El nuevo FMI
La ¨²ltima asamblea del Fondo Monetario Internacional (FMI), celebrada el pasado fin de semana en Washington, trajo tres novedades no programadas en la anterior, de la pasada primavera: la marcha de su director gerente antes de tiempo; la aparici¨®n de un nuevo organismo, el Banco del Sur, cuya intenci¨®n es desplazar al Fondo de su glacis latinoamericano, y la emergencia de turbulencias financieras a ra¨ªz de la explosi¨®n de la crisis de las hipotecas de alto riesgo.
El espa?ol Rodrigo Rato ser¨¢ sustituido a partir del pr¨®ximo jueves por el franc¨¦s Dominique Strauss-Kahn: un socialdem¨®crata por un conservador para una instituci¨®n conservadora. Pero sobre todo, un europeo por otro europeo, siguiendo la estela de ese pacto impl¨ªcito y poco democr¨¢tico que dice que la presidencia del Banco Mundial ser¨¢ para un norteamericano, y la gerencia del FMI, para un europeo. Un pacto que no soportar¨¢ m¨¢s ediciones, si se quiere dar legitimidad a las instituciones nacidas en Bretton Woods al final de la II Guerra Mundial.
El jueves toma posesi¨®n el nuevo gerente del FMI, en un momento en el que se discute su legitimidad y eficacia
El Banco del Sur surge como una iniciativa que aglutina inicialmente a ocho pa¨ªses latinoamericanos: Venezuela, Argentina, Brasil, Bolivia, Ecuador, Colombia, Uruguay y Paraguay. Se echa de menos, por ahora, a Chile y M¨¦xico. Nace el Banco del Sur en el caldo de cultivo de la inoperancia del FMI en la regi¨®n (algunos de estos pa¨ªses crecen m¨¢s desde que pagaron sus deudas al Fondo y se independizaron de sus recetas) y con la voluntad de desplazarlo de la vida de los socios que lo conforman. El siguiente paso ser¨ªa crear un fondo de reservas, o un Fondo Monetario Iberoamericano, que administre los 170.000 millones de d¨®lares de reservas de la zona, para ponerlas al servicio del desarrollo. Habr¨¢ que seguir con atenci¨®n el desarrollo de esta instituci¨®n, que sobre todo roza al hermano peque?o del Banco Mundial: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
La peculiaridad de las turbulencias financieras es que en esta ocasi¨®n, con epicentro en EE UU, han afectado a los pa¨ªses desarrollados y no han tocado a los pa¨ªses en desarrollo y emergentes. Estos ¨²ltimos se preguntan por qu¨¦ el FMI, en vez de tanto vigilarlos a ellos en busca de heterodoxias econ¨®micas, no ha puesto su foco de atenci¨®n sobre lo que estaba sucediendo, por ejemplo, en el pa¨ªs que acoge su sede, paradigma de desequilibrios econ¨®micos.
Esta coyuntura de imprevistos no ha paliado la sensaci¨®n de que el FMI se mueve poco. Desde que en Singapur se aprob¨® una reforma de su funcionamiento interno, para dar m¨¢s poder a los pa¨ªses emergentes y reconducir su modelo de financiaci¨®n de acuerdo con la realidad de sus 185 socios en la primera d¨¦cada del siglo XXI, se ha avanzado escasamente. ?ste ser¨¢ el principal cometido de Strauss-Kahn: hacer realidad lo que Rato s¨®lo ha puesto encima de la mesa, y no ha concluido al irse antes de finalizar su contrato. -
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