Todos tenemos un pasado, incluso David Bowie
En los inicios de los m¨²sicos, siempre aparece una m¨¢quina fotogr¨¢fica. El ejercicio de su oficio requiere retratarse, para tentar a los posibles contratadores, para dar claves al p¨²blico potencial, para confirmar a padres y compa?eros de colegio que aquello va en serio.
El primer grupo de Bruce Springsteen se llamaba The Castiles. Ten¨ªa resonancias del Viejo Mundo: Castile es Castilla en ingl¨¦s. En realidad, se trataba de una broma privada: all¨ª tocaba George Thiess, novio de Gina, la hermana de Bruce, que presum¨ªa de usar exclusivamente castile, un jab¨®n hecho de aceite vegetal. Cuando Bruce se enter¨® de que hab¨ªa una vacante, se present¨® ante el representante de los Castiles y demostr¨® su capacidad para aprenderse las canciones del repertorio de cualquier conjunto de Nueva Jersey que quisiera sobrevivir. Mick Jagger parec¨ªa lo que era: un estudiante de la London School of Economics, un cachorro de la clase media que hab¨ªa ca¨ªdo bajo la fascinaci¨®n de las canciones de los proletarios afroamericanos. Se necesitaba un cierto valor en 1962 para renunciar a la buena pronunciaci¨®n del sur de Inglaterra por el espeso acento y la riqueza jergal de los bluesmen de Misisipi, pero Jagger ya demostraba una extraordinaria capacidad para metamorfosearse, musical y socialmente, cantando con Blues Incorporated y preparando un grupo con j¨®venes fan¨¢ticos.
El primer grupo de Bruce Springsteen se llamaba The Castiles, que significa las Castillas en ingl¨¦s
Simon & Garfunkel se llamaban Tom y Jerry. Y Elton John compuso basura para Eurovisi¨®n
El blues constitu¨ªa una religi¨®n para aquellos alevines. Eran escasos los discos que se publicaban en Inglaterra; precisamente, Jagger llam¨® la atenci¨®n de Keith Richards al pasearse, como quien no quiere la cosa, con unos elep¨¦s que hab¨ªa comprado directamente a Chess Records, el sello de Chicago que manten¨ªa un servicio de venta por correo. Eric Clapton formaba parte de la misma secta, y hab¨ªa superado el bautismo de fuego cuando su grupo, los Yardbirds, debi¨® acompa?ar a un bluesmen de leyenda llamado Sonny Boy Williamson, un bebedor de modos bruscos. Puntilloso en el vestir y llamativo como guitarra solista, Clapton se convirti¨® en el centro de las miradas. Y dej¨® pasmado al mundillo londinense en el momento en que abandon¨® a los Yardbirds justo cuando empezaban a paladear el reconocimiento: no toler¨® que renunciaran al blues el¨¦ctrico por el arrebatado pop de For your love. Inmediatamente entr¨® en los Bluesbreakers, donde recibi¨® un m¨¢ster en blues bajo la mano firme de John Mayall, un l¨ªder taca?o y exigente.
Lo de Clapton fue excepcional: los m¨²sicos londinenses sol¨ªan ser menos puristas. Entre 1964 y 1966, David Bowie particip¨® en los Kon-Rads, los King Bees, los Manish Boys y The Lower Third. Su sonido buscaba llegar a p¨²blicos amplios. Desde el inicio, Bowie (entonces usaba su nombre real, Davy Jones) demostr¨® una alta capacidad para publicitarse. Sali¨® en los peri¨®dicos y en la televisi¨®n cuando se invent¨® una asociaci¨®n que defend¨ªa el uso del pelo largo en los hombres. Su encanto resultaba irresistible: en ese periodo, sin conseguir nada parecido a un ¨¦xito, grab¨® para Vocalion, Parlophone, Pye y Deram. Regularmente cambiaba de look y orientaci¨®n musical: ser¨ªa crooner, hippy y guerrillero del underground antes de explosionar en 1969 con Space oddity.
Otro culo de mal asiento era Roderick David Stewart. Rod quiso ser futbolista profesional, pero se aburri¨® y se larg¨® para cantar por las calles de la Europa continental. Primero fue beatnik protest¨®n y luego un mod impecable, siendo incluso retratado en un documental televisivo llamado Rod the mod. Cantaba, tocaba la guitarra y se luc¨ªa con la arm¨®nica. Tuvo tres contratos discogr¨¢ficos como solista, pero se ganaba la vida en grupos como los Five Dimensions, los Soul Agents, Steampacket (con Long John Baldry y Julie Driscoll) y Shotgun Express. A este ¨²ltimo pertenece la foto que hemos des?tacado, fechada en 1966: compart¨ªa micr¨®fono con Beryl Marsden y era acompa?ado por parte de lo que luego ser¨ªa Fleetwood Mac. A finales de ese a?o entrar¨ªa en el Jeff Beck Group y saltar¨ªa a la primera divisi¨®n sin muchos esfuerzos, aunque el ¨¦xito bajo su propio nombre s¨®lo llegar¨ªa en 1971, con la gloriosa Maggie May.
Elton John se patear¨ªa infructuosamente el mismo circuito que Rod; tambi¨¦n acompa?¨® a Long John Baldry. En verdad, como parte del grupo Bluesology, tocar¨ªa el piano detr¨¢s de Solomon Burke, Patty LaBelle, Major Lance y otras figuras del soul estadounidense, que en aquellos tiempos viajaban a Europa sin sus m¨²sicos habituales. Todav¨ªa no hab¨ªa adquirido su nombre art¨ªstico: era Reg Dwight. Y carec¨ªa de todo carisma; fue rechazado por el sello Liberty Records, aunque all¨ª le pusieron en contacto con un ambicioso letrista, Bernie Taupin, con el que formar¨ªa un f¨¦rtil t¨¢ndem. Pero el consenso en 1967 era que Reg deber¨ªa trabajar en las sombras de la industria musical. As¨ª lo hizo hasta 1970, cuando insospechadamente su segundo elep¨¦ comenz¨® a gustar en Estados Unidos. En esos cuatro a?os, Elton prob¨® con todo, desde lo sublime hasta lo rid¨ªculo: quiso entrar como cantante en King Crimson y compuso basura para Eurovisi¨®n. Ejerci¨® un curioso transformismo musical: grababa an¨®nimamente los hits del momento, en versiones fotocopiadas que eran editadas por compa?¨ªas especializadas en vender discos por debajo de una libra esterlina. Varias d¨¦cadas despu¨¦s, para su consternaci¨®n, aquellas sesiones se editar¨ªan bajo su nombre ar??t¨ªstico.
Todos estos artistas brit¨¢nicos estaban afincados en Londres, que en los sesenta se consolid¨® como uno de los centros de la m¨²sica po??pular. Lo ten¨ªan m¨¢s duro los que viv¨ªan en la periferia del Reino Unido. Como Van Morrison, natural de Belfast. La discoteca de su padre le dio una excelente educaci¨®n musical, permiti¨¦ndole acceder a los grandes del jazz, el blues y el country. Pero la ¨²nica salida profesional eran las showbands, versi¨®n irlandesa de las orquestas para todos los p¨²blicos. Van traslad¨® su saxo, su arm¨®nica y su guitarra a los Monarchs, agrupaci¨®n que tocaba m¨²sica juvenil y que colaba temas de rhythm and blues a la primera oportunidad.
Se sabe que el Reino Unido sufri¨® una prolongada posguerra, marcada por el racionamiento y la estrechez; muchas familias emigraron hacia otros pa¨ªses. Hughie Gibb dirig¨ªa una orquesta en Manchester que animaba los locales de la cadena Mecca, pero ansiaba nuevos horizontes. Hacia 1958, los Gibb tomaron un barco rumbo a Australia. Tres de sus cuatro hijos ?Barry, Robin y Maurice? estaban habituados a actuar: hab¨ªan amenizado las matinales de grandes cines de Manchester. E hicieron lo mismo en su nuevo pa¨ªs, s¨®lo que cantando al aire libre, en pistas de carreras. El promotor era un tal Bill Good, que conoc¨ªa al locutor de radio Bill Gates: ambos vieron all¨ª posibilidades. Y rebautizaron al grupo, que se hac¨ªa llamar The Rattlesnakes (Las Serpientes de Cascabel), como los B.G.'s, iniciales de los dos empresarios y, qu¨¦ casualidad, de Brothers Gibb, los Hermanos Gibb. Fue un acierto: los Gibb acumularon una docena de ¨¦xitos en Australia, hasta que en 1967 tomaron otro barco para volver a su pa¨ªs de origen, de donde saltaron al mundo entero.
Habl¨¢bamos antes de Rod Stewart, londinense que ejerce de escoc¨¦s arquet¨ªpico. El caso contrario de Annie Lennox, que hizo todo lo posible para abandonar su Aberdeen natal. Aguantaba la pobreza familiar, pero en su rinc¨®n de Escocia no hab¨ªa paciencia con las chicas sensibles. La m¨²sica fue su tabla de salvaci¨®n: gracias a una beca termin¨® en la Royal Academy of Music. Estaba trabajando en un restaurante londinense cuando conoci¨® a otra alma perdida, Dave Stewart: ¨¦ste se hab¨ªa escapado de casa a los 15 a?os, poliz¨®n en la furgoneta de un grupo. Formaron pareja amorosa durante cuatro a?os y montaron grupos: con The Tourists alcanzaron un breve esplendor en 1979 y 1980. Al final de ese a?o, Annie y Dave se quedaron solos, abandonaron el pop de guitarras, se aproximaron a la electr¨®nica y se rebautizaron como Eurythmics. Las listas de ventas fueron suyas durante los a?os ochenta.
Esa d¨¦cada tambi¨¦n fue dorada para Gordon Matthew Sumner, alias Sting. Convertido en cegador dios del rock, costaba imaginar que se hab¨ªa pasado buena parte de los setenta ejerciendo de maestro en Newcastle, mientras mataba el gusanillo con una big band semiprofesional ?actu¨® incluso en el Festival de Jazz de San Sebasti¨¢n? y animando un grupo de fusi¨®n llamado Last Exit, donde cantaba y tocaba el bajo. Con 26 a?os y una actitud musical esnobista, se parti¨® de risa cuando un baterista, Stewart Copeland, le sugiri¨® que entrara en un tr¨ªo de punk rock radicado en Londres. Pero Copeland, un yanqui cosmopolita, le convenci¨® con argumentos pragm¨¢ticos: "Pide una excedencia y prueba suerte, siempre podr¨¢s volver a Newcastle con tu familia". Corr¨ªa el turbulento a?o 1977 y acababa de nacer The Police.
Estas fotos nos recuerdan que s¨ª, que hubo una ¨¦poca en que Neil Young llevaba el pelo corto y usaba uniforme. Hijo de un periodista deportivo de Toronto (Canad¨¢), a principios de los sesenta se integr¨® en The Squires, uno de los miles de grupos que en todo el planeta se empe?aron en imitar el sonido pulcro y centelleante de The Shadows. Para encontrarnos con el Neil Young hirsuto habr¨¢ que esperar a Buffalo Spring???field, el memorable grupo que despeg¨® en Los ?ngeles all¨¢ por 1966.
Y el retrato m¨¢s antiguo de todos. Paul Simon y Arthur Garfunkel, aunque en 1957 se denominaran Tom and Jerry. Paul era Jerry Landis y Art se ocultaba como Tom Graph. Segu¨ªan la onda de los Everly Brothers, como demuestra su ¨²nico impacto, Hey schoolgirl. El d¨²o aguant¨® hasta 1959. Simon seguir¨ªa componiendo, produciendo y cantando; tambi¨¦n Garfunkel lanz¨® alg¨²n disco en solitario. Pero no volver¨ªan a probar el ¨¦xito hasta 1966, cuando un productor tuvo la ocurrencia de poner fondo el¨¦ctrico a una canci¨®n-denuncia sobre la incomunicaci¨®n que se llamaba The sounds of silence. Ya no podr¨ªan desprenderse de la sombra de Simon & Garfunkel.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.