La venganza de Catalu?a
Hace ya un mes recib¨ª una invitaci¨®n a un acto cultural de la Delegaci¨®n de la Generalitat de Catalunya en Madrid con el texto escrito s¨®lo en catal¨¢n y no en catal¨¢n y castellano, las lenguas usadas siempre por la Delegaci¨®n, y al instante me estall¨® un polvor¨ªn de indignaci¨®n que, a los 15 segundos, reconduje por la v¨ªa de la sensatez.
Ard¨ªa entonces la pol¨¦mica sobre la invitaci¨®n oficial de escritores de lengua catalana, con exclusi¨®n de los de lengua castellana, a la Feria de Francfort, y el envite desat¨® en m¨ª un vendaval de preguntas: ?no es el castellano lengua cooficial en Catalu?a?; ?no representa el Gobierno de la Generalitat a todos los catalanes, incluidos esos muchos miles de ciudadanos catalanes que s¨®lo hablan castellano?; ?no es Blanquerna, el Centro Cultural de la Delegaci¨®n de Catalunya en Madrid, de la calle Alcal¨¢, 44, un ejemplo para el mundo por sus magn¨ªficas actividades?
Aquel r¨¦gimen decidi¨® enterrar el catal¨¢n, el vasco y el gallego y gener¨® odio
M¨¢s a¨²n: ?no es Blanquerna -nombre de un personaje del Llibre d'Evast e Blanquerna, de Ram¨®n Llull- una maravillosa librer¨ªa que ofrece al cliente miles de t¨ªtulos escritos en varios idiomas y donde se organizan unos excelentes cursos de catal¨¢n?
Y una pen¨²ltima pregunta: ahora que el embajador de Grecia en Espa?a, Georgios Gabrielides, y el presidente de Correos, Jos¨¦ Dami¨¢n Domingo Mart¨ªn, acaban de presentar en la sede de la Embajada de Grecia, de la avenida del Doctor Arce, la emisi¨®n conjunta de sellos Espa?a-Grecia dedicada a la Arqueolog¨ªa Mediterr¨¢nea, ?no es tambi¨¦n el momento de recordar que precisamente un eficac¨ªsimo empleado -de nombre de pila Luis, como la madrile?a Red de San Luis- de la librer¨ªa Blanquerna tiene un gato al que bautiz¨® con el nombre de Cavafis, el poeta m¨¢s importante que ha dado Grecia desde los d¨ªas de la Grecia antigua?
Este gato prodigioso, por cierto, ma¨²lla el primer verso del poema cavafiano Esperando a los b¨¢rbaros en tres idiomas: en castellano -?Qu¨¦ esperamos reunidos en la plaza?-, en catal¨¢n -?Qu¨¨ esperem a la pla?a tanta gent reunida?- y en griego -Ti perim¨¦nume stin agor¨¢ sunazrismeni? -.
Pero el polvor¨ªn de indignaci¨®n lo sofoqu¨¦ r¨¢pido pensando en lo que debi¨® de ser para miles de catalanes de los a?os cuarenta y cincuenta sufrir la humillaci¨®n de ver su propia lengua pisoteada por el matonismo del r¨¦gimen franquista.
Aquel r¨¦gimen decidi¨® enterrar el catal¨¢n, el vasco y el gallego y gener¨® un odio y un resentimiento cuyas huellas hoy sufrimos en los catalanes, vascos y gallegos m¨¢s intransigentes.
Hablar de los a?os cuarenta y cincuenta es hablar de una de las censuras m¨¢s atroces sufridas nunca por un pa¨ªs aterrorizado por un Estado de pistoleros y una Iglesia cat¨®lica especializada en la alegre pr¨¢ctica de envenenar conciencias.
Voy al teatro de La Abad¨ªa, all¨¢ por la glorieta dedicada a don Francisco de Quevedo, donde Juan Cruz, junto con N¨²ria Espert, Jos¨¦ Luis G¨®mez y la editora Mar¨ªa Silveyro, presenta su soberbio libro Nuria.
Este libro recoge una conversaci¨®n a fondo de Juan Cruz con esta primer¨ªsima actriz catalana. N¨²ria Espert deja ver su coraz¨®n al desnudo. Impresiona la verdad con la que habla. De Madrid dice N¨²ria Espert que en todas sus puertas habr¨ªa que poner un letrero que dijera con letras de oro: "Madrid: la ciudad m¨¢s acogedora del mundo".
Respondamos al error ling¨¹¨ªstico en la invitaci¨®n de la mencionada Delegaci¨®n y a la venganza ling¨¹¨ªstica de Catalu?a en Francfort, como recomendaba, en el siglo XIX, responder el poeta griego Calvos a las heridas de una injuria: respondamos con la mayor simpat¨ªa: ?Visca Catalunya! Juan Cruz, que es del Bar?a, hasta cuando le pisan un pie, grita ?Visca el Madrid!, digo, ?Visca el Bar?a!
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