"Siempre he sido consciente de los l¨ªmites de mi voz, grave y ¨¢spera"
Vestido invariablemente de oscuro, Paolo Conte (Asti, Piamonte, 1937), autor de ¨¦xitos como Azzurro, que populariz¨® Adriano Celentano, o Genova per noi, escrita para Bruno Lauzi, no se decidi¨® a interpretar sus propias canciones hasta 1974, cuando apareci¨® su primer disco. ?l era -es- abogado, trabajaba en el bufete familiar y tocaba jazz como diletante, afici¨®n que combinaba con la pintura. Esta noche act¨²a en el Palau de la M¨²sica de Barcelona, segunda y ¨²ltima parada de su gira 2007 en Espa?a, tras su concierto del pasado domingo en Girona.
"Siempre he sido muy consciente de los l¨ªmites de mi voz, que es grave y ¨¢spera. No tengo voz de cantante", afirma para explicar el retraso con que finalmente abord¨® la escena. Y sin embargo, con esa voz rota lleva m¨¢s de 30 a?os seduciendo al mundo. Cuando se le observa que tampoco Georges Brassens ten¨ªa lo que suele llamarse una "buena voz" rebate, convencido: "Pero la suya era m¨¢s agradable que la m¨ªa, m¨¢s suave y el¨¢stica". Con el cantante de S¨¨te, Conte comparte una caracter¨ªstica al alcance s¨®lo de los grandes: algunas de las expresiones que aparecen en sus canciones han entrado a formar parte del vocabulario com¨²n. Fue ¨¦l quien en la canci¨®n Bartali acu?¨®, por ejemplo, la expresi¨®n "cara de italiano de excursi¨®n" (faccia da italiano in gita). "Bueno, eso pasa alguna vez, muy de tarde en tarde", casi se excusa.
La "galer¨ªa de monstruos" que aparecen en las canciones es infinita
La vieja dicotom¨ªa de la canci¨®n, si antes surgen las palabras o la m¨²sica, Paolo Conte, seguidor en esto de la escuela americana, hace mucho que la tiene resuelta: "Para m¨ª, primero siempre llega la m¨²sica, el motivo mel¨®dico. Las palabras proceden del misterio, de las sensaciones que ha conseguido crearme la m¨²sica. Las palabras se llaman las unas a las otras, a menudo por fricciones o por afinidades fon¨¦ticas". El cantante es conocido por el uso que hace de expresiones sin significado, pero con un alto valor expresivo, como sus archifamosos zazaraz¨¢s o duadu¨¢ cuando la m¨²sica los precisa. La suya es una utilizaci¨®n lib¨¦rrima de la lengua: a veces parece que cante en ingl¨¦s, franc¨¦s o castellano. "Utilizo su fon¨¦tica, pero desconozco estas lenguas. Apenas hablo un poco de franc¨¦s".
Hay una caracter¨ªstica recurrente en la po¨¦tica de Conte. Muchas de sus canciones son aut¨¦nticas cr¨®nicas o relatos, como la excursi¨®n a G¨¦nova cristalizada en Genova per noi, el hombre derrotado que vuelve a su bar de siempre en Il Mocambo o la historia de un teatro de Asti cerrado durante mucho tiempo en Teatro. "Los cantantes del centro y el sur de Italia son en efecto m¨¢s madrigalistas, en cambio en el norte preferimos contar hechos, historias. De ah¨ª el car¨¢cter de cr¨®nica". Pero no le disgusta si se le cita como antecedente de su arte a un napolitano, Renato Carosone: "Lo acepto de buen grado. ?l tambi¨¦n combina estilos diversos".
La "galer¨ªa de monstruos" -as¨ª los califica ¨¦l mismo- que ha creado con sus canciones es infinita: tipos enamorados y tipos solitarios, cajeras de supermercado que fuman mentolado y hombres que no quieren ir al cine con la novia, j¨®venes amantes del jazz y un helado de lim¨®n que sintetiza proustianamente todos los veranos de juventud.
No queda tiempo para m¨¢s, Conte debe salir a escena. En realidad, ahora llega lo mejor: sus canciones en vivo. Acompa?ado por sus extraordinarios m¨²sicos de siempre, Paolo Conte va combinando el viejo repertorio -Come di, Genova per noi- con canciones de su ¨²ltimo disco, Elegia.
Es un hombre t¨ªmido, escondido tras el piano. En escena no presenta las canciones, tan s¨®lo a los m¨²sicos, uno por uno cuando han tenido una intervenci¨®n solista de relieve. S¨®lo en una ocasi¨®n se queda solo con su piano: es con Genova per noi, donde el autor relata un viaje desde el campo piamont¨¦s a la ciudad mar¨ªtima ("nunca podr¨ªa vivir en otra ciudad que no fuera Asti", comenta. "Estoy bien en lugares peque?os y aislados").
Babelia
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