El factor transatl¨¢ntico
C¨®mo debemos evaluar el estado de las relaciones transatl¨¢nticas hoy d¨ªa? Haci¨¦ndole un gui?o a Wall Street podr¨ªamos decir que la OTAN est¨¢ en alza; Europa, a medio gas, y Estados Unidos, claramente en baja.
La OTAN est¨¢ "en alza" por una raz¨®n fundamental: la mayor calidez de las relaciones entre Estados Unidos y Francia despu¨¦s de la elecci¨®n de Nicolas Sarkozy como presidente. Por primera vez desde que Charles de Gaulle instaurara la V Rep¨²blica, la prioridad de Francia no es vivir oponi¨¦ndose a EE UU. Los indicios de esta transformaci¨®n son profundos, espectaculares incluso. Desde el endurecimiento de la posici¨®n francesa respecto a Ir¨¢n hasta la aut¨¦ntica mejora de las relaciones con Israel, por no hablar de gestos simb¨®licos como las vacaciones de verano de Sarkozy en EE UU, todo indica que estamos ante una nueva Francia, que est¨¢ barajando seriamente regresar a la estructura militar integrada de la OTAN.
La OTAN est¨¢ en alza; Europa, a medio gas, y Estados Unidos, claramente en baja
El giro de Francia surge tanto del c¨¢lculo pol¨ªtico como de una emoci¨®n profunda. Para Sarkozy, los franceses no son antiamericanos, sino simplemente anti-Bush. Con su disposici¨®n a romper con el pasado y a darle un toque global a la "petici¨®n de cambio" recibida, Sarkozy est¨¢ allanando el camino que conduce a los Estados Unidos posteriores a Bush.
Sabe que para que "Francia regrese" al puesto de influyente actor europeo es preciso que el pa¨ªs est¨¦ m¨¢s cerca de EE UU, lo cual le acercar¨¢ a Alemania y a Gran Breta?a, por no hablar de Polonia e Italia. Desde un punto de vista emocional, "Sarkozy el estadounidense, Sarkozy el hacedor", que quiere ser juzgado por sus acciones, tambi¨¦n suele verse a s¨ª mismo como una encarnaci¨®n gala del sue?o americano. Es hijo de inmigrantes, un forastero cuya llegada a la cima muestra a las claras lo abierta que es Francia.
Tambi¨¦n en Estados Unidos la actitud hacia la alianza con Europa ha cambiado enormemente. El fracaso en Irak, el riesgo de iraquizaci¨®n de Afganist¨¢n y la seguridad en s¨ª misma que Rusia acaba de redescubrir han hecho que EE UU abandone el altivo y desafiante comportamiento que ha caracterizado gran parte de la presidencia de Bush y que aprecie de nuevo el valor de la Alianza Atl¨¢ntica. Estados Unidos necesita aliados, pero no le preocupa el potencial de su propia fuerza. En palabras de un destacado diplom¨¢tico estadounidense, "lo que menos me preocupa cuando me despierto a las tres de la ma?ana es que Europa se est¨¦ haciendo demasiado fuerte".
Sin embargo, el acercamiento entre Francia y EE UU no deber¨ªa esconder otras realidades. En primer lugar, en Afganist¨¢n, la OTAN corre el riesgo de sufrir su primera derrota militar. Adem¨¢s, puede que Turqu¨ªa, un importante miembro de la Alianza, est¨¦ a punto de embarcarse en una peligrosa aventura militar en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª.
En segundo lugar, no se puede hablar de la OTAN sin apuntar que sus dos baluartes -Europa y EE UU- no est¨¢n en muy buena forma. Si Europa est¨¢ "a medio gas", una de las razones es Sarkozy. Puede que est¨¦ fomentando la introducci¨®n de novedades en la Alianza, pero su pol¨ªtica europea es fuente de preocupaci¨®n en el viejo continente. Aunque Sarkozy declara que Europa es su prioridad, sus m¨¦todos parecen contradecir sus intenciones. Sus constantes ataques al Banco Central Europeo y a su presidente, Jean-Claude Trichet, acent¨²an su ya de por s¨ª escasa qu¨ªmica personal con la canciller alemana Angela Merkel. No se puede defender la Alianza en nombre de Europa al tiempo que se la debilita con arranques de populismo y de nacionalismo econ¨®mico. Los tres principales l¨ªderes europeos -Brown, Merkel y el propio Sarkozy- pertenecen a una generaci¨®n a la que ya no le emociona el proyecto de integraci¨®n europea. Sus v¨ªnculos con Europa son racionales, no emocionales. Sin embargo, ?bastar¨¢ la fr¨ªa racionalidad para hacer que Europa se convierta en un baluarte de la seguridad en el seno de la Alianza?
En cuanto a Estados Unidos, est¨¢ "en baja" tanto desde el punto de vista de su poder ideol¨®gico blando como en lo tocante al potencial militar duro. Sigue siendo el pa¨ªs m¨¢s fuerte del mundo, sobre todo en t¨¦rminos militares, pero, en una ¨¦poca en la que el poder es relativo, tiene que responder a cuestiones fundamentales sobre el uso y la utilidad de la fuerza.
Tanto los estadounidenses como los europeos deben mostrar humildad. Hoy d¨ªa existe un mundo multipolar en el que el peso demogr¨¢fico y econ¨®mico de Occidente se ha reducido, y debe competir con exitosos modelos autoritarios como China o incluso Rusia. En este nuevo contexto, la solidaridad es m¨¢s crucial que nunca. En l¨ªneas generales, la opini¨®n sobre Estados Unidos en Europa sigue siendo negativa, y continuar¨¢ si¨¦ndolo por lo menos hasta las elecciones presidenciales estadounidenses de 2008. Del mismo modo, la percepci¨®n que de Francia y Europa se tiene en EE UU s¨®lo mejora muy lentamente.
Occidente s¨®lo podr¨¢ reinventarse a s¨ª mismo respetando nuestros valores comunes y no agravando nuestras diferencias. Puede que la OTAN est¨¦ "en alza", pero sus perspectivas siguen siendo inciertas.
Dominique Mo?si, fundador y asesor principal del Instituto Franc¨¦s de Relaciones Internacionales (IFRI), es profesor del Colegio de Europa en Natolin, Varsovia. Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo. ? Projet Syndicate, 2007.
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