La autoridad del primo
El argumento de autoridad constituy¨® en tiempos remotos una de las formas m¨¢s terminantes de zanjar una controversia. Dependiendo de las convicciones de cada cual, las Sagradas Escrituras o los fil¨®sofos m¨¢s reconocidos de la Antig¨¹edad eran invocados para rebatir los argumentos del adversario, sabiendo que poner el peso de la autoridad en el propio campo equival¨ªa a obtener una victoria incontestable. Mariano Rajoy recurri¨® el pasado lunes al viejo expediente del argumento de autoridad para referirse al cambio clim¨¢tico en un acto en el que tambi¨¦n participaba Al Gore. Pero no lo hizo invocando ninguno de los libros del Antiguo o del Nuevo Testamento, ni la obra de Plat¨®n o Arist¨®teles. La autoridad que Rajoy invoc¨® para apoyar su convicci¨®n de que no se trata de un fen¨®meno preocupante fue m¨¢s cercana, incluso m¨¢s entra?able. Fue la autoridad de su primo.
Rajoy dijo ante un auditorio at¨®nito -aunque tal vez conmovido al imaginar la escena costumbrista en la que el l¨ªder de la oposici¨®n charla de ciencia con su pariente- que su primo no entiende que se puedan predecir las tendencias del clima a trescientos a?os vista y, sin embargo, fallen los pron¨®sticos meteorol¨®gicos para el d¨ªa siguiente. Salvo en broma, el primo de Rajoy no habr¨¢ dicho nada parecido, puesto que, sea o no una autoridad capaz de zanjar una controversia, es seguro que sabe distinguir algo en lo que el l¨ªder de la oposici¨®n ha exhibido, con el desparpajo carpetovet¨®nico de quien desprecia cuanto ignora, su ignorancia enciclop¨¦dica: la diferencia entre tiempo meteorol¨®gico y clima.
Pero es que la ignorancia de Rajoy va m¨¢s lejos. Su propio partido estaba en el Gobierno cuando Espa?a suscribi¨® el Protocolo de Kioto. El entusiasmo medioambiental que los populares mostraron entonces les llev¨® a asumir compromisos en la reducci¨®n de emisiones t¨¦cnicamente irrealizables, sin que Rajoy invocase la autoridad de su primo para disuadir a sus correligionarios. Lo menos que se puede pedir de un l¨ªder pol¨ªtico no es que no nos cuente sus charlas dom¨¦sticas, sino que conozca el asunto del que habla o que se haga asesorar por quien lo conozca. Sea o no de su familia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.