Joan Sans Sicart, un anarquista de la vieja escuela
Combati¨® por la libertad en Catalu?a durante la Guerra Civil y se exili¨® en Toulouse
Los anarquistas de 1936 ten¨ªan un bello lema: "La libertad no se da, se toma". Algunos se entregaron a ¨¦l y decidieron que val¨ªa la pena intentar ser libre. Para ellos, entre los que se cont¨® Joan Sans Sicart, fallecido el pasado 30 de septiembre en Toulouse (Francia), la libertad era la de hoy. Porque afirmaban que una de las principales trampas del capitalismo es comprar el hoy a cambio de la libertad de ma?ana. Como si no fuera evidente que siempre habr¨¢ un ma?ana que comprar con la dependencia de hoy.
Joan Sans viv¨ªa en la ciudad de Toulouse (muy cerca de donde lo hizo hasta su muerte Federica Montseny, de quien fue su secretario). Y en su casa guardaba amorosamente la bandera de la 26? Divisi¨®n, sucesora directa de la Columna Durruti, en honor de uno de los dirigentes anarquistas que muri¨® en el frente de Madrid, en un episodio confuso, intentando evitar que la rebeli¨®n fascista de 1936 acabara con su libertad.
Sans fue un anarquista de vieja escuela; es decir, partidario de la supresi¨®n de las patrias, y convencido de que las fronteras son m¨¢s fruto de los intereses de la burgues¨ªa que de la naturaleza de las cosas.
Movilizado tras la sublevaci¨®n del general Francisco Franco, fue destinado primero a Cadaqu¨¦s y luego nombrado comisario del Batall¨®n de Choque de la 26? Divisi¨®n. Hay quien ha escrito que particip¨® en la defensa de Catalu?a. Pero ¨¦l hubiera rechazado esa descripci¨®n.
Luch¨® en defensa de la libertad y de la clase obrera. Porque Sans Sicart estaba convencido de la existencia de las clases sociales, entendidas en el sentido anarco-comunista del t¨¦rmino: agrupaciones voluntarias de personas con intereses comunes frente a otras con intereses contradictorios.
La rebeli¨®n facciosa le pill¨® con 21 a?os. Cuando march¨® al exilio, ten¨ªa 24. En medio quedaron sus luchas en los frentes del Ebro y del Segre. Es decir, en los confines de Catalu?a, pero ¨¦l entendi¨® siempre que era en los l¨ªmites de la libertad.
Deja una obra que es testimonio de una esperanza ilusionada, de una convicci¨®n en la capacidad del hombre para cambiar el mundo y abolir la explotaci¨®n.
Su ¨²ltimo texto fue El dia de les sirenes. El triomf anarquista el 19 de juliol de 1936, publicado en Pag¨¨s Editors; Barcelona, 2007 (El d¨ªa de las sirenas. El triunfo anarquista del 19 de julio de 1936). Atr¨¢s quedaron otras obras: Escoltant el meu avi (Escuchando a mi abuelo), Comisario de guerra en el exilio, Reflexiones de un libertario.
Ha muerto, pero ha intentado afianzar la idea de que hay cosas posibles, entre ellas, que la humanidad tenga un futuro mejor.
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