Termitas al acecho
Los insectos acosan el distrito Centro y el edificio donde se restauran las obras de arte
En Madrid no hay invasi¨®n de termitas: son end¨¦micas. Viven bajo nuestros pies desde hace miles de a?os. Forman parte de la vida del subsuelo, siempre h¨²medo por la presencia generalizada de aguas subterr¨¢neas pr¨®ximas al nivel de la calle. Desde all¨ª abajo, donde crean sus colonias, las termitas perforan galer¨ªas, trepan por el interior de vigas, carpinter¨ªas, rodapi¨¦s y muebles, que devastan con insaciable gula. Pueden, por ello, poner en peligro mader¨¢menes como los del teatro Mar¨ªa Guerrero, junto al paseo de Recoletos, o del convento de las Descalzas Reales, ambos ferozmente atacados por ellas en duros embates, mas ya saneados ambos.
Pero las termitas no se detienen nunca. "Los planes para zanjar su obstinado avance dan resultados s¨®lo parciales; los definitivos, cuando se consiguen, pueden tardar entre 5 y 10 a?os en culminar. Es preciso volver a emprenderlos sin tregua". As¨ª lo asegura Jacinto D¨ªez, portavoz de una compa?¨ªa dedicada al combate de plagas en Madrid.
La plaga perfora vigas met¨¢licas para llegar a los comederos
Las zonas m¨¢s pobladas por este insecto devastador, que engulle madera -"y perfora incluso vigas met¨¢licas para abrirse paso hacia sus comederos favoritos", agrega este experto- son las del Centro, en torno a ejes como la calle de Hortaleza; el paseo de Recoletos, tambi¨¦n por la zona de la Biblioteca Nacional, Lavapi¨¦s, y el barrio de los Austrias, en torno a la plaza Mayor, coinciden todos los especialistas consultados; adem¨¢s, casi todas las vaguadas naturales por donde discurren corrientes subterr¨¢neas o superficiales, como las riberas del Manzanares.
De la franja ribere?a destaca, por la presencia de termitas, una cercana al palacio de la Moncloa, donde se eleva el edificio de hormig¨®n, cristal y aluminio, llamado la Corona de Espinas, considerado una obra de arte. Su atrevida arquitectura, una esfera truncada de perfil diamantino y picudos remates, alberga el Instituto del Patrimonio Hist¨®rico Espa?ol, dependiente del Ministerio de Cultura, de prestigio internacional, dedicado, precisamente, a la conservaci¨®n y restauraci¨®n art¨ªsticas. "Ninguna de las obras de arte que aqu¨ª tratamos ha tenido nunca problemas directos por las termitas", puntualiza ?lvaro Mart¨ªnez Novillo, director del IPHE. "Siempre hemos tomado y seguimos adoptando todas las medidas para combatir sus ataques", remarca.
La ofensiva comenz¨® a?os atr¨¢s, cuando el edificio sufri¨® la irrupci¨®n de termitas aladas procedentes de sus s¨®tanos, cerca de conducciones de agua. El inmueble posee una vegetaci¨®n interior en cinco grandes cuarteles arenados, con ficus y tapiz vegetal, que se brindaba a la infestaci¨®n, como as¨ª sucedi¨®. Uno de los ¨¢rboles, medio seco tras la acometida de los insectos, tuvo que ser sujetado por un soporte de madera, devorado tambi¨¦n.
"El momento m¨¢s preocupante es el de enjambraz¨®n", explica Nieves Valent¨ªn, doctora en Biolog¨ªa, responsable del departamento de Biodeterioro de Materiales Org¨¢nicos del IPHE. "Es un episodio primaveral en el que se produce la salida en tromba de la vanguardia alada de un termitero, en busca de nuevos enclaves". Y a?ade: "La variedad que act¨²a en esta zona es la Rethiculitermes rosi, de gran voracidad, que come madera viva y muerta". Las plagas en la zona derivan de finales de los a?os ochenta, tras la construcci¨®n del b¨²nker de la Moncloa, instalaci¨®n subterr¨¢nea que alberga la Direcci¨®n General de Infraestructuras para Situaciones de Crisis. Su excavaci¨®n desvi¨® escorrent¨ªas y produjo un aumento de la humedad en el subsuelo contiguo, que dispar¨® la germinaci¨®n de termitas en todo el contorno palaciego, donde la Corona de Espinas se encuentra.
?Han llegado las termitas a la cercana residencia presidencial? "En el palacio de la Moncloa se realizan actuaciones de desratizaci¨®n y desinsectaci¨®n a trav¨¦s de empresas especializadas, de acuerdo a calendarios adaptados a los periodos de incidencia de las distintas especies, para erradicar voladoras y rastreras en el caso de los insectos", aclara la Secretar¨ªa de Comunicaci¨®n. "A d¨ªa de hoy no se ha detectado esa especie", en alusi¨®n a las termitas.
T¨²neles
Las termitas "son insectos is¨®pteros [con las alas iguales] muy voraces, que se alimentan de madera, ya que poseen en el extremo de su abdomen protozoos, flagelados y par¨¢sitos, que descomponen su celulosa", explica Mar¨ªa de los ?ngeles V¨¢zquez, entom¨®loga y profesora titular de la Facultad de Biol¨®gicas. "Huyen de la luz, aman el agua y el calor; buscan parajes subterr¨¢neos o infra-superficiales humefactados y perforan t¨²neles y galer¨ªas que pueden llegar a medir hasta 30 metros para establecer sus colonias. Las detectadas en Madrid est¨¢n compuestas por entre 2.500 y 3.000 ejemplares; desde un termitero pueden crear muchas otras", explica.
Cada individuo de la categor¨ªa obrera mide dos mil¨ªmetros; de grandes mand¨ªbulas son las termitas soldado, a quienes alimentan aquellas y de mayor tama?o y con alas, la reina, el rey y los reyes segundones, llamados neot¨¦cnicos, exploradores de nuevos asentamientos. Se les combate con barreras en el per¨ªmetro de los edificios afectados, cuyas vigas se perforan con taladros a medio metro de profundidad y se vierte un veneno que las aniquila una por una. Otro m¨¦todo, m¨¢s eficaz, vierte rica celulosa sobre cebos; una vez inficionadas, el cebo se cambia por hexaflumur¨®n que, tras ser ingerido por las obreras, lo llevan al termitero, donde crea malformaciones en cr¨ªas y reinas, que perecen.
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