A Coru?a empieza a escribir la memoria de Espa?a
El Ministerio de Industria graba historias cotidianas contadas por sus protagonistas
La foto de un emigrante en los a?os 30 posando ante el Castillo de San Ant¨®n momentos antes de embarcar hacia una nueva vida en Venezuela. El retrato de un preso de la c¨¢rcel de A Coru?a que ve¨ªa, tras las rejas, la ventana de su amada. Una colcha cosida a mano, herencia ¨²nica legada por una madre uruguaya a su hija, inmigrante en A Coru?a. Son algunos de los objetos que, junto al testimonio oral de sus due?os, integrar¨¢n el Archivo de la Experiencia, una iniciativa del Ministerio de Industria que comenz¨® a rodarse ayer en A Coru?a, la primera de las siete ciudades seleccionadas para reconstruir la vida cotidiana en la Espa?a del siglo XX a trav¨¦s de los relatos o an¨¦cdotas personales de mayores de 55 a?os.
Carmen M¨¦ndez fue para contar que, con la jubilaci¨®n, le lleg¨® la felicidad
Est¨¢n prohibidos relatos morbosos, escabrosos o sangrientos
Los voluntarios son invitados a acudir a centros c¨ªvicos de su ciudad con un objeto o documento para contar ante una c¨¢mara historias de su vida. Se editar¨¢n peque?os archivos de imagen y sonido, de diez minutos cada uno, que quedar¨¢n, para la posteridad, en un portal de Internet (www.archivodelaexperiencia.com), con el prop¨®sito de recopilar testimonios vivos de los ciudadanos. Tras A Coru?a, donde se espera recabar unas 1.800 entrevistas, el proyecto se repetir¨¢ en Cuenca, Cartagena, Barcelona, Parla, Cornell¨¢ y C¨®rdoba. Los documentales ser¨¢n tambi¨¦n difundidos en centros de ense?anza de Secundaria.
Durante un mes, los coru?eses nacidos antes de 1953 son llamados a relatar un episodio de su vida o de su ciudad. El temario es libre. El ¨²nico l¨ªmite es que no se cuenten historias escabrosas o morbosas, como relatos sangrientos de la Guerra Civil, por ejemplo. "Puedo contarles si quieren el tiempo del hambre", explica ante la c¨¢mara Mar¨ªa Dolores Pereira, "fue horrible, con aquella cartilla de razonamiento que a¨²n tengo por casa. Pero no se lo deseo a nadie, que no nos toque vivir otra vida como ¨¦sa". Esta coru?esa nacida en 1944, en realidad, no vino a hablar de la postguerra sino de la ¨²ltima d¨¦cada, "los peores diez a?os" de su vida porque perdi¨® a su esposo, fallecido de sopet¨®n a consecuencia de un aneurisma, y su trabajo en la F¨¢brica de Tabacos de A Coru?a, "una maravilla en la que se ganaba dinero".
"Fui a todas las protestas, cortando el tr¨¢fico y lo que hiciese falta. Hasta fuimos a Santiago y a Madrid para que no acabaran con la f¨¢brica, pero no sirvi¨® de nada. No soy follonera pero me gusta apoyar al obrero, fui a la manifestaci¨®n por los despidos de Atento, porque en A Coru?a se est¨¢ desmantelando todo. Esto de las multinacionales es un desastre", se queja Mar¨ªa Dolores.
Poco antes de grabar la entrevista, se enzarz¨® en un rifirrafe con un se?or, que critic¨® que acudiesen m¨¢s mujeres que hombres (la proporci¨®n ayer fue de cinco a uno) a la llamada del Archivo de la Experiencia. "Lo que hay es mucho machismo", le respondi¨®, enfadada, Mar¨ªa Dolores.
Junto a ella, Pepita, de 65 a?os, tambi¨¦n eligi¨® hablar del pasado. Trajo cartas que su familia intercambia desde 1936 con parientes emigrados en Cuba, testimonios escritos de la vida cotidiana en A Coru?a y La Habana durante siete d¨¦cadas. "Empezaron mis bisabuelos con unos t¨ªos, luego sigui¨® mi abuelo Manuel, despu¨¦s a su muerte, mi pap¨¢, y yo hoy les sigo escribiendo a mis primos, a los que me gustar¨ªa conocer". Mucho m¨¢s reciente es el relato de Carmen M¨¦ndez, una jubilada de 62 a?os que quiere dejar constancia ante la c¨¢mara "y en eso de Internet" de la "felicidad" de sus ¨²ltimos cinco a?os, dedicados a viajar con el Imserso, ir a clases en el centro c¨ªvico, y "pasarlo bomba en el club de jubilados jugando a las cartas". "Vivo estupendamente en A Coru?a, hago amistades tremendas", destaca esta sexagenaria natural de Teo. Y todo con una pensi¨®n mensual de viudez de 300 euros, sus ¨²nicos recursos. Para Carmen, la vida de estrechez fue la infancia. "Comer, com¨ªamos, pero de peque?a no sab¨ªa qu¨¦ era un postre".
El libro que elabor¨® una pareja de ancianos de su Camino de Santiago, la fotograf¨ªa de una pareja que se conoci¨® en un autob¨²s en Pamplona en los a?os 50, o el retrato de un beb¨¦ que una mujer envi¨® a su marido, desplazado en la Guerra Civil, para que conociera el aspecto de su hija recien nacida, fueron otros de los recuerdos que formar¨¢n parte de este archivo de la memoria m¨¢s reciente de Espa?a.
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