Cercan¨ªas como s¨ªntoma
No sabr¨ªa cuantificar las consecuencias electorales que el desastre de los trenes de cercan¨ªas de Barcelona puede tener para el PSOE. Aunque tener a 140.000 ciudadanos cabreados cada d¨ªa durante varias semanas, obligados a levantarse m¨¢s temprano para ir al trabajo sin ninguna garant¨ªa de llegar a tiempo, no parece el mejor spot publicitario para el Gobierno responsable del desaguisado. Pero m¨¢s all¨¢ de sus posibles efectos en votos contantes y sonantes, lo que est¨¢ ocurriendo en la periferia barcelonesa es s¨ªntoma de muchas cosas. S¨ªntoma de lo dif¨ªcil que es ver los problemas desde la distancia. El Gobierno ha estado operando desde el error de creer que el problema era el AVE, y que, una vez inaugurado, el tren de alta velocidad a Barcelona ser¨ªa una fiesta. Las obras del AVE han sido simplemente el detonante. Han servido para poner en evidencia que las cercan¨ªas de Barcelona pend¨ªan de un hilo. Y cuando ¨¦ste ha cedido ha sido el caos. El problema -el real y el pol¨ªtico- est¨¢ en cercan¨ªas. Real porque el grado de obsolescencia del sistema ferroviario del entorno de la capital catalana es tan grande y viene de tan lejos que ni se acabar¨¢ cuando el AVE funcione, ni se arreglar¨¢ en tres d¨ªas. Requiere inversi¨®n y tiempo. Y pol¨ªtico porque el n¨²mero de ciudadanos beneficiados por el AVE es mucho menor (y de composici¨®n social muy distinta) que el n¨²mero de ciudadanos afectados por los trenes de cercan¨ªas, de manera que el efecto compensatorio de la inauguraci¨®n triunfal de la llegada -con tres a?os de retraso- del tren estrella ser¨¢ necesariamente limitado. Es m¨¢s, el contraste entre el esplendor del AVE y la miseria del resto puede incluso generar efectos contraproducentes. Cuando el Gobierno se ha dado cuenta de ello hab¨ªa ya organizado una inauguraci¨®n concatenada de AVE en Barcelona, en M¨¢laga y en Valladolid. El paseo triunfal va camino de convertirse en v¨ªa crucis, cuando M¨¢laga y Valladolid pasen por delante de Barcelona en el calendario. S¨ªntoma tambi¨¦n de la desequilibrada herencia que dej¨® CiU. La obsesi¨®n pujolista por la vertebraci¨®n pol¨ªtica de Catalu?a dej¨® muchas lagunas en la construcci¨®n material del pa¨ªs. El d¨¦ficit en materia de carreteras es un ejemplo. La debilidad del sistema barcelon¨¦s de cercan¨ªas es otro. ?Qu¨¦ se hizo durante 23 a?os para que los gobiernos sucesivos no descuidaran una red tan vital para la vida del pa¨ªs? El retraso de cercan¨ªas tiene que ver con la obsesi¨®n pujolista contra el ¨¢rea metropolitana de Barcelona. No s¨®lo de simbolog¨ªa nacional viven los ciudadanos. S¨ªntoma de la dificultad del principal partido del Gobierno catal¨¢n, el PSC, de mantener el equilibrio entre la lealtad institucional a la Generalitat que representan y la lealtad de familia con los hermanos socialistas espa?oles. El tiempo de los eufemismos se le acaba al PSC. Tarde o temprano tendr¨¢ que esgrimir su principal fuerza: los 21 diputados propios (veremos cu¨¢ntos ser¨¢n a partir de marzo) en el grupo socialista del Parlamento espa?ol. Una aut¨¦ntica arma de disuasi¨®n masiva que el PSC se resiste a desenvainar.
S¨ªntoma de la falta de continuidad del Estado, que es un factor grave de ineficiencia. S¨®lo por una p¨¦sima planificaci¨®n se puede explicar lo que est¨¢ ocurriendo con las obras del AVE. Y aqu¨ª pringan tanto el PP, que con su adanismo quiso cambiar todo lo que hab¨ªan hecho los socialistas en materia de alta seguridad, origen de muchos de los retrasos, como el PSOE, que ha liderado la etapa final. S¨ªntoma de que no todos los agravios catalanes son infundados. Tanto los trenes como las v¨ªas de cercan¨ªas son responsabilidad de los Gobiernos espa?oles. Ninguno de ellos invirti¨®. Ah¨ª est¨¢n los resultados. Puede que los gobiernos catalanes se olvidaran de presionar e insistir. Hubo muchas mayor¨ªas precarias en que CiU tuvo voz y voto como para que algo hubiesen arrancado. Pero la responsabilidad ha estado y est¨¢ en el Ministerio de Fomento. En fin, s¨ªntoma de que la gran Barcelona, la estrella ol¨ªmpica, tiene serias goteras en la casa. Se vio este verano con la crisis energ¨¦tica, se lleva viendo desde hace tiempo en los trenes de cercan¨ªas. Se hizo una ciudad nueva, pero quedaron muchos parches detr¨¢s de la fachada. El ciudadano parece haber optado por el spleen democr¨¢tico, para usar una expresi¨®n de Jacques Rupnik. Una mezcla de fastidio y desconfianza, ante una pol¨ªtica a la que cuesta sentir como propia porque tiene demasiados tics de casta. ?Qui¨¦n se sorprender¨¢ si despu¨¦s no van a votar? -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.