"Desde siempre, soy muy chulo y presumido"
Terminado el verano, los ciclistas hablan de la playa. Haciendo honor a la m¨ªtica frugalidad de los ciclistas, pajaritos que miden las calor¨ªas como si fueran veneno, ?scar Pereiro, pelo de alambre endurecido, puntual en la cita en un hotel madrile?o donde hace noche para atender compromisos publicitarios por la ma?ana, s¨®lo desayuna un caf¨¦ con leche. Nada de s¨®lido. "Todos los d¨ªas, igual", dice. "Y cuando me entreno, tampoco como".
El nuevo campe¨®n correr¨¢ el Tour 2008 "sin la presi¨®n de demostrar nada"
A ?scar Pereiro, que no podr¨¢ viajar de vacaciones porque su mujer, Mar¨ªa, soci¨®loga, est¨¢ preparando oposiciones, la vida que lleva, sus d¨ªas libres de oto?o, del primer invierno, le hacen sentirse un privilegiado. "Mi plan es sencillo y ¨²nico", dice el ganador del Tour 2006. "Me levantar¨¦ pronto para llevar a mi ni?o, Juan, de dos a?os, a la guarder¨ªa. Despu¨¦s, me calzar¨¦ las deportivas y me ir¨¦ a correr a la playa. No hay nada que me guste m¨¢s que correr por la l¨ªnea del agua, es una sensaci¨®n espectacular. Y por la tarde, despu¨¦s de holgazanear un poco en casa, saldr¨¦ con los amigos a tomar una cerveza. Y estos d¨ªas, estas vacaciones en las que no tienes que hacer nada de nada, me hacen sentirme un privilegiado por ser ciclista".
Aunque oy¨¦ndole declarar estas cosas tan pronto por la ma?ana uno pueda llegar a pensarlo, Pereiro, de 30 a?os, protagonista de una rocambolesca historia durante y despu¨¦s del Tour del a?o pasado que s¨®lo termin¨® hace unos d¨ªas cuando recibi¨® en Madrid el maillot amarillo de ganador, no es un optimista loco, un bicho raro dentro de un pelot¨®n deprimido por los esc¨¢ndalos de dopaje y su tratamiento medi¨¢tico. "Lo bonito y lo triste del ciclismo", dice, "es que por cada d¨ªa de gloria pasas 80 de miseria. Pero el d¨ªa de gloria lo borra todo".
Pereiro es uno m¨¢s, que saldr¨¢ en el reci¨¦n presentado Tour de 2008 "sin la presi¨®n de tener que demostrar nada". Uno m¨¢s y, eso le gusta pensar, algo m¨¢s. La imagen es importante en su vida, en la que, visto lo visto, lo mejor que ha logrado es ser hombre-Hugo Boss. "Desde siempre he sido, y soy, muy chulo y presumido", reconoce. "Siempre me ha gustado vestir bien, y, encima, a mi mujer le encanta la moda. Ella fue la que me empez¨® a modernizar".
Llevando la contraria a su sonrisa permanente, Pereiro, gallego de Mos (Pontevedra), es tambi¨¦n un pesimista que no da un duro por el futuro del mundo, de una sociedad "cada vez m¨¢s corrupta en la que lo ¨²nico que mueve a todos es el inter¨¦s por el dinero y, sobre todo, por el poder". Cuando se entrena, Pereiro, "m¨¢s que un ecologista un hombre de paisaje verde", recorre costas a¨²n marcadas por la cat¨¢strofe del Prestige, bosques quemados en 2006 - "?a qui¨¦n le puede interesar destruir el paisaje?"-, y cuando est¨¢ en casa, jugando con su hijo, tiene miedo del futuro que le espera, de que lo rapten cualquier d¨ªa. "Cuando yo ten¨ªa 18 a?os, mis padres me pod¨ªan dejar salir tranquilo", dice, "ahora, eso es imposible".
No hay mejor mes para los ciclistas que noviembre, pero ellos saben que el mejor d¨ªa de su vida s¨®lo se puede dar en julio. Un sue?o. "Yo, solo. Subiendo Alpe d'Huez. A un kil¨®metro de la meta. S¨¦ que voy a ganar, creo que las miles de personas s¨®lo me aclaman a m¨ª. Entonces me siento ¨²nico. Y eso vale por todo".
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