El microperiodismo
La noticia adquiere tanto m¨¢s espacio cuanto m¨¢s reducida conceptualmente es. Tal ecuaci¨®n constituye, hoy, la base del periodismo de inter¨¦s general. Un incendio en el sur de California con un mill¨®n de damnificados ocupar¨¢ menos tiempo y lugar informativos que el secuestro de Madeleine. Una cuesti¨®n en el orden de la Justicia como la pugna en el tribunal Constitucional capta menor atenci¨®n que los ataques a la chica ecuatoriana en el metro de Barcelona. Ambos sucesos se refieren al funcionamiento judicial pero la cuesti¨®n s¨®lo obtiene una participaci¨®n generalizada al referirse al hecho menos institucionalizado.
El microperiodismo es en este tiempo de sensacionalismo, la base del periodismo en sentido amplio, especialmente, despu¨¦s de que la sensaci¨®n haya emigrado del hecho extravagante a la vicisitud cantonal.
Ocurre dentro de los medios de comunicaci¨®n el mismo fen¨®meno que reina en los medios art¨ªsticos, en la literatura o en la moda. El modelo se obtiene del supuesto extrarradio y se transporta como una insignia a la corriente principal. La novela ser¨¢ s¨®lo de verdad contempor¨¢nea si tiene en cuenta el blog, la moda ser¨¢ atractiva si recoge la inspiraci¨®n de los mercadillos. Lo secundario, lo terciario, lo menudo y concreto gana presencia en el universo de la comunicaci¨®n y la peque?a historia con nervio se alza con la potencia de un atleta moral o cultural en el centro de la escena. Las cosas llegan a ser as¨ª porque en ellas se posa con mayor ah¨ªnco la luz del foco. Y porque a lo m¨¢s delimitado accede mejor la opini¨®n, la pasi¨®n, la personalizaci¨®n. Mientras el suceso hist¨®rico y trascendente tiende a ser competencia de los expertos, el cotidiano abre las puertas al fest¨ªn popular.
Cualquiera se encuentra capacitado para emitir su opini¨®n sobre el joven valenciano asesinado, la ecuatoriana apaleada, la esposa acuchillada, la ni?a brit¨¢nica muerta o secuestrada. El microperiodismo hace ahora m¨¢s famoso al fot¨®grafo de lady Di o de Pen¨¦lope Cruz que al reportero gr¨¢fico en el frente de guerra o en el conf¨ªn de un tsunami. Al nuevo valor del texto aplicado al relato ¨ªntimo se corresponde el valor de la ilustraci¨®n que rasga el secreto personal.
Los oportunos v¨ªdeos de aficionados que recogen detalles de la peripecia humana o las burdas grabaciones de la videovigilancia son los patrones de las televisiones de mayor audiencia y los programas del coraz¨®n, tan simples y vilipendiados, orientan las portadas de las publicaciones serias al completar el an¨¢lisis de una presidencia pol¨ªtica o de una operaci¨®n empresarial.
El pensamiento complejo ha reducido tanto su presencia en los debates que los conceptos han ajustado su dimensi¨®n a la talla exacta del discurso del taxista. As¨ª, siempre hay conversaci¨®n, interacci¨®n, discusi¨®n, tanto en las cenas de amigos como en los foros dentro y fuera de la red. Si las emisoras y peri¨®dicos, los sites y las ediciones electr¨®nicas, conceden un mayor protagonismo a los lectores debe atribuirse a que el receptor, antes un punto perdido, ha adquirido un ins¨®lito valor para el emisor. Una circunstancia que se repite en la representaci¨®n pol¨ªtica respecto a la opini¨®n de los electores o de los productores respecto a los gustos de los clientes. El sujeto de la demanda se convierte, con sondeos, en el dise?o de la oferta o el programa.
En paralelo, el modelo del microperiodismo nace de esta metamorfosis general. Lo personal se convierte en el punto cr¨ªtico y lo colectivo se desvanece en la generalidad. La materia m¨¢s rentable de la informaci¨®n no la sirven los corresponsales desde paisajes ex¨®ticos, sino los reporteros locales. Tampoco la pol¨¦mica durable proceder¨¢ de una idea sino de decir Jos¨¦ Luis en vez de Josep Llu¨ªs o preguntar al presidente cu¨¢nto vale un caf¨¦. El bar viene a ser la medida de todas las cosas y el taxi el c¨®digo palpitante de la ardiente actualidad. Como en la teor¨ªa de las cat¨¢strofes, el terremoto informativo encuentra su origen en una patada en la cara, un thriller dom¨¦stico o un beso arrancado en la oscuridad.
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