Sonido Wyatt
Mal que le pese a Gladys, la rubia oxigenada que atiende la oficina de turismo, no abundan las razones para venir a Louth, un pueblo del norte de Inglaterra donde las casas se organizan en filas de granate melancol¨ªa. Con la estaci¨®n de tren m¨¢s cercana a 45 kil¨®metros, el lugar es tan improbable como otro cualquiera para servir de hogar a una leyenda del rock en silla de ruedas. Robert Wyatt se mud¨® aqu¨ª a finales de los ochenta en busca del h¨¢bitat menos hostil posible que su poco dinero pudiese pagar. Los granjeros y comerciantes de Louth descubrir¨ªan con los a?os que el grandull¨®n sonriente que se daba impulso con guantes de esqu¨ª por las aceras del pueblo fue en otra vida bater¨ªa de Soft Machine, m¨ªtico grupo de la escena de Canterbury que hizo historia del rock, la psicodelia y el jazz a finales de los sesenta.
Lo que en su caso equivale a decir en otra vida; antes de aquella mala noche del muy ebrio 1973 en la que Wyatt crey¨® volar y cay¨® por la ventana de un cuarto piso en una fiesta de Pink Floyd. El m¨¦dico que lo atendi¨® de urgencia esa madrugada dijo que, de no haber estado tan sumamente borracho, el paciente habr¨ªa opuesto alguna resistencia y el impacto hubiese resultado mortal. "Fue un buen movimiento para mi carrera", explica en esta entrevista Wyatt con tanta distancia que casi parece un abismo.
Pero eso suceder¨¢ m¨¢s tarde. El d¨ªa del encuentro (el lunes 8 de octubre) fue tambi¨¦n el del lanzamiento en el Reino Unido de Comic Opera, otro de sus brillantes tratados de jazz pop confesional y el noveno disco de la carrera que inici¨® en solitario sobre el alf¨¦izar de una ventana. Para celebrarlo, la peque?a tienda de discos local organiz¨® una firma de ¨¢lbumes y unas cien personas llegaron de toda Inglaterra a presentar sus respetos a Wyatt.
Al t¨¦rmino del desfile de aficionados, el m¨²sico, de 62 a?os, recibe al periodista en su casa georgiana de ladrillo oscuro y una sola planta. Aqu¨ª vive entre discos, cuadros e instrumentos con su suegra y su mujer, Alfreda Benge, Alfie, una t¨ªmida y en¨¦rgica inglesa de ascendencia austropolaca. Alfie y Robert contrajeron matrimonio cuando, tras un a?o de convalecencia, ¨¦l sali¨® del hospital sobre ruedas, "en el primer d¨ªa de primavera en un largu¨ªsimo invierno".
Adem¨¢s de compa?era, Alfie es autora de las letras originales de Comic Opera, as¨ª como de las distinguidas ilustraciones de los discos de Wyatt desde el paisaje a l¨¢piz de la portada de Rock Bottom (1974), considerado su obra maestra. "De no haber existido ella, me habr¨ªa dedicado a beber hasta morir escuchando a [el pianista de jazz] Thelonious Monk", aclarar¨¢ Wyatt despu¨¦s. "Soy un cocinero terrible, no soy capaz de vestirme solo, ni puedo administrar mi dinero. En nuestro contrato, a m¨ª me toca hacer discos".
"Mi vida es mucho mejor desde el accidente. Si fuese religioso dir¨ªa que haberme quedado paral¨ªtico fue un don"
De ese particular acuerdo nace una de las carreras m¨¢s fascinantes del rock contempor¨¢neo. M¨¢s que un tipo con un estilo propio, Robert Wyatt es un g¨¦nero en s¨ª mismo. Podr¨ªa ser su voz, ese lamento ahogado que Ryuichi Sakamoto defini¨® como "el sonido m¨¢s triste del mundo". Podr¨ªa ser esa intimidad agradable como el agua templada que brinda el fondo de la trompeta tocada por el propio Wyatt sin demasiada destreza. O quiz¨¢ sea esa mezcla entre el jazz del que proviene y la melancol¨ªa del pop perfecto hacia la que camina.
La suma de todo esto hace de cualquiera de sus lanzamientos un acontecimiento raro pero siempre relevante. Si el ¨²ltimo, Cuckooland (2003), fue escrito bajo los efectos del 11-S y recibido como una de las obras m¨¢s singulares del a?o, Comic Opera, que cuenta con una n¨®mina de colaboradores similar a aqu¨¦l (Brian Eno, Paul Weller o Phil Manzanera, entre otros), se mueve en terrenos m¨¢s personales. Maneja, con todo, la misma descarnada sinceridad de siempre. Una virtud (o un defecto) que convierte una tarde con Wyatt ¡ªcharlar, escuchar discos de jazz y bucear en el oc¨¦ano desmitificador de sus recuerdos¡ª en una de las experiencias m¨¢s singulares del periodismo musical.
La inusual franqueza est¨¢ presente desde la bienvenida. "Estoy preocupado por la salud de Alfie. Nos han llamado del hospital por algo relacionado con el coraz¨®n. Peligroso para unos ancianos campeones del fumeque como nosotros", es lo primero que suelta Wyatt tras las presentaciones. Despu¨¦s, en una entrevista que se prolongar¨¢ durante m¨¢s de cuatro horas, admitir¨¢: "Gran parte de mi problema es decir siempre la verdad".
PREGUNTA. No veo mucho de c¨®mico, ni de oper¨ªstico en su ¨²ltimo disco.
RESPUESTA. Pues a m¨ª me da risa. Y algunos pueden pensar que hoy meter una canci¨®n sobre el Che [Hasta siempre comandante] podr¨ªa ser un chiste.
P. ?Niega la cualidad melanc¨®lica que se atribuye a su obra?
R. Lo que digo es que nunca hago nada conscientemente triste. Ni siquiera Rock Bottom, que se asume nacido del trauma de quedarme parapl¨¦jico [fue en parte concebido en su convalecencia]. Lo siento, no es cierto. Algo debe de haber, sin duda, cuando tanta gente lo ve as¨ª. Pero en aquellos d¨ªas no me sent¨ªa especialmente triste.
P. ?Y c¨®mo se sent¨ªa?
R. Salir del hospital fue como abandonar la prisi¨®n. El est¨ªmulo f¨ªsico del aire fresco y el tr¨¢fico en las calles despu¨¦s de meses de reclusi¨®n fue una experiencia casi psicod¨¦lica. ?Vida! ??rboles! ?Gente! ?M¨²sica! Fue un d¨ªa incre¨ªble. Por supuesto que hab¨ªa ansiedad, pero no sent¨ª rabia. Todo era por mi culpa. Por borracho e idiota. S¨®lo ten¨ªamos 15 libras en este mundo, nos fuimos a un pub a celebrarlo. Pero habl¨¢bamos del disco, ?no?
P. Claro. Lo ha dividido en tres actos, como ya es costumbre en usted.
"Despu¨¦s de 40 a?os de tocar he acabado valorando lo dif¨ªcil que es dar con una nota bella. Escasean"
R. Me gustan los episodios musicales de 20 minutos. Porque soy un tonto anacr¨®nico. Adoro la vieja distribuci¨®n de los elep¨¦s. No ordeno las canciones en t¨¦rminos musicales, sino de la secuencia de las letras. La primera parte va sobre el amor y la p¨¦rdida. La segunda, sobre sentirse inc¨®modo como ingl¨¦s. Y la tercera, sobre reconciliarse con las ideas pol¨ªticas que siempre me conmovieron. Veo mis canciones como un jard¨ªn salvaje. Soy un jardinero que est¨¢ enamorado de la belleza org¨¢nica de lo que se trae entre manos. Por eso me siento fascinado a mis sesenta a?os con alguien como Nat King Cole. De joven no lo apreciaba porque no era lo suficiente crudo para m¨ª. Ahora, en cambio, tras cuarenta a?os de tocar instrumentos y cantar, he acabado valorando lo dif¨ªcil que es dar una nota correctamente. S¨®lo una bella nota. Escasean.
P. ?De qu¨¦ va Just as you are, el dueto con M?nica Vasconcelos, es una de las flores m¨¢s conmovedoras de su ¨²ltimo jard¨ªn?
R. No lo s¨¦, se lo tendr¨¢s que preguntar a Alfie. Ella la escribi¨®. Alfie...?
"Vamos Robert, sabes perfectamente la respuesta", responde ella misteriosa. La aclaraci¨®n llegar¨¢ m¨¢s tarde, cuando, en un aparte, diga: "?Quiere conocer el verdadero significado de la canci¨®n? Hace unos meses Robert estaba empezando a tener un serio problema con el alcohol. Y comenz¨® a mentirme. Este tema es un mensaje de m¨ª para ¨¦l. Est¨¢s bebiendo demasiado, amigo. Ya basta. Decir: mi amor, tras todos estos a?os, sigue siendo condicional". Despu¨¦s, Wyatt corroborar¨¢ la confidencia. Lleva un par de meses asistiendo a reuniones de Alcoh¨®licos An¨®nimos y maneja la clase de dial¨¦ctica del rehabilitado. Cuando, a la hora de la cena, la entrevista contin¨²e en un restaurante, Wyatt rechazar¨¢ el ofrecimiento ("s¨®lo un limoncello, Robert") de una camarera algo ajada. "El trago que marca la diferencia no es el ¨²ltimo", dir¨¢ solemne. "El que lo cambia todo es el primero".
P. El alcohol es una constante en sus letras desde aquel "eres maravillosa cuando est¨¢s borracha" que abr¨ªa Rock Bottom.
R. Ya entonces estaba camino de convertirse en un problema. Hay quien dice que si empiezas a saltar por las ventanas es un mensaje de que algo marcha mal. Como soy un poco retrasado, me cuesta llegar a las conclusiones. Hace 34 a?os de la ventana.
"Tengo mucha m¨¢s m¨²sica que palabras. Escrib¨ª letras durante a?os, pero sol¨ªan ser sonidos guturales "
P. ?Qu¨¦ sucedi¨® esa noche?
R. No lo voy a contar [largo silencio] aunque lo recuerdo perfectamente. Puedo revelar lo que pas¨®, pero no por qu¨¦.
P. Bien? ?Qu¨¦ pas¨®?
R. Me ca¨ª de una puta ventana porque estaba demasiado borracho [golpea su plato contra la mesa]. ?Vale? Me pusieron sedantes durante seis meses. Luego estuve consciente en el hospital hasta cumplir un a?o.
P. Disculpe si le he irritado. ?Escribe Alfie las letras porque usted prefiere no hacerlo?
R. Me es dif¨ªcil. Tengo mucha m¨¢s m¨²sica que palabras. Escrib¨ª letras durante a?os, pero sol¨ªan ser sonidos guturales .
P. O letras como aquella en la que se limitaba a describir lo que suced¨ªa musicalmente. ?ste es el primer verso, ¨¦ste es el puente, sigue el estribillo?
R. En un momento pens¨¦, oh, no s¨¦ lo que pens¨¦? ?Sabe qu¨¦? Siento haberme enfadado de ese modo antes. Si no puedo decir algo totalmente fresco sobre algo me crispo. Porque las entrevistas me parecen interesantes. No hay dos iguales. Y aquel episodio no es que sea doloroso o dram¨¢tico, es s¨®lo que no hay nada nuevo que decir. Aunque suene chocante, yo no contemplo aquel accidente como algo malo. Fue un nuevo comienzo. Puesto que mi vida es mejor despu¨¦s que aquello, mucho mejor, de hecho, no lo veo como una tragedia. Es s¨®lo un cambio. Y en mi caso, a pesar de las dificultades obvias, soy una persona m¨¢s feliz. La gente que no se ha roto nunca la espalda piensa: qu¨¦ terrible vivir as¨ª. Pero es algo que sucede. ?Bang! y a otra cosa. Parecido a un animal salvaje cuando est¨¢ en la jungla. Llega un helic¨®ptero, le atrapa con una red, y al poco est¨¢ en una reserva en Tanzania. Y piensa: cojones, d¨®nde est¨¢n mis amigos, mis ¨¢rboles? y al final se da cuenta de que est¨¢ en un lugar m¨¢s seguro. Si fuese religioso, dir¨ªa que fue un don. Esto me recuerda la mejor mala cr¨ªtica sobre mi trabajo que nunca le¨ª. "Como mucho nos tem¨ªamos, Wyatt se cay¨® aquel d¨ªa sobre su cabeza" [risas].
" Lo peor lleg¨® con el triunvirato de Blair, Aznar y Berlusconi. Estuvimos frente al rostro del infierno. Lo ¨²nico bueno que hizo Blair fue destruir con ¨¦l a estos dos tipejos"
P. ?C¨®mo era antes de aquello?
R. Un bater¨ªa borracho que aprend¨ªa trucos tan ¨²tiles como el m¨¦todo m¨¢s r¨¢pido posible para acabar pedo: tequila y whisky a intervalos. Me lo ense?¨® Keith Moon [bater¨ªa de The Who]. No s¨¦? Deb¨ªa de ser un cabr¨®n porque me echaron de Soft Machine?
P. Fue por razones personales.
R. No lo s¨¦, no dijeron nada. Somos ingleses. No expresamos sentimientos. Seguramente toda la conversaci¨®n se redujo a: "Que te follen, t¨ªo".
P. Aquella primera formaci¨®n hacia 1967, con Mike Ratledge (teclados) y Kevin Ayers (bajo), siempre pareci¨® m¨¢s una reuni¨®n de individualidades?
R. Nunca fuimos un grupo normal. Pero en cierto sentido fue culpa m¨ªa. Yo consegu¨ª que esos m¨²sicos que nunca habr¨ªan tocado juntos se pusiesen a ello. Mike dej¨® la universidad por mi insistencia. Incluso cuando Kevin abandon¨® el grupo y se fue con sus maravillosas canciones, met¨ª a Hugh [Hopper, bajista]. No habr¨ªa funcionado sin mis indicaciones. No era un l¨ªder. La bater¨ªa no lidera, como tampoco el motor conduce el coche.
P. ?Ha mantenido la amistad con ellos?
R. No siempre. Hace poco vi a Kevin Ayers. Estuvo muy bien. A¨²n siento nostalgia de aquellos d¨ªas en Dei¨¤. Los dos solos. ?ramos j¨®venes, entusiastas, est¨¢bamos borrachos y era maravilloso.
Para entonces, Wyatt ya hab¨ªa coincidido en su infancia con varios de los miembros de Soft Machine en el colegio Langton, en Canterbury, un centro liberal que pareci¨® la mejor opci¨®n de ense?anza a sus padres, un psic¨®logo aficionado al jazz y una periodista, ambos intelectuales progresistas. La primera mujer de su padre fue secretaria de Robert Graves en Mallorca y, cuando a los 16 a?os, Wyatt dej¨® la escuela para buscar la libertad en Dei¨¤, se instal¨® en la casa balear del escritor. All¨ª conoci¨® a Ayers, futuro miembro de Soft Machine, y a Daevid Allen, que fue parte del grupo hasta que la negaci¨®n de un visado le oblig¨® a quedase en Par¨ªs, donde acabar¨ªa fundando Gong, otra banda seminal de la psicodelia brit¨¢nica. Ayers comparti¨® las tareas vocales con Wyatt antes de abandonar el grupo tras el magistral debut, que titularon 1 a secas, en una costumbre, emplear los ordinales, que se mantendr¨ªa como un sello de la banda.
El grupo se convirti¨® con su defensa del jazz-rock, el pop psicod¨¦lico y la pataf¨ªsica en una instituci¨®n de la boyante escena underground londinense. Fueron a?os de giras estadounidenses con Jimi Hendrix, de vivir la gran vida del rock y todo eso.
Cuando Wyatt fue despedido despu¨¦s de la intensa grabaci¨®n del tercer ¨¢lbum, bautiz¨® su nuevo proyecto como Matching Mole (topos id¨¦nticos, en su traducci¨®n del ingl¨¦s), un juego de palabras intencionadamente ir¨®nico que jugaba con la traducci¨®n francesa de Soft Machine.
Y entonces, llegar¨ªan el accidente y los a?os de la creatividad. Los discos de mediados de los setenta como Rock Bottom o Ruth is stranger than Richard y hasta el ¨¦xito. Su versi¨®n de I'm a believer, viejo tema de Neil Diamond, alcanz¨® el n¨²mero uno de las listas brit¨¢nicas y convirti¨® a Wyatt en el ¨²nico artista en la historia del c¨¦lebre programa de la BBC Top of the pops que actu¨® en silla de ruedas.
No hay mucha explicaci¨®n en las brumas de su memoria para el silencio que sigui¨® a aquellos a?os, cuando la pareja se mud¨® a la Costa Brava e interrumpi¨® la producci¨®n discogr¨¢fica. De aquel limbo, Wyatt regres¨® a principios de los ochenta como un artista comprometido. Se afili¨® al partido comunista, reparti¨® pasquines en las calles de Londres y adopt¨® el espa?ol como idioma de combate. Tambi¨¦n se abon¨®, una constante en su trabajo posterior, a las versiones. "Alfie siempre me compra ropa en las tiendas de beneficencia", explica Wyatt. "Es lo mismo con las canciones. Voy al mercado de segunda mano y me quedo con las que me sientan bien".
P. Tras la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn abandon¨® el partido. ?Ya no le ve¨ªa el sentido a la militancia?
R. Super¨¦ la etapa. Pero sigo creyendo que el comunista es el mejor de los partidos. Te unes al laborista, cosa que he hecho un par de veces, y no te dicen: "Pong¨¢monos a discutir", sino "apoya al candidato de tu distrito". En el comunista te ponen a leer. Mis diez a?os en el partido fueron mi universidad.
P. Pero mantiene cierta liturgia de los gestos. Al final de Comic Opera renuncia a cantar en ingl¨¦s por verg¨¹enza.
R. Me averg¨¹enzo de ser ingl¨¦s. Estoy inc¨®modo con que el idioma se haya convertido para los negocios en lo que el lat¨ªn para la Iglesia. Es demasiado poder para una est¨²pida y peque?a isla.
P. ?Son ¨¦stos los tiempos m¨¢s nefastos que ha conocido?
R. Lo peor lleg¨® con el triunvirato de Blair, Aznar y Berlusconi. Estuvimos frente al rostro del infierno. Lo ¨²nico bueno que hizo Blair fue destruir con ¨¦l a estos dos tipejos. S¨®lo me ha tocado una vida en el planeta y resulta que la tengo que vivir en esta mierda de situaci¨®n. Morir¨¦ y todo seguir¨¢ igual. Eso me deprime.
P. ?Teme a la muerte?
R. La espero con ganas. Si tuviese que vivir para siempre morir¨ªa [risas]. Estoy harto de luchar.
P. ?Cu¨¢l es su mayor temor entonces?
R. Hacer da?o a los dem¨¢s por mi falta de tacto e insensatez. Cuando bebo hago da?o a la gente. F¨ªsica, no, pero s¨ª mentalmente. No es adrede, es como tropezar con alguien sin querer. No soy bueno viviendo con cuidado. Mi mayor temor es ¨¦se: el miedo a la verg¨¹enza.
Comic Opera est¨¢ editado en Domino/PIAS.
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