Un desaf¨ªo ¨¦tico

No es la primera vez que el Nobel de la Paz recae sobre personas comprometidas con el medioambiente: recordamos a Wangari Matthai, la destacada l¨ªder africana que tanto esfuerzo dedica a frenar el avance del desierto, al tiempo que ofrece un trabajo digno a las mujeres que aprenden a plantar y a mantener nuevos bosques.

Este a?o, se premia a Al Gore por su notable tarea de divulgaci¨®n sobre el cambio clim¨¢tico, as¨ª como al presidente del Panel Intergubernamental de Cambio Clim¨¢tico (IPCC) de Naciones Unidas, por el avance cient¨ªfico en esta materia. Y es que la violencia contra la naturaleza se traduce, antes o despu¨¦s, en violencia contra los seres humanos, afectando en particular, a los m¨¢s desfavorecidos. La lucha contra el cambio clim¨¢tico resulta imprescindible en la batalla por la paz a escala planetaria. El propio Pent¨¢gono lo ha definido ya como la principal amenaza contra la seguridad mundial. Por eso, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas celebr¨® este a?o una reuni¨®n monogr¨¢fica sobre este tema.

A la misma convicci¨®n responde la reciente convocatoria del secretario general de la ONU, dirigida a impulsar una respuesta pol¨ªtica al m¨¢s alto nivel y mucho m¨¢s decidida en la lucha mundial contra el cambio clim¨¢tico.

Considero que la concesi¨®n del Nobel de la Paz a Al Gore va a reforzar, tambi¨¦n aqu¨ª, en Espa?a, la necesaria concienciaci¨®n sobre el alcance del cambio clim¨¢tico. Tambi¨¦n espero que suponga un eficaz toque de atenci¨®n para quienes consideran esta cuesti¨®n como una moda o una alarma injustificada, en lugar de entenderla como un desaf¨ªo ¨¦tico y un formidable incentivo para un desarrollo m¨¢s inteligente, m¨¢s saludable y m¨¢s duradero.

Cristina Narbona es ministra de Medio Ambiente