El memorial democr¨¢tico
A cinco kil¨®metros de Dieppe (Alta Normand¨ªa) se encuentra el cementerio militar de Versus, popularmente conocido como el cementerio de los canadienses, sobrecogedor testimonio de una de las operaciones m¨¢s tr¨¢gicas de la II Guerra Mundial. Faltaban todav¨ªa dos a?os para el desembarco aliado de Normand¨ªa, y el mando aliado decidi¨® un ataque frontal y suicida contra la l¨ªnea de costa de Dieppe. Al alba del d¨ªa 19 de agosto de 1942, un total de 6.000 soldados (5.000 de ellos, canadienses), apoyados por 4 destructores y 74 escuadrillas de aviones aliados, desembarcaban simult¨¢neamente en cinco puntos de la costa. A las once de la ma?ana comenzaba la evacuaci¨®n, y a la una de la tarde se daba por finalizada la operaci¨®n, con un saldo de casi 1.000 muertos y 2.000 prisioneros. Pero se hab¨ªa logrado el objetivo encubierto del desembarco: Hitler retir¨® tropas del frente del Este, donde el Ej¨¦rcito alem¨¢n amenazaba Stalingrado, para desplazarlas al frente occidental.
Europa est¨¢ llena de cementerios militares y de espacios de la memoria, desde los campos de concentraci¨®n hasta Oradour sur Glane, la localidad francesa arrasada -con todos sus habitantes- por el Ej¨¦rcito alem¨¢n como represalia al desembarco aliado, o las Fosas Ardetianas, la ¨²ltima gran felon¨ªa nazi contra la resistencia italiana, pasando por los campos de exterminio y el monumento-laberinto del Holocausto en Berl¨ªn. En Creta impresiona el cementerio brit¨¢nico encarado al mar, pero tambi¨¦n el recogimiento y la austeridad del cementerio alem¨¢n. Unos y otros son los testimonios mudos de tantos millones de j¨®venes que perdieron la vida en la hoguera de la guerra encendida por el fascismo y que, en cierta medida, tuvo su amarga prolongaci¨®n en la brutal dictadura impuesta por Stalin en la URSS y, con diversas caras y matices, a gran parte de Europa Oriental. En cuanto a Espa?a, el franquismo puso l¨¢pidas en recuerdo de sus "ca¨ªdos" y construy¨® un fara¨®nico monumento funerario para ensalzar la gloria del dictador.
De la comparaci¨®n de esta vasta geograf¨ªa de la muerte surge, inevitablemente, una reflexi¨®n. M¨¢s all¨¢ de la justa reparaci¨®n de la memoria de las v¨ªctimas, lo que resulta esencial es la reafirmaci¨®n de los valores democr¨¢ticos, ¨²nico ant¨ªdoto eficaz contra nuevos desvar¨ªos totalitarios.
?sa es la opci¨®n adoptada por el Gobierno de Catalu?a cuando, en la exposici¨®n de motivos del texto de la Ley del Memorial Democr¨¢tico que se est¨¢ tramitando en el Parlamento catal¨¢n, y despu¨¦s de recordar la larga trayectoria de lucha por los derechos y las libertades democr¨¢ticas, se afirma que "la grandeza de la democracia es que, a diferencia de los reg¨ªmenes totalitarios, es capaz de reconocer la dignidad de todas las v¨ªctimas de la intolerancia m¨¢s all¨¢ de las opciones personales, ideol¨®gicas o de consciencia de cada uno. Es preciso el reconocimiento de todas las v¨ªctimas de la violencia pol¨ªtica".
Se resuelve as¨ª uno de los escollos que resultaron m¨¢s pol¨¦micos en las comparecencias previas a la tramitaci¨®n del proyecto de ley: las v¨ªctimas de la represi¨®n en la retaguardia republicana que, en Catalu?a, se convirti¨® en una implacable persecuci¨®n religiosa. Incluso en casos como el de Manuel Carrasco i Formiguera, asesinado en Burgos por los sublevados en 1938, no se puede olvidar que tuvo que marchar de Barcelona amenazado de muerte.
Evidentemente, centrar la nueva ley en la reafirmaci¨®n de los valores democr¨¢ticos no excluye "una condena expl¨ªcita del r¨¦gimen franquista", ni "reconocer" de manera prioritaria "la memoria y la dignidad de todas las v¨ªctimas del franquismo", doblemente sentenciadas, a muerte y a ser olvidadas, pero, al mismo tiempo, "el sistema democr¨¢tico debe reconocer tambi¨¦n la memoria y la dignidad de las v¨ªctimas de la violencia pol¨ªtica incontrolada en la retaguardia republicana".
Adem¨¢s, una ley como ¨¦sta, basada en la reafirmaci¨®n de los valores democr¨¢ticos, no es una ley de punto final y de ¨¢mbito territorial restringido, porque, en el futuro, la instituci¨®n del Memorial Democr¨¢tico deber¨¢ ejercer como observatorio de denuncia de todas aquellas situaciones donde sistem¨¢ticamente, todav¨ªa hoy, se conculcan los derechos y las libertades fundamentales.
Ser¨ªa, pues, una grave responsabilidad pol¨ªtica que las fuerzas pol¨ªticas catalanas no llegaran a un acuerdo para impulsar la ley, ya que la instituci¨®n resultante, a diferencia de otras iniciativas de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica, nace con la voluntad expl¨ªcita de conmemorar "la memoria democr¨¢tica por medio de la proclamaci¨®n de la vigencia de los valores democr¨¢ticos como un fundamento de organizaci¨®n y de convivencia de la sociedad catalana actual", y est¨¢ destinada a dignificar tambi¨¦n la memoria de todos aquellos que sufrieron "persecuci¨®n a causa de sus opciones personales, ideol¨®gicas, religiosas o de consciencia".
Antoni Segura es catedr¨¢tico de Historia Contempor¨¢nea y director del Centre d'Estudis Hist¨°rics Internacionals (CEHI) de la Universidad de Barcelona.
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