"Ya no existe un Dios al que pedirle cuentas"
Slavoj Zizek habla como una ametralladora. Y gesticula y se sumerge en la conversaci¨®n como si le fuera la vida en ello. Naci¨® en Liubliana (Eslovenia) en 1949 y es fil¨®sofo. Ha escrito de todo (la guerra de Irak, el cristianismo, el psicoan¨¢lisis, el 11-S, el ciberespacio, el cine), ha dado conferencias en La Sorbona, Harvard, Columbia, Princeton, Georgetown y trabaja como investigador en el Instituto de Estudios Sociales de su pa¨ªs. Vive un tercio del a?o en Buenos Aires (est¨¢ casado en segundas nupcias con una argentina), otro tercio lo pasa en los aviones, y el resto en la ciudad donde naci¨®, y donde aprendi¨® a amar la filosof¨ªa de la mano de Heidegger en plena ¨¦poca comunista.
El fil¨®sofo esloveno critica los mitos de las sociedad occidental
A las nueve y media de la ma?ana, Zizek ya ha desayunado un par de veces, primero en su habitaci¨®n y luego en el comedor, as¨ª que se toma una coca-cola y dice que es un tipo compulsivo que no deja de trabajar: "Si no lo hago, me siento culpable". Todav¨ªa defiende la lucidez de Marx para analizar el capitalismo, critica los mitos de la sociedad occidental (como el de la tolerancia) y reivindica la necesidad de mantener altas las espadas y luchar por la libertad. Ahora est¨¢ con Hegel, "siempre ha sido uno de mis referentes", pero esta vez va en serio. "Siempre piensas que tienes que hacer el libro, y ya no puedo aplazarlo m¨¢s, ya voy siendo mayor".
En la que va a ser su obra definitiva (Zizek publica con frecuencia y aborda temas muy distintos, como si luchara permanentemente en varios frentes), pretende poner en relaci¨®n a Hegel con el cristianismo. "Para ellos, lo que ocurre de verdad es que Dios muere en la cruz y que nos ha dejado solos, y que por eso no queda m¨¢s remedio que vivir en una comunidad igualitaria. Ya no existe un Dios en las alturas al que exigirle cuentas, vivimos ya en el desorden y lo que vaya a pasar es asunto nuestro".
Por si las cosas fueran a tergiversarse, Zizek se confiesa de inmediato ateo y reniega de un Papa, como Juan Pablo II, al que le gustaban los numeritos paganos de "una Virgen ascendiendo a las alturas y cosas por el estilo". Y a?ade: "El ate¨ªsmo hoy pasa por los caminos del cristianismo. No por ese ate¨ªsmo hedonista que se ha convertido en una obligaci¨®n".
Zizek tuvo que vivir cinco a?os de la traducci¨®n cuando termin¨® sus estudios porque no ca¨ªa bien a las autoridades comunistas y le impidieron ense?ar en la universidad. En 1990 se present¨® a las elecciones presidenciales de Eslovenia en una candidatura colectiva. "Fue en parte un juego, pero ten¨ªa que estar ah¨ª apoyando una candidatura laica de izquierda frente al pavoroso ascenso de las ideolog¨ªas nacionalistas", dice. Es un tipo que ha escrito mucho de cine porque cree que son las pel¨ªculas "las que de verdad atrapan la ideolog¨ªa de una ¨¦poca". Su sue?o secreto: dirigir una ¨®pera. "A ser posible, el Parsifal de Wagner en Bayreuth".
Zizek estuvo recientemente en Madrid camino de Valladolid, donde recibi¨® uno de los premios, el de Humanidades y Pensamiento, de la Fundaci¨®n Crist¨®bal Gabarr¨®n. Dio una conferencia en el C¨ªrculo de Bellas Artes, y llen¨®. Habl¨® de Plat¨®n. Ideas e ideas como proyectiles: "Estamos en una situaci¨®n complicada, y por eso me acuerdo de T. S. Eliot, que dec¨ªa que a veces hay que elegir entre la muerte y la herej¨ªa. Quiz¨¢ ha llegado el tiempo en Europa de ser de nuevo her¨¦ticos, de reinventarnos".
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