Hemingway en la 217
GRAN HOTEL LA PERLA, un cl¨¢sico de Pamplona reci¨¦n restaurado
Don Juan de Borb¨®n trabaj¨® de botones en este hotel. Ernest Hemingway ten¨ªa reservada la habitaci¨®n 217, desde donde contemplaba los sanfermines. Ambos gozan del recuerdo de los pamplonicas en la legendaria fonda La Perla, inaugurada en 1881 y renovada el pasado junio con galones de un lujo que nunca tuvo. El padre del actual rey de Espa?a no practic¨® en realidad el oficio de la hosteler¨ªa: utiliz¨® una acreditaci¨®n falsa como empleado del hotel en su incorporaci¨®n al frente por la frontera de Dantxarinea, en 1936. Y en cuanto al escritor, tampoco debi¨® de asomarse mucho al balc¨®n, pues pasaba gran parte del festejo acodado en la barra del bar. En 1961, con la habitaci¨®n ya reservada para el encierro de San Ferm¨ªn, se peg¨® un tiro en su casa de Idaho.
GRAN HOTEL LA PERLA
7.-Categor¨ªa: cinco estrellas. Plaza del Castillo, 1. Pamplona (Navarra). Tel¨¦fono: 948 22 30 00. Fax: 948 22 23 24. 'Web': www.granhotellaperla.com. Instalaciones: sal¨®n, salas de convenciones (100 personas), comedor. Habitaciones: 40 dobles, 4 dobles especiales; todas con ba?o, calefacci¨®n, aire acondicionado, minibar, TV sat¨¦lite, secador, albornoz, prensa diaria. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, no admite animales dom¨¦sticos. Precios: todo el a?o, 210 euros + 7% IVA; desayuno, 25 euros + 7% IVA. Tarjetas de cr¨¦dito: American Express, Diners Club, Eurocard, MasterCard, Visa, 6000.
Arquitectura ... 6
Decoraci¨®n ... 6
Estado de conservaci¨®n ... 9
Confortabilidad habitaciones ... 8
Aseos ... 8
Ambiente ... 6
Desayuno ... 6
Atenci¨®n ... 9
Tranquilidad ... 7
Instalaciones ... 4
No es raro que un establecimiento con tanta historia luche por sobrevivir con un redise?o capaz de asombrar a sus empleados m¨¢s antiguos. La fachada se ha conservado tal cual, mejor iluminada si cabe, frente al quiosco de m¨²sica de la plaza del Castillo. Del interior s¨®lo quedan algunos muebles deslavazados y ciertos artefactos de ¨¦poca, como la centralita telef¨®nica, de escaso valor muse¨ªstico. El resto se ha sometido a un minimalismo a la moda, aunque de mucha calidad en los acabados y pulcro en su ambientaci¨®n. Huele a madera y a amistad.
Tres siglos y cuatro generaciones del apellido Moreno lo avalan. En las s¨¢banas, y en los fogones que, como un bucle del tiempo, se han puesto a disposici¨®n de Josefina y Conchita Guerendi¨¢in, due?as de Las Pocholas, otro referente que fue de la hospitalidad en Pamplona. Abierto a la calle de la Estafeta a trav¨¦s de un ventanal, el comedor del hotel reproduce con incre¨ªble realismo el ambiente de Las Pocholas, aquel m¨ªtico local.
De las 44 habitaciones con que cuenta el hotel, la mitad lleva escrito el nombre de quienes le dieron publicidad: V¨ªctor Eusa, el arquitecto art¨ªfice de la fachada; Pablo Sarasate, hu¨¦sped entre 1888 y 1908; Juli¨¢n Gayarre, tenor roncal¨¦s amigo de la familia propietaria; Manolete, que sol¨ªa vestirse de luces en la esquinera 106; Orson Welles, que una vez se despist¨® a la hora de pagar la cuenta, y, c¨®mo no, el autor de Fiesta (1927), que hoy recordamos en la 210 (antigua 217). A falta de instalaciones comunes, ins¨®lito en un cinco estrellas, el hotel se recluye en estos territorios privados con vistas a la plaza, amplios y confortables, dotados de camas enormes con seis almohadones, mampara de vidrio entre el sal¨®n y la alcoba, un generoso ajuar cosm¨¦tico y un equipamiento de ba?o a la ¨²ltima.
El hotel se muestra sobresaliente en el servicio, heredero de las buenas maneras de aquellos empleados de toda la vida, hoy retratados en las panor¨¢micas que decoran los rellanos de las plantas. Entre ellos, Fernando Hualde, 30 a?os al frente de la recepci¨®n y autor del libro Hemingway, cien a?os y una huella. Un ejemplo.
ALREDEDORES
FERNANDO HUALDE, recepcionista desde 1977 y autor de publicaciones sobre Hemingway, organiza desde el hotel visitas guiadas por la ciudad sobre el Nobel. Los encierros parten de la cuesta de Santo Domingo y contin¨²an por la calle de los Mercaderes, en la que suelen caer los toros; se estrechan en la calle de la Estafeta, junto al hotel, y finalizan en el callej¨®n que emboca la plaza de toros, donde toros y cabestros se re¨²nen en los chiqueros.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.