Germ¨¢n Espinosa, un escritor patrimonio de la humanidad
La Unesco exalt¨® su obra 'La tejedora de coronas'
La fantas¨ªa prima sobre la raz¨®n. Aunque para llegar a ese reino se deba andar por caminos culebreros. Fue lo que pens¨®, sinti¨® e hizo el escritor colombiano Germ¨¢n Espinosa que, a los 69 a?os, falleci¨® el 17 de octubre en Bogot¨¢, a consecuencia de un c¨¢ncer bucal.
Considerado como uno de los escritores latinoamericanos m¨¢s relevantes de los ¨²ltimos 30 a?os, Espinosa no s¨®lo logr¨® la venia de la cr¨ªtica, sino tambi¨¦n del p¨²blico y de las instituciones colombianas e internacionales.
La Unesco declar¨® en 1992 Patrimonio de la Humanidad su novela La tejedora de coronas. Escrita en 1982, el autor de Cartagena de Indias se remonta a los siglos XVII y XVIII para mostrar los destellos, eclipses y contradicciones del Siglo de las Luces a trav¨¦s de la vida de Genoveva Alcocer.
Con la condena a la hoguera de esta mujer en la ciudad caribe?a, la novela crea un mosaico de lugares, voces, sentimientos e ideas pol¨ªticas, sociales y culturales de una ¨¦poca en la que la humanidad corr¨ªa a trompicones hacia el alba de la modernidad.
Fue la manera en que Germ¨¢n Espinosa intent¨® reelaborar la historia desde la literatura. Una vocaci¨®n que empez¨® a rondarlo cuando en su adolescencia ley¨® a autores como Stevenson y Salgari, pero que lo asalt¨® tras el encuentro con Alejandro Dumas.
Aventuras que lo envalentonaron tanto que a los 15 a?os public¨® un primer libro, aunque ajeno a aquellas intrigas: Letan¨ªas del crep¨²sculo, un poemario er¨®tico que le cost¨® la expulsi¨®n del colegio. Una incomprensi¨®n que le confirm¨® que su reino estaba en la imaginaci¨®n, y que s¨®lo desde all¨ª podr¨ªa tratar de entender el lugar donde posaban sus pies. La v¨ªa para llegar a la raz¨®n.
Despu¨¦s de ese poemario vendr¨ªan otros 40 t¨ªtulos, entre cuentos (le encantaban los finales inesperados y sorprendentes), novelas, m¨¢s poemarios, ensayos y piezas de teatro. Todo ello mientras ejerc¨ªa de periodista, editor, traductor, profesor universitario e incluso diplom¨¢tico.
Sobre su inter¨¦s por el arte de escribir dijo que "la intenci¨®n era un poco derruir el mito de la purificaci¨®n a trav¨¦s de la literatura". Cre¨ªa que el escritor ten¨ªa que seguir escribiendo porque nunca lograba alejar para siempre sus demonios. Lo m¨¢s que pod¨ªa hacer era mandarlos a paseo una temporada, hasta que de repente volv¨ªan a aparecer como un espanto, y no hab¨ªa m¨¢s remedio que volver a escribir.
"Creo que el impulso literario nace de buscar una especie de compensaci¨®n de anular una serie de cosas que pesan sobre nuestra conciencia. En la novela, el escritor tiene que volcar todo porque si no la novela aborta". Y ¨¦l se volc¨® en un estilo muy literario en novelas como Aitana, La balada del pajarillo, Los cortejos del diablo, El magnicidio, Sinfon¨ªa desde el nuevo mundo y Los ojos del basilisco; en poemarios tipo Canciones interludiales, Reinvenci¨®n del amor, Diario del circunnavegante y Libro de conjuros.
Es el legado de un Germ¨¢n Espinosa so?ador de historias de la Historia, ¨¢vido buscador de verdades y de la libertad y feliz creyente y ap¨®stol del amor. Y los amores. Y de las ataduras de sus embelecos, desamores y enigmas, como lo plasma, por ejemplo, en un pasaje de su cuento Los gemelos y el or¨¢culo: "Convinieron, pues, en prolongar con voluntariosa fuerza el amor que ahora se profesaban, hasta la v¨ªspera del d¨ªa en que cumpliesen 40 a?os. Llegada esa fecha, Focis podr¨ªa disponer de la vida de Alerio, a fin de preservar su poder y su derecho. El menor de los gemelos promet¨ªa someterse gustoso a esa fatalidad, en aras de...".
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