Gana la palabra

Puesta de largo del nuevo trabajo de Gerard Quintana, que permanecer¨¢ en el Mald¨¤ hasta el domingo. Superada la cuarentena, la poes¨ªa se erige en norte de su creaci¨®n. Re¨²ne a amigos y junto a s¨®lo dos m¨²sicos presenta las 17 composiciones del que ser¨¢ su tercer larga duraci¨®n, Treu branya, a la venta el pr¨®ximo lunes. Pausa, sosiego y un aire de calma que necesariamente evoca aquello de la b¨²squeda del mundo interior propia del paso de los a?os, pautan un recital de cerca de dos horas. Resultado: gana la palabra por goleada, jibarizada la m¨²sica en pos del encaje de las estrofas de Perejaume, David Castillo o Dolors Miquel entre otros. Caras de satisfacci¨®n entre la conspicua audiencia. El rockero contin¨²a su mutaci¨®n. Ahora es un lletraferit.

Comienza el recital en un escenario lleno de libros. A un lado el guitarrista Francecs Beltr¨¢n con su ac¨²stica, al otro Xavi Lloses y su peque?o arsenal digital. Suenan las primeras canciones y aparece uno de los pocos ejemplos en los que la armon¨ªa entre palabra y m¨²sica alcanza cotas de belleza musicalmente rese?ables. El tema se llama En pau. El acento pop marca Tr¨°pic y, a partir de aqu¨ª, el recital acaba por descargar toda su intensidad en la poes¨ªa, minimizando la melod¨ªa.

Queda, pues, un Quintana que mastica los sentidos de sus palabras. Prolijo en explicaciones. As¨ª las palabras se hicieron demasiado expl¨ªcitas en un recital donde lo m¨¢s sugestivo fue que la m¨²sica se desnud¨® en sus arreglos.