"El narcoestado so?ado por Escobar tiene m¨¢s vigencia que nunca"
Virginia Vallejo, ex amante del capo de la droga, arremete contra el presidente colombiano, ?lvaro Uribe, desde su refugio
La figura del narcotraficante Pablo Escobar, abatido hace 14 a?os, sacude todav¨ªa a la clase pol¨ªtica colombiana. Virginia Vallejo, de 57 a?os, novia-amante durante m¨¢s de un lustro del jefe del Cartel de Medell¨ªn, la organizaci¨®n criminal m¨¢s poderosa que ha actuado en Colombia, ha roto un largo silencio para hablar del pasado y el presente de su pa¨ªs. "El silencio me salv¨®. Soy el ¨²nico superviviente, los dem¨¢s est¨¢n muertos", dice. En el libro Amando a Pablo, odiando a Escobar (Random House Mondadori), Vallejo arremete contra destacados l¨ªderes pol¨ªticos a quienes atribuye estrechos v¨ªnculos con el gran capo de la droga.
Refugiada en Estados Unidos a la espera de obtener asilo pol¨ªtico, Virginia Vallejo concedi¨® una larga entrevista a EL PAIS, la primera desde su salida de Colombia hace m¨¢s de un a?o. Desaparecida de escena desde hac¨ªa m¨¢s de una d¨¦cada, en la que proliferaron chismes y rumores de la peor especie, la presentadora de televisi¨®n, reportera, modelo y actriz vuelve a la palestra como un testigo inc¨®modo para los pol¨ªticos colombianos. El presidente, Alvaro Uribe V¨¦lez, se ha apresurado a rechazar las acusaciones del libro de Vallejo.
Pablo dec¨ªa: "Si no fuera por el muchacho [Uribe] nadar¨ªamos hasta Miami para llevar la droga"
"El destino en mi pa¨ªs ser¨ªa la tortura y la muerte. Uribe me declar¨® la guerra"
"El narcoestado so?ado por Pablo Escobar tiene hoy m¨¢s vigencia que nunca en Colombia", dice la diva de los a?os 80. "Los narcotraficantes prosperaron en Colombia no porque fueran unos genios, sino porque los presidentes eran muy baratos", dice Vallejo, y menciona tres nombres como los narcopresidentes: Alfonso L¨®pez Michelsen, Ernesto Samper y ?lvaro Uribe.
Del actual presidente de Colombia, ?lvaro Uribe, Vallejo dice que el jefe del Cartel de Medell¨ªn lo idolatraba. Asegura que el gobernante, en su etapa de director de la Aeron¨¢utica Civil (1980-1982) "concedi¨® docenas de licencias para pistas de aterrizaje y centenares para los aviones y helic¨®pteros sobre los que se construy¨® toda la infraestructura del narcotr¨¢fico".
"Pablo sol¨ªa decir: 'si no fuera por este muchacho bendito tendr¨ªamos que estar nadando hasta Miami para llevar la droga a os gringos. Ahora, con nuestras propias pistas no nos para nadie. Pista propia, aviones propios, helic¨®pteros propios...' Sacaban la mercanc¨ªa hasta Cayo Norman, en las Bahamas, cuartel de las operaciones de Carlos Lehder, y de all¨ª a Miami, sin problemas". Virginia Vallejo est¨¢ dispuesta a defender p¨²blicamente y ante un detector de mentiras todo lo escrito y declarado.
Fueron los a?os dorados de Pablo, los Ochoa, Gonzalo Rodr¨ªguez Gacha el Mexicano, Lehder.
Transportaban hasta 300 kilos de coca¨ªna por hora y d¨ªa. Estaban en el lugar perfecto a la hora perfecta, aunque al final todos tuvieron un destino tr¨¢gico. En tres a?os estos tipos pasaron de ser lijadores de l¨¢pidas, desvalijadores de autom¨®viles, a tener fortunas de 3.000 millones de d¨®lares. "Cuando conoc¨ª a Pablo no sab¨ªa que ten¨ªa tanto dinero. Me enter¨¦ por las revistas Forbes y Fortune que lo situaban como el s¨¦ptimo hombre m¨¢s rico del mundo", comenta Vallejo.
Otro episodio que ilustra los supuestos v¨ªnculos entre Uribe y Escobar es la muerte de Alberto Uribe Sierra, padre del presidente, en 1983, a manos del quinto frente de la guerrilla de las FARC. "Pablo quer¨ªa mucho a Alvarito", explica la ex novia de Escobar. "Cuando las FARC mataron al padre de Uribe en un intento de secuestro, Pablo les envi¨® un helic¨®ptero para recoger los restos. El hermano, Santiago, se estaba desangrando. Se encontraban en una hacienda lejana de Medell¨ªn, donde no hab¨ªa ni helic¨®pteros ni infraestructura aeron¨¢utica de ning¨²n tipo. Pablo dio la orden de enviar el helic¨®ptero. Me lo cont¨® unos d¨ªas despu¨¦s. Sinti¨® mucho aquella muerte. Estaba muy triste. Me dijo: 'Quien crea que esto es un negocio f¨¢cil, est¨¢ muy equivocado. Esto es un reguero de muertos. Todos los d¨ªas tenemos que enterrar amigos, socios y parientes. Me dijo que ¨¦l tambi¨¦n pod¨ªa ser uno de los muertos, y me pregunt¨® si estar¨ªa dispuesta a escribir su historia'".
Seg¨²n el National Security Archive, un grupo de investigaci¨®n no gubernamental basado en la George Washington University, ?lvaro Uribe fue un amigo cercano de Pablo Escobar, que colabor¨® con el Cartel de Medell¨ªn. El mismo grupo de investigaci¨®n difundi¨® una lista de los narcotraficantes colombianos m¨¢s importantes en 1991, elaborada por los servicios de inteligencia estadounidenses, en la que Escobar ocupaba el puesto 79 y Uribe el 82.
Antes de escapar de Colombia, Virginia Vallejo intent¨® dar su testimonio en el juicio contra el ex ministro de Justicia Alberto Santofimio, acusado de ser el inductor del asesinato del candidato presidencial liberal Luis Carlos Gal¨¢n, en 1989. "Mi testimonio habr¨ªa involucrado a toda la clase pol¨ªtica de Colombia", asegura. Sospechosamente, la etapa de exposici¨®n de pruebas se cerr¨® con una rapidez inusual, y la declaraci¨®n de Virginia Vallejo se difundi¨® en televisi¨®n pero no se incorpor¨® al sumario. Santofimio fue condenado el jueves pasado a 24 a?os de prisi¨®n por homicidio con fines terroristas.
La planificaci¨®n y financiaci¨®n del crimen fueron atribuidas a Pablo Escobar, jefe del Cartel de Medell¨ªn. Seg¨²n la antigua novia del narcotraficante, Santofimio era el candidato de Escobar para las elecciones presidenciales y el enlace del capo con los jerarcas del Partido Liberal, "sobretodo con el ex presidente L¨®pez Michelsen, el hombre m¨¢s poderoso de Colombia hasta el a?o pasado, cuando muri¨® a los 94 a?os".
Vallejo asegura que en su presencia "Santofimio instig¨® por lo menos en tres ocasiones a Pablo
a eliminar a Luis Carlos Gal¨¢n". "Lo cont¨¦ en julio pasado al diario Miami Herald. A los pocos d¨ªas, el diario El Tiempo y el Partido Liberal cerraron filas en torno a Santofimio, para proteger al hombre que conoce el precio de toda la clase pol¨ªtica de Colombia".
Virginia Vallejo huy¨® de su pa¨ªs con ayuda norteamericana. A las 6 de la ma?ana del 18 de julio de 2006, tres veh¨ªculos blindados armados con ametralladoras de la Embajada de Estados Unidos en Bogot¨¢ la trasladaron desde su casa al aeropuerto. Poco despu¨¦s un avi¨®n de la DEA, la agencia antidrogas de EE UU, despegaba rumbo a Miami. "Fui a la Embajada de EE UU, me reun¨ª con el agregado del Departamento de Justicia, Jerry MacMillan, a quien ofrec¨ª cooperaci¨®n en el juicio a los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela , que iba a empezar seis semanas despu¨¦s en Estados Unidos. El funcionario abri¨® sus ojos como platos cuando oy¨® que era amante de Escobar".
En Miami la interrogaron durante cinco d¨ªas. En el juicio a los Rodr¨ªguez Orejuela hab¨ªa congelada una fortuna de 2.100 millones de d¨®lares. En contra de lo que han publicado diversos medios informativos, Virginia Vallejo no disfruta de la condici¨®n de testigo protegido en EE UU. "Finalmente me dijeron, usted no nos sirve para el caso de los Rodr¨ªguez Orejuela, la vamos a devolver a Colombia. Le he explicado c¨®mo corrompieron a la clase pol¨ªtica y a dos presidentes de la Rep¨²blica. ?No les sirve esto? Me exprimieron como una naranja, les entregu¨¦ todos los nombres de los pol¨ªticos comprometidos con el narco, les habl¨¦ de la relaci¨®n de Uribe con Escobar... Me dijeron que nada de eso les serv¨ªa en el proceso a los Rodr¨ªguez Orejuela. Que me enviar¨ªan de regreso a mi pa¨ªs y me proteger¨ªa el fiscal colombiano. Yo les dije que no, que la esposa del contable de los Rodr¨ªguez Orejuela estaba muerta por haberse montado ¨¦l en un avi¨®n de la DEA. Les dije que me quedaba en Miami y ped¨ª asilo pol¨ªtico". Los tr¨¢mites pueden durar a?os. Mientras tanto, la presentadora de televisi¨®n no puede salir de territorio estadounidense. "Mi destino en Colombia ser¨ªa la tortura y la muerte. Uribe me declar¨® la guerra a trav¨¦s de todos los micr¨®fonos".
En el ¨¢tico de un rascacielos de 37 pisos, con una vista espectacular a la bah¨ªa de Miami, la ex diva colombiana muestra algunas revistas en las que ocup¨® la portada, -Bazaar, Cosmopolitan, Al d¨ªa-, y fotos de los a?os felices en las que aparece con lo m¨¢s granado de la alta sociedad colombiana y con Pablo Escobar. Son recuerdos de una ¨¦poca dorada cuando era la presentadora m¨¢s conocida y m¨¢s bella de la televisi¨®n, como una carta breve de su amante: "Virginia, no pienses que si no te llamo no te extra?o mucho. No pienses que si no te veo no siento tu ausencia".
Vallejo trabaj¨® desde 1972 a 1994 como periodista, reportera o entrevistadora. Durante tres a?os tuve mi propia productora, TV Impacto (1981-83), "una ¨¦poca negra para captar publicidad, en la que perdimos mucho dinero, el equivalente a 250.000 d¨®lares. Pablo pag¨® de un plumazo esta deuda, cuando se enamor¨® de m¨ª".
"En aquella ¨¦poca", recuerda, "era un parlamentario de provincias, de extracci¨®n popular, y yo era una estrella y una diva de la alta sociedad y la mujer m¨¢s famosa de Colombia. Para ¨¦l fue un gran honor que yo le dedicara una hora de mi programa. Yo no sab¨ªa nada del narcotr¨¢fico ni de las grandes fortunas".
La relaci¨®n con el jefe del Cartel de Medell¨ªn trunc¨® su exitosa carrera. Empezaron las llamadas an¨®nimas y las calumnias, al mismo ritmo que perd¨ªa programas de televisi¨®n y contratos publicitarios. "Llegaron a publicar que la esposa de Escobar me hab¨ªa desfigurado la cara".
?Por qu¨¦ ha decidido hablar despu¨¦s de 20 a?os de silencio, cuando ¨¦ste ha sido su mejor protecci¨®n? "Mi misi¨®n es contar la historia para que la nueva generaci¨®n de colombianos sepa lo que ocurri¨®". Pero, por qu¨¦ ahora. "Porque se conjugaron cuatro procesos judiciales simult¨¢neamente, es como una cuesti¨®n del destino. Estaba el proceso en curso por el magnicidio de Luis Carlos Gal¨¢n contra Alberto Santofimio Botero; la Comisi¨®n de la Verdad investigando el ataque al palacio de Justicia de 1985; hab¨ªa un proceso en EE UU contra los jefes del Cartel de Cali, los hermanos Rodr¨ªguez Orejuela, y hab¨ªa otro proceso tambi¨¦n en Estados Unidos contra los due?os de la multinacional que me hab¨ªa despojado de todo mi patrimonio. Yo era el testigo clave en cuatro procesos gigantescos, dos de ellos magnicidios hist¨®ricos en Colombia y dos procesos enormes en Estados Unidos".
Durante 20 a?os le ofrecieron todo el dinero del mundo para que hablara de Pablo Escobar. Muchos periodistas quer¨ªan escribir la historia de Virginia Vallejo con el jefe del Cartel de Medell¨ªn. "Yo les dec¨ªa que la historia la escribir¨ªa cuando quisiera. He escrito lo que viv¨ª, ¨¦sta no es la historia de Pablo Escobar, es mi historia con Pablo y con otros hombres. Es mi autobiograf¨ªa", afirma.
"Pablo me hizo la mujer m¨¢s feliz del mundo. A pesar de que nunca viajamos juntos, nunca fuimos a Par¨ªs, nunca fuimos a las Seychelles, nunca me llev¨® a Cartier a comprar diamantes... Nos ve¨ªamos en el hotel Intercontinental de Bogot¨¢, en mi apartamento o en el suyo de Medell¨ªn. Ya despu¨¦s en la selva, era como ir a ver al Che Guevara en la selva boliviana".
El homicidio del ministro Rodrigo Lara Bonilla, en 1984, cambi¨® la relaci¨®n de los amantes. "Nunca reconoci¨® este crimen. Tampoco le pregunt¨¦. ?l sab¨ªa que yo sab¨ªa. La persecuci¨®n que Lara desat¨® contra Pablo fue infernal y acab¨® con nuestra luna de miel y nuestra tranquilidad, hasta que se produjo la incautaci¨®n de los laboratorios del Yar¨ª, de 1.000 millones de d¨®lares (700 millones de euros). Esto Pablo no se lo perdon¨® y orden¨® matar a Lara Bonilla. Nos separamos y dejamos de vernos durante un a?o. Luego me dijo que iba a masacrar a mi pa¨ªs y que reemplazar¨ªa las balas por dinamita. Se volvi¨® un monstruo despu¨¦s de nuestra separaci¨®n, cuando desat¨® la guerra del narcoterrorismo. Se convirti¨® en mi enemigo, porque no quer¨ªa escribir su versi¨®n del asalto al Palacio de Justicia, ni su biograf¨ªa apolog¨¦tica y porque quer¨ªa irme de Colombia. Ya no era el hombre al que hab¨ªa amado con locura".
Fue una relaci¨®n que combin¨® pasi¨®n con una vida espartana y dura. Escobar entren¨® a su amante para situaciones peligro extremo. Tienes muchos enemigos y tienes que aprender a defenderte y aprender a matarte si son m¨¢s de cuatro. Me entreg¨® una pistola".
Pero cuando mira hacia atr¨¢s no se arrepiente de aquella relaci¨®n. "Lo am¨¦ m¨¢s que todas las mujeres que haya podido tener y lo odi¨¦ m¨¢s que todas las v¨ªctimas juntas", concluye Virginia Vallejo. "Hoy tengo todas las perspectivas posibles sobre Pablo. Ahora lo tengo claro, mi ¨²nico lugar es estar con las v¨ªctimas. Pas¨® la ¨¦poca del amor, del odio y el terrorismo. El libro es como una catarsis que recuerda al amor que compartimos, luego el terror y luego el perd¨®n, hasta que pueda convertirme en la portavoz de las v¨ªctimas. Escobar arm¨® un tinglado de corrupci¨®n que dura hasta hoy y se extiende a M¨¦xico y a toda el ¨¢rea caribe?a".
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