Las im¨¢genes heridas de Gerda Taro
Hace ahora setenta a?os que Gerda Taro encontr¨® la muerte en el frente de Brunete mientras cubr¨ªa como reportera gr¨¢fica la Guerra Civil. Mientras hu¨ªa del avance de las tropas franquistas montada sobre el estribo de un coche que transportaba algunos soldados heridos, un ataque de la aviaci¨®n hizo que un tanque republicano golpeara el autom¨®vil haci¨¦ndola caer al suelo. Las cadenas del carro de combate pasaron sobre la parte inferior de su cuerpo. A¨²n con vida, fue trasladada a un hospital en El Escorial donde falleci¨® en la madrugada del 26 de julio. Pocos d¨ªas despu¨¦s, el 1 de agosto habr¨ªa cumplido 27 a?os. Su cad¨¢ver fue trasladado a Par¨ªs, donde el Partido Comunista Franc¨¦s organiz¨® un entierro multitudinario que la transform¨® inmediatamente en hero¨ªna y m¨¢rtir. Que no fuera miembro del partido no impidi¨® que fuera presentada como una camarada ca¨ªda en combate por la revoluci¨®n. Su trabajo para la prensa ilustrada de izquierdas, en revistas como Regards o Ce Soir, y su simpat¨ªa y proximidad hacia el Frente Popular en Francia as¨ª como su posicionamiento militante en la guerra a trav¨¦s de sus im¨¢genes fueron el veh¨ªculo para tal transformaci¨®n.
Su corta carrera fue creciendo y defini¨¦ndose en paralelo al desarrollo de los acontecimientos en Espa?a
Su carrera como fot¨®grafa hab¨ªa durado apenas un a?o y se hab¨ªa centrado exclusivamente en la Guerra Civil espa?ola. Una breve carrera marcada y en buena medida determinada por la presencia a su lado de Robert Capa, su pareja tanto en lo personal como en lo profesional. Si Capa fue quien la inici¨® en la fotograf¨ªa, tambi¨¦n fue quien directa o indirectamente ensombreci¨® su figura y su trabajo en los a?os posteriores a su muerte. Al otro lado del Atl¨¢ntico, en Estados Unidos, adonde muy pronto se traslad¨® Robert Capa, el hecho de que fuera una mujer atractiva (en todas partes se resaltaba que era una "peque?a y hermosa mujer") y las propias circunstancias de su muerte (descrita como la primera fot¨®grafa de guerra presente en primera l¨ªnea de fuego y probablemente la primera en morir mientras realizaba su trabajo) contribuyeron a distraer la atenci¨®n hacia lo anecd¨®tico y lo sensacionalista en perjuicio de su obra. Una marca de chicles de Filadelfia lleg¨® a incluir en una colecci¨®n sobre Historias verdaderas de la guerra moderna un dibujo coloreado que representaba el momento del fatal accidente que le cost¨® la vida. Esto era en 1938. Durante la Segunda Guerra Mundial y especialmente tras acabar el conflicto, su nombre y sus im¨¢genes pr¨¢cticamente desaparecieron. Y m¨¢s a¨²n, muchas de ellas fueron adjudicadas a quien hab¨ªa sido su compa?ero y depositario de sus bienes tras su muerte, el propio Robert Capa.
Una triste realidad que empez¨® a ser subsanada, parad¨®jicamente, por el conocido bi¨®grafo de Capa, Richard Whelan. En su biograf¨ªa sobre el fot¨®grafo, publicada en 1985, reconoc¨ªa la presencia y la autonom¨ªa del trabajo de Gerda Taro, sin llegar por ello a restituir decididamente su figura. Quien emprendi¨® de un modo ejemplar esta tarea fue la investigadora alemana Irme Schaber a principios de los a?os noventa. En 1994 public¨® el libro Gerda Taro. Una fot¨®grafa revolucionaria en la guerra de Espa?a, una exhaustiva biograf¨ªa que junto a los datos aportados por Whelan sobre la relaci¨®n entre Capa y Taro ha alimentado en buena medida todo lo que se ha escrito sobre ella en la ¨²ltima d¨¦cada. La labor de Irme Schaber culmina ahora, en el 70? aniversario de la muerte de Gerda Taro, con la exposici¨®n que ha organizado el Internacional Center of Photography (ICP) de Nueva York, y de la que es comisaria junto a Richard Whelan (recientemente fallecido) y Kristen Lubben.
En esta muestra, la mayor que se le ha dedicado a Gerda Taro hasta el momento, se exhiben cerca de ochenta fotograf¨ªas, la mitad de ellas in¨¦ditas. La principal aportaci¨®n de esta exposici¨®n es sin lugar a dudas la definitiva identificaci¨®n de las im¨¢genes realizadas por Gerda Taro, muchas de las cuales se manten¨ªan sin autor¨ªa o adjudicadas a Robert Capa, una restituci¨®n que permitir¨¢ finalmente conocer y valorar tanto su obra como su trayectoria.
Como muy bien plante¨® Irme Schaber en el estudio citado, su figura es un ejemplo visible de c¨®mo la historia de las mujeres se ha visto generalmente desdibujada y ocultada, hasta el punto de que los tres motivos fundamentales por los que Taro fue tomada en consideraci¨®n eran: haber vivido y trabajado con un hombre famoso, ser atractiva y la tragedia de su muerte. Tres elementos que no han hecho sino dificultar una apreciaci¨®n equilibrada de lo que simboliz¨® y represent¨® su trabajo como reportera en la Guerra Civil.
Gerda Taro naci¨® como Gerta Pohorylle en Stuttgart el 1 de agosto de 1910, en el seno de una familia jud¨ªa de origen polaco. Su juventud estuvo marcada tanto por el deseo de ascenso social como por el sentimiento de exclusi¨®n derivado del hecho de ser jud¨ªa. El contexto social y pol¨ªtico de Alemania en esos a?os le hace moverse en torno a movimientos juveniles de izquierda que combaten el ascenso del nazismo. Como para muchos otros, la situaci¨®n en su pa¨ªs tras el ascenso al poder de Hitler provoca su huida hacia Par¨ªs en 1933, donde se integra en los c¨ªrculos de refugiados y sobrevive haciendo diversos trabajos.
La atm¨®sfera en su entorno es la de un profundo sentimiento antifascista y ella mantiene, como ya hiciera en Alemania, una gran proximidad con el Partido Obrero Socialista de Alemania (SAPD). Es en septiembre de 1934 cuando conoce a Andr¨¦ Friedman (m¨¢s adelante Robert Capa). De aqu¨ª a 1936 su relaci¨®n personal y su colaboraci¨®n profesional ir¨¢n creciendo en paralelo: en 1934 ella ayuda a Capa en tareas administrativas y organizativas, en 1935 ¨¦l la inicia como fot¨®grafa, y en 1936 ambos cambian sus nombres originarios por los de Gerda Taro y Robert Capa. La relaci¨®n de Gerda con la fotograf¨ªa, as¨ª como sus conocimientos, hab¨ªan ido aumentando tambi¨¦n en ese tiempo al entrar a trabajar desde octubre de 1935 en la agencia Alliance Photo, donde se familiariz¨® con diversos aspectos del medio. En febrero de 1936 consigue su primer carnet de prensa, y ya en el mes de julio, casi coincidiendo con el estallido de la Guerra Civil, deja su puesto en Alliance Photo para empezar como fot¨®grafa profesional.
Da as¨ª comienzo una carrera que ser¨¢ lamentablemente muy corta y que ir¨¢ creciendo y defini¨¦ndose en paralelo al desarrollo de los acontecimientos en Espa?a. En buena medida, el tiempo que va de agosto de 1936, cuando hace junto a Capa su primer viaje a Barcelona, hasta su muerte en julio de 1937 es la historia de una evoluci¨®n personal, de la consecuci¨®n de una autonom¨ªa como fot¨®grafa y del apunte del nacimiento de un estilo.
Es bien conocido que los primeros reportajes que hace los desarrolla junto a Capa, que fotografiaban las mismas situaciones y lugares, que ella utilizaba preferentemente una Rolleiflex y ¨¦l una Leica, diferencia de formatos (cuadrado y rectangular) que permiti¨® la identificaci¨®n de las im¨¢genes que hizo una y otro, y que durante alg¨²n tiempo las fotograf¨ªas de ambos se vendieron y se publicaron bajo la firma com¨²n de "Capa", el nombre que hab¨ªan creado juntos.
Durante los primeros meses de la guerra, esa situaci¨®n b¨¢sicamente se mantiene, pero, especialmente a partir de 1937, aparece ya una Gerda Taro que se va independizando progresivamente de su compa?ero y maestro: realizan viajes y reportajes por separado, el copyright de las fotos va pasando de ser "Capa" a "Capa & Taro", hasta llegar a firmar como "Taro". Su contrato con Ce Soir, la publicaci¨®n de orientaci¨®n comunista dirigida por Louis Aragon, rubrica esta autonom¨ªa.
Su nacimiento como fot¨®grafa estuvo acompa?ado tambi¨¦n de un acercamiento cada vez mayor hacia la realidad que fijaba en im¨¢genes. Es realmente arriesgado tratar de definir un estilo en las fotos de Gerda Taro, su trayectoria fue demasiado corta como para que se desarrollara, pero s¨ª puede verse c¨®mo fue construyendo su posici¨®n ante la guerra y afirmando su oficio.
Fotografi¨® en Barcelona la nueva realidad que ofrec¨ªan los milicianos en las calles, los ni?os jugando entre las barricadas y las mujeres instruy¨¦ndose para la guerra en la playa; cerca del frente de Arag¨®n el trabajo de los campesinos; las dificultades y la huida de la poblaci¨®n civil en el frente sur, cerca de C¨®rdoba; el cerco de Madrid y la vida en las trincheras; la batalla de Guadalajara donde testimonia la victoria de las tropas republicanas; a las v¨ªctimas de la guerra en un hospital de Valencia y a los hu¨¦rfanos en un orfanato de Madrid; la situaci¨®n en el frente de Segovia; la actividad de los dinamiteros en la defensa de Madrid; el II Congreso Internacional de Escritores por la Defensa de la Cultura en Valencia y Madrid; y finalmente los combates de la ofensiva de Brunete donde encontr¨® la muerte.
Comenz¨® fotografiando la revoluci¨®n y acab¨® registrando la guerra, pas¨® de registrar la realidad a testimoniar el acontecimiento, simbolizando y vehiculando con sus im¨¢genes las necesidades de la Rep¨²blica. En su trabajo se observa que cada vez fotografiaba m¨¢s cerca, desde dentro, como ven¨ªa a reclamar Capa en su c¨¦lebre frase, pero su cercan¨ªa parece tener una doble faceta que la caracteriza. Por una parte, aceptar y explorar el riesgo de su profesi¨®n como reportera para captar las mejores y m¨¢s audaces im¨¢genes, algo que sin duda lleg¨® a desarrollar eficazmente. Pero tambi¨¦n como expresi¨®n de un esp¨ªritu de militancia que ten¨ªa mucho que ver con el que animaba a las Brigadas Internacionales, dada su condici¨®n de refugiada y su clara posici¨®n antifascista, por el que fue implic¨¢ndose cada vez m¨¢s con una situaci¨®n que sent¨ªa como propia.
Sus fotos muestran la proximidad y la espontaneidad, quiz¨¢s intuici¨®n, de quien sabe y asume que con cada disparo de su c¨¢mara est¨¢ construyendo una toma de posici¨®n. La misma claridad y firmeza que Gerda Taro, m¨¢s all¨¢ de los estereotipos que han rodeado su figura, despleg¨® para afrontar su vida. Fran?ois Maspero, autor tambi¨¦n de una po¨¦tica biograf¨ªa sobre Taro, titulada precisamente La sombra de una fot¨®grafa, lo expresa bien cuando afirma: "...todo en ella es pol¨ªtica. Su vida, su comportamiento, sus fotos. Pol¨ªtica en el sentido m¨¢s amplio y m¨¢s justo, que es sentirse concernido por su tiempo. De vivirse como sujeto y no s¨®lo como objeto. Sujeto de la Historia y sujeto de su propia historia". -
La exposici¨®n de Gerda Taro tiene lugar en el Internacional Center of Photography de Nueva York hasta el 6 de enero de 2008. http://www.icp.org/
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