Ag¨¹ero evita un suicidio
El Atl¨¦tico naufraga en la defensa y el argentino evita la derrota
Ser¨¢ que el Lokomotiv ejecut¨® el partido de su vida, qui¨¦n sabe. Ser¨¢ que hac¨ªa fr¨ªo, que el c¨¦sped era un engorro, que el equipo vest¨ªa de azul. Cientos de causas pudieron provocar que el Atl¨¦tico a punto estuviera de estrellarse en Mosc¨² ante un rival de supuesto poco fuste, s¨¦ptimo como es en la Liga rusa. Pero, puestos a buscar razones para la pesadilla vivida, hay una irrefutable: la defensa del Atl¨¦tico es, sencillamente, un disparate.
Desde el inicio del encuentro, el Lokomotiv pudo constatar que la defensa rojiblanca no sabe, no contesta y es capaz de regalarle al rival ocasiones de gol con las que jam¨¢s so?¨®. Abbiati salv¨® una, la primera, de forma prodigiosa. Pero fueron tantas y de tan variados colores que el italiano, contagiado por quienes le rodeaban, acab¨® bajando los brazos.
LOKOMOTIV DE MOSC? 3 - ATL?TICO DE MADRID 3
Lokomotiv: Pelizzoli; Spahic, Rodolfo, Ivanovic, Sennikov; Samedov (Kocis, m. 80), Ef¨ªmov, Gurenko (Mam¨ªnov, m. 84), Bilyaletd¨ªnov; Sychev y Odemwingie. No utilizados: Poliakov; Korchagin, Fininho y Haminu.
Atl¨¦tico: Abbiati; L¨®pez, Eller, Pablo, Pern¨ªa; Ra¨²l Garc¨ªa, Cleber Santana (Maxi, m. 68), Jurado (Maniche, m. 74), Sim?o (Luis Garc¨ªa, m. 68); Aguero y Forl¨¢n. No utilizados: Leo Franco; Perea, Valera y Castro.
Goles: 0-1. M. 16. Ag¨¹ero. 1-1. M. 27. Bylialetd¨ªnov. 1-2. M. 47. Forl¨¢n. 2-2. M. 60. Odemwingie. 3-2. M. 63. Odemwingie. 3-3. M. 85. Ag¨¹ero.
?rbitro: M. Clattenburg (Ing.). Mostr¨® tarjeta amarilla a Ivanovic y L¨®pez.
Unos 13.000 espectadores en el estadio del Lokomotiv.
Experiment¨® Javier Aguirre en la retaguardia, precisamente la zona m¨¢s fr¨¢gil del equipo, y lo pudo pagar caro. El reciclaje de Antonio L¨®pez como lateral derecho fue una broma de mal gusto. El chico, zurdo cerrado, vivi¨® un suplicio. Como lo vivi¨® Pern¨ªa, que actuaba en su zona natural, la banda izquierda, y que fue atropellado. La culpa la tuvo Ivanovic, un central serbio de 22 a?os que fue un cicl¨®n en el carril derecho. Sus llegadas a la l¨ªnea de fondo, como si de Caf¨² se tratara, sembraron el p¨¢nico en una zaga, la del Atl¨¦tico, que vive en el alambre.
Los rusos, que presionaron hasta la asfixia, lograron asustar en un par de andanadas, como aqu¨¦lla que naci¨® en la p¨¦rdida de posici¨®n de Antonio L¨®pez en la derecha, a quien Pablo hizo de todo menos ayudar, y que desemboc¨® en un monumental disparo de Sychev desde el v¨¦rtice del ¨¢rea grande, al que respondi¨® Abbiati con una parada imposible en la escuadra.
Un aviso era aquello, pero el Atl¨¦tico no se dio por aludido. Sin embargo, bast¨® con que Forl¨¢n y Ag¨¹ero se mirasen para que el panorama diera un vuelco. El uruguayo sali¨® huyendo de la frontera del ¨¢rea grande, arrastrando a un central, para que all¨ª se colocara Ag¨¹ero. Recibi¨® ¨¦ste de Jurado en la media luna, control¨® el bal¨®n y, a bote pronto, lo golpe¨® con la zurda, abajo, a la izquierda, pegado al palo.
Pero el Atl¨¦tico se qued¨® a medias. Ivanovic volvi¨® a acelerar, asfixi¨® a Sim?o, a Pern¨ªa, a Eller, y se sac¨® un centro al punto de penalti que Bilyaletdinov mand¨® dentro con la puntera.
Sigui¨® buscando el ¨¢rea el Lokomotiv, al que no asust¨® ni el disparo de Jurado al larguero al borde del descanso ni el gol de Forl¨¢n al regresar del mismo. Un fallo en cadena de la defensa rusa dej¨® el bal¨®n en los pies del uruguayo, en el ¨¢rea peque?a, ante el portero. Para qu¨¦ m¨¢s.
El Atl¨¦tico volv¨ªa a mandar en el marcador, que no en la hierba, merced a su pegada. Hasta que les toc¨® intervenir a sus defensas. Sychev recibi¨® un env¨ªo largo de Ivanovic, Antonio L¨®pez lleg¨® tarde, Pablo se desmoron¨® y el centro de aqu¨¦l lo culmin¨® el nigeriano Odemwingie. Al instante, un c¨®rner vol¨® sobre el ¨¢rea rojiblanca y se arm¨® el caos. Hubo quien no pudo despejar, hubo quien no quiso, hubo quien no pudo y Odemwingie empuj¨® de cabeza.
El Atl¨¦tico ol¨ªa a funeral. S¨®lo le quedaba apostar por una acci¨®n individual, por una genialidad. De Ag¨¹ero o de... Ag¨¹ero. Maniche le mand¨® el bal¨®n largo y el argentino, no se sabe c¨®mo, lo elev¨® lo justo, despacito, roz¨¢ndolo casi, ante la salida del portero, prodigio ¨¦ste que evit¨® lo que parec¨ªa inevitable: el trabajado suicidio de su equipo.
"Ver al Kun es como visitar el Museo del Prado"
Anatoli Byshovets, el entrenador del Lokomotiv, qued¨® tan impresionado por la actuaci¨®n de Ag¨¹ero que le compar¨®, "aunque todav¨ªa es mejor porque presiona y participa m¨¢s en el juego del equipo", con el brasile?o Romario y despu¨¦s apostill¨®: "Ver al Kun es como visitar el Museo del Prado".
Javier Aguirre, su hom¨®logo del Atl¨¦tico, se lament¨® de que "un par de despistes" defensivos le hubieran costado a los suyos la victoria, es decir dos "valiosos" puntos. "La igualada en Mosc¨² no est¨¢ mal. Lo que s¨ª que est¨¢ mal", sentenci¨®, "es haber concedido nada m¨¢s y nada menos que tres goles".
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