Pocos autobuses para tanta cola

Existe el viajero desorientado porque descubre que no puede subirse a un tren -se le distingue por su expresi¨®n de sorpresa y confusi¨®n, perdido en un vest¨ªbulo, mientras busca una cola que le lleve a un medio de transporte alternativo- y existe el viajero afectado en modalidad reincidente -se le distingue, y se le oye, por los improperios, los aspavientos, los intentos de encender a las masas.

Novatos y reincidentes corr¨ªan ayer arriba y abajo por la estaci¨®n de Barcelona-Sants, en s¨ª misma patas arriba debido a las obras que la preparan para la llegada de la alta velocidad, y convertida en un hormiguero donde la pregunta y la exclamaci¨®n m¨¢s escuchadas eran: "?Qu¨¦ pasa?" y "?otra vez!"

Nuria y Raquel Mart¨ªnez, que pretend¨ªan dirigirse a Tarragona, compraron su billete como si nada, una hora y media despu¨¦s de que la l¨ªnea C-2 se cortara. Nadie les dijo en la ventanilla que se olvidaran del tren. Pagaron, pese a que se les plant¨® delante un chico (modalidad reincidente) que les advirti¨® a gritos: "No compr¨¦is nada. ?Es una estafa!". "No es de recibo que no te avisen de los problemas. Despu¨¦s de comprar el billete, hemos visto foll¨®n y nos han dicho que hab¨ªa que ir en autob¨²s hasta Gav¨¤", explica Nuria, en la cola formada ante la ventanilla de Atenci¨®n al Cliente.

La cola de Atenci¨®n al Cliente era larga, pero hab¨ªa un modo de no desanimarse: salir afuera, a la plaza trasera de Joan Peir¨®, y comparar el tiempo de espera en la fila relativamente disciplinada de viajeros que esperaban un autob¨²s o un autocar que les acercara a su destino. En las primeras horas, este reguero de personas se prolong¨® centenares de metros, hasta los cines Palau Bala?¨¢. Los cortes de la l¨ªnea del Garraf (la 2) y de la que lleva al aeropuerto de El Prat (la 10) tuvieron que movilizar a decenas de autocares y autobuses. Con el paso del tiempo y la concurrencia de m¨¢s veh¨ªculos, el caos se fue normalizando. Sin embargo, las primeras tres horas transcurridas despu¨¦s de la declaraci¨®n oficial por Renfe del inicio de la aver¨ªa (las 10.30 horas) pusieron a prueba, y agotaron, la paciencia de los viajeros. Los autobusos escaseaban en proporci¨®n a los centenares de personas que deseaban meterse en ellos; muchas, cargadas de equipaje.

Hab¨ªa quienes aseguraban llevar una hora, incluso una hora y media, en la fila, rodeados de diligentes efectivos de Adif, de la Guardia Urbana, de los Mossos d'Esquadra. Diligentes para repartir a los viajeros -de vez en cuando, chillaban: "?Quienes vayan al aeropuerto, para all¨¢!"-, pero informaci¨®n, poca. "?Informaci¨®n? Estamos muy perdidos, sobre todo los guiris que iban en mi tren", explic¨® Rub¨¦n, procedente de Girona y que llegar¨¢ a su destino, Sitges, horas m¨¢s tarde de lo previsto. "Si tienen que cortar una l¨ªnea, que la corten. Y si tenemos que ir en autob¨²s, pues vamos. Pero que lo hagan ya y que lo sepa todo el mundo. El viajero debe saber con qu¨¦ se encontrar¨¢", a?adi¨® en tono de queja.

En la plaza, el ruido era may¨²sculo. No s¨®lo porque todo el mundo hablaba a la vez, sino porque a la confusi¨®n general se a?adi¨® la irrupci¨®n de centenares de trabajadores afectados por el cierre de la planta de Mercedes Benz en Sant Andreu. Con sus pitidos y sus pancartas.

El enfado se desbord¨® en algunos casos. "Esperemos que todo esto sea por un socav¨®n, y que el socav¨®n sirva para enterrar a los pol¨ªticos", dec¨ªa muy airada Montse. Llevaba una hora esperando un autob¨²s que la lleve a Gav¨¤. Su destino era Segur de Calafell.