El consenso del 77

Un d¨ªa como hoy, hace 30 a?os, se daban los ¨²ltimos retoques al que con el tiempo ser¨ªa considerado uno de los documentos de pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s importantes para nuestro pa¨ªs: los Pactos de la Moncloa. Dos hombres se afanaban por convencer al presidente del Gobierno, Adolfo Su¨¢rez, y al resto de las fuerzas pol¨ªticas de que para acabar con la gigantesca crisis econ¨®mica que se padec¨ªa en aquel tiempo -durante los meses de junio y julio de 1977, la inflaci¨®n se hab¨ªa situado en el 40%- era necesaria la anuencia de todo el arco parlamentario: los vicepresidentes pol¨ªtico y econ¨®mico, Fernando Abril Martorell y Enrique Fuentes Quintana, hoy desgraciadamente desaparecidos. Abril y Fuentes ser¨¢n dos de los personajes centrales del tiempo de la transici¨®n desde el tardofranquismo a una sociedad abierta.

Los Pactos de la Moncloa pretendieron evitar la confluencia de una crisis econ¨®mica y una crisis pol¨ªtica

El 25 de octubre de 1977, representantes del centro, la derecha, la izquierda socialista y comunista, y los nacionalistas firmaron los Pactos de la Moncloa, bajo tres premisas centrales: la primera, la necesidad de una pol¨ªtica econ¨®mica de consenso a pesar de que la coalici¨®n gobernante, Uni¨®n de Centro Democr¨¢tico (UCD), ten¨ªa la fuerza parlamentaria imprescindible para imponer su programa; para ello hubo que convencer incluso a algunos de los cuadros de esa coalici¨®n.

Segunda premisa: los acuerdos que se tomasen deb¨ªan caracterizarse por un equilibrio de sacrificios compartidos; unos renunciaban a indiciar sus salarios, mientras que los otros empezar¨ªan a pagar impuestos; medidas de ajuste y saneamiento, pero tambi¨¦n reformas modernizadoras, etc¨¦tera.

La tercera premisa era impl¨ªcita: ten¨ªa menos importancia la letra peque?a de lo que se firmase que el hecho mismo de la firma. Se trataba sobre todo de ganar tiempo (y paz social), mientras las fuerzas pol¨ªticas se pon¨ªan de acuerdo en la partida mayor: llegar al consenso sobre las reglas de juego a largo plazo, una Constituci¨®n que al rev¨¦s que las anteriores no se inclinase ideol¨®gicamente m¨¢s de un lado que de otro, y tuviese larga vida. Los firmantes de los Pactos de la Moncloa pretendieron -y lograron- que no se repitiese la experiencia frustrante de la II Rep¨²blica: que la confluencia de una crisis pol¨ªtica y otra econ¨®mica diesen al traste con el proyecto modernizador de los a?os 1931 a 1936.

Los Pactos de la Moncloa fueron un rotundo ¨¦xito: se redujo la inflaci¨®n, disminuyeron los desequilibrios macroecon¨®micos, y un a?o y pico despu¨¦s se consegu¨ªa la Constituci¨®n que m¨¢s tiempo ha durado en la historia de Espa?a. El juego pol¨ªtico ordinario y la convocatoria de elecciones generales anticipadas en 1979 acabaron con la pol¨ªtica de consenso. S¨®lo un lustro m¨¢s tarde, con la primera victoria del PSOE por mayor¨ªa absoluta, los Pactos de la Moncloa tuvieron continuidad con el Programa a Medio Plazo para la Econom¨ªa Espa?ola, de Felipe Gonz¨¢lez. Y ambos documentos nos llevaron a Europa. -