Deborah Kerr, de aqu¨ª a la eternidad
La escocesa que sedujo a Hollywood con su talento camale¨®nico muere a los 86 a?os
El beso ad¨²ltero de Deborah Kerr y Burt Lancaster abrazados por las olas en una playa desierta en De aqu¨ª a la eternidad qued¨® cincelado en las grandes pasiones del cine. La inolvidable protagonista de aquella pel¨ªcula que con su controvertido papel de esposa hambrienta de atenci¨®n y sexo escandaliz¨® al puritano estadounidense medio de los a?os cincuenta, falleci¨® el martes en Suffolk (Reino Unido) a los 86 a?os v¨ªctima de la enfermedad de Parkinson. Hac¨ªa tres d¨¦cadas que se hab¨ªa retirado del cine tras una carrera que comenz¨® en Inglaterra pero floreci¨® en Hollywood y que adem¨¢s de aquel m¨ªtico beso incluy¨® m¨¢s de cuarenta pel¨ªculas, entre ellas t¨ªtulos imprescindibles como La noche de la Iguana, de John Huston; Narciso negro, de Michael Powell y Emeric Pressburger; Julio C¨¦sar, de J. L. Mankiewicz, o T¨¦ y simpat¨ªa, de Vincente Minnelli.
Fue una artista de impecable gracia y belleza, dedicada a cultivar la perfecci¨®n
Al principio de su carrera fue encasillada en papeles de dama decente e intachable
Naci¨® en un pueblo escoc¨¦s y a los cinco a?os se mud¨® con su familia a Bristol (Inglaterra). All¨ª comenz¨® en el ballet. "Cuando me di cuenta de que nunca ser¨ªa la nueva Margot Fonteyn me present¨¦ a una audici¨®n de teatro y me cogieron", declar¨® en una entrevista al Chicago Tribune en 1986. De los peque?os papeles de repertorio en los teatros londinenses dio el salto al cine durante la II Guerra Mundial. Su primera interpretaci¨®n importante en Major Barbara (1940), en la que encarnaba a una mujer caritativa, marcar¨ªa su primera etapa como actriz, donde Kerr fue encasillada en papeles de dama decente e intachable, la personificaci¨®n del ideal brit¨¢nico de la ¨¦poca. Seg¨²n declaraciones de Lawrence Olivier de entonces, adem¨¢s, ten¨ªa fama de ser "irrazonablemente casta". Con la Narciso negro, en la que interpretaba a una monja con instintos demasiado carnales para su condici¨®n, mostr¨® el abanico interpretativo de la actriz, que fue invitada a dar el salto a Hollywood en 1947.
En apenas tres a?os consegu¨ªa su primera candidatura al Oscar por Edward, mi hijo, de George Cukor. A lo largo de su carrera conseguir¨ªa otras seis (por De aqu¨ª la eternidad, El rey y yo, S¨®lo Dios lo sabe, Mesas separadas y Tres vidas errantes) y ninguna estatuilla. En 1994, a?os despu¨¦s de retirarse, la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematogr¨¢ficas decidi¨® hacerle justicia otorg¨¢ndole un Oscar honorario como a "una artista de impecable gracia y belleza, una actriz dedicada que a lo largo de toda su carrera siempre ha defendido la perfecci¨®n, la disciplina y la elegancia".
Su papel en De aqu¨ª a la eternidad junto a Burt Lancaster -con quien supuestamente mantuvo un romance durante la pel¨ªcula que hizo que aquel t¨®rrido beso en la playa se mitificara a¨²n m¨¢s-, fue la puerta definitiva hacia una amplia gama de papeles que la convirtieron en una de las actrices esenciales de los cincuenta. "Era una ¨¦poca de arquetipos: hab¨ªa mujeres que eran sex-symbols como Marilyn Monroe y otras que ejerc¨ªan de grandes damas como Audrey Hepburn. Deborah Kerr pod¨ªa ser las dos", aseguraba ayer en declaraciones a Los Angeles Times Jeanine Basinger, autora del libro A Woman's view: how Hollywood spoke to women.
Kerr altern¨® Hollywood, donde todos los grandes directores quisieron trabajar con ella -desde Elia Kazan a Otto Preminger- con Broadway, donde tambi¨¦n cosech¨® varios ¨¦xitos.
Otro beso, el que le daba a Cary Grant en T¨² y yo, en 1957, del que se hablaba en el remake de la misma pel¨ªcula hecho en 1993 (Algo para recordar), le hizo declarar entonces, ya retirada de la profesi¨®n: "Cary y yo sab¨ªamos c¨®mo besar. Cuando hac¨ªamos una escena de amor no nos intent¨¢bamos engullir el uno al otro, pero por esos breves instantes, nos am¨¢bamos. Creo que entiendo lo que las mujeres ven en esa pel¨ªcula. Hay una dulzura muy atractiva y que est¨¢ alejada de la crudeza de hoy. Les hace entender que el mundo ha perdido algo entra?able".
Deborah Kerr viv¨ªa en Marbella desde hac¨ªa m¨¢s de 35 a?os, junto con su marido Peter Viertel, guionista de La reina de ?frica, entre otros cl¨¢sicos, con el que contrajo matrimonio en 1960. Resid¨ªan en una peque?a casa pegada al campo de golf R¨ªo Real, aunque la pareja tambi¨¦n pasaba peque?as temporadas, sobre todo en verano, en otra vivienda que pose¨ªan en Suiza, informa desde Marbella Juana Vi¨²dez.
Nada era lo mismo sin su "amiga", declar¨® en julio a este peri¨®dico Viertel, pues ¨¦se era el modo al que se refer¨ªa a Kerr continuamente. "Est¨¢ en una fase muy desagradable de la enfermedad, es muy duro para nosotros". De sus frases se deduc¨ªa que la actriz, conocida por su belleza, prefer¨ªa que se la recordase por sus trabajos cinematogr¨¢ficos. Aseguraba que hablaba castellano mucho mejor que ¨¦l y que con su simpat¨ªa hac¨ªa que fuera f¨¢cil vivir en cualquier lugar. "Conquistaba a todo el mundo". Ambos son muy queridos en M¨¢laga y Kerr incluso daba nombre a una calle de la urbanizaci¨®n en la que resid¨ªan.
Babelia
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