ªa que ser dr¨¢sticos. Y se le¨ªa vorazmente la revista October que publicaba a Anderson y no hac¨ªa concesiones: as¨ª deb¨ªa narrarse el mundo. Qui¨¦n hubiera dicho que aquella revista prodigiosa de finales de los setenta acabar¨ªa por despe?arse hacia las posiciones maximalistas y hasta neocoloniales de Arte despu¨¦s de 1900, libro editado por miembros de su consejo de redacci¨®n y puesto en tela de juicio desde los foros internacionales m¨¢s prestigiosos. Porque frente a este claro producto de finales de los ochenta, publicado a destiempo, la pregunta parec¨ªa obvia: ?de verdad puede alguien creer que no ha habido sino arte (norte)americano en las ¨²ltimas d¨¦cadas?
Justo en esta paradoja, la innegable fuerza de las propuestas art¨ªsticas desde Estados Unidos entre los cincuenta y los ochenta y su "muerte de ¨¦xito" y posterior reiteraci¨®n, manipulaci¨®n y asunci¨®n pazguata y tard¨ªa desde determinados sectores con escasas y atrasadas informaciones, podr¨ªa encontrarse la g¨¦nesis de una de las exposiciones m¨¢s comentadas del pasado a?o: Uncertain State of America.
El elocuente t¨ªtulo -donde la letra "U" de United (unidos) hab¨ªa sido sustituida por "Uncertain" (inciertos)- y subt¨ªtulo -Arte americano en el tercer milenio-, resum¨ªan las intenciones tras el proyecto, puntualizadas por los tres comisarios europeos -Kvaran, Birnbaum y Hans Ulrich Obrist-, demostrar c¨®mo EE UU no eran s¨®lo "inciertos, sino muchos".
Todo en la muestra trataba de invertir los circuitos oficiales: desde el punto de partida, el Bard College -con uno de los m¨¢s reputados programas de comisariado- hasta el lugar donde se inauguraba, el Museo Astrup Fearnley de Oslo; pasando por el m¨¦todo de desarrollo de la propuesta -revisiones de cientos de dosieres y visitas a m¨¢s de 500 estudios de j¨®venes artistas en Estados Unidos, t¨ªpica f¨®rmula curatorial a la hora de emprender grandes proyectos internacionales, sobre todo cuando hay implicados pa¨ªses fuera del circuito, "perif¨¦ricos". En este particular radicaba sin duda lo m¨¢s interesante del proyecto: se hab¨ªa "exotizado" el arte (norte)americano.
Y no s¨®lo. Tras la propuesta viv¨ªa agazapado el intento de invertir cierta escenograf¨ªa reiterada desde las bienales del Whitney, cuya relevancia, en especial durante los ochenta y primeros noventa, fue innegable en el mundo del arte neoyorquino a la hora de adelantar y hasta configurar las tendencias en cada temporada. Al presentar un arte americano y joven, Estados inciertos de Am¨¦rica desvelaba un ataque frontal hacia la bienal del Whitney de ese mismo a?o que, comisariada a su vez por europeos, hab¨ªa apostado por la presencia transatl¨¢ntica y de mezcla generacional, qui¨¦n sabe si esperando exorcizar la p¨¦rdida de credibilidad del evento tras ediciones de cr¨ªticas y reproches o hasta de revisar la fama neocolonialista del arte norteamericano en los ¨²ltimos a?os. Y pese a todo, ambas propuestas, incluso desde sus supuestas diferencias de planteamiento, esbozaban una duda en todos aquellos que las analizaban sin pasiones: ?de verdad era imprescindible crear un "arte (norte)americano" compacto, incluso en su multiplicidad, igual que ocurriera en tiempos de Jakson Pollock y fueran cuales fueran las estrategias de presentaci¨®n y representaci¨®n?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.