El Madrid humilla al Valencia
El equipo de Mestalla se suicida en su planteamiento y sale goleado por el cuadro de Schuster
A vueltas sobre la calidad de su juego, el Madrid marcha con la suavidad de un Ferrari. Sus n¨²meros asustan. Y su capacidad para aprovechar las debilidades del rival, tambi¨¦n. Sabe dosificarse y sus centrocampistas demostraron ayer que el f¨²tbol les pertenece.
VALENCIA 1 - REAL MADRID 5
Valencia: Hildebrand; Miguel, Albiol, Helguera, Moretti; Joaqu¨ªn, Albelda, Silva (Montoro, m. 79), Gavil¨¢n (Vicente, m. 60); Angulo (Mata, m. 75)y Morientes. No utilizados: Mora, Sunny, Caneira, Zigic.
Real Madrid: Casillas; Sergio Ramos (Torres, m. 73), Cannavaro, Metzelder, Marcelo (Heinze, m. 57); Gago, Diarra; Robinho, Guti; Ra¨²l y Van Nistelrooy (Batista, m. 65). No utilizados: Dudek, Saviola, Snejider y Balboa.
Goles: 0-1. M. 1. Ra¨²l coloca la pelota junto al palo derecho. 0-2. M. 24. Van Nistelrooy bate al portero con un sombrero. 0-3. M. 30. Sergio Ramos, de tiro cruzado. 0-4. M. 36. Van Nistelrooy remata un tiro de Robinho. 1-4. M. 59. Angulo, a pase de Joaqu¨ªn. 1-5. M. 64. Robinho, tras regatear a Miguel.
?rbitro: P¨¦rez Burull. Expuls¨® a Albiol (m. 83) con roja directa. Amonest¨® a Marcelo y Albelda.
Unos 50.000 espectadores en Mestalla.
El l¨ªder se dosifica y sus centrocampistas muestran que el f¨²tbol les pertenece
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Uno de ellos, Gago, empieza a parecerse a aquel pibe que asombr¨® en el Boca Juniors. Schuster le da confianza y ninguna prisa, que es lo que necesitaba. Salvo por los culebreos de Joaqu¨ªn, en el Valencia, fracasaron todos. En especial su portero, el alem¨¢n Hildebrand, que se trag¨® todo lo que enviaron. Y su equipo ya suma 19 goles en contra en 10 jornadas, una cat¨¢strofe en un conjunto que se caracteriz¨® en los ¨²ltimos a?os por todo lo contrario.
La eterna inmadurez de los dirigentes y sus escasos conocimientos futbol¨ªsticos llevan a debacles como la que sufri¨® anoche el Valencia. A tres d¨ªas de torear al Miura madridista, Juan Soler envi¨® a un novillero, ?scar Fern¨¢ndez, que result¨® corneado por todos lados. No es culpa suya, sino de este promotor inmobiliario metido a presidente que de peque?o jug¨® de portero en el equipo de su falla. Y era tan malo, que no abandonaba la suplencia ni cuando era ¨¦l quien llevaba el bal¨®n.
La inocencia se paga muy cara en el f¨²tbol profesional. Y cuando ?scar Fern¨¢ndez, alma c¨¢ndida, anunci¨® que iba a jugar en rombo, Schuster se frot¨® las manos, redobl¨® su apuesta por los mediocentros (Gago, Diarra y Guti) y se esper¨® al fest¨ªn mientras so?aba en parecerse a Federer. No tard¨® ni un minuto en asaltar la puerta de Hildebrand. Result¨® de una sencillez inaudita. S¨®lo hab¨ªa que salvar a Albelda. Tocar tres o cuatro veces y llegar en avalancha. El Madrid se lo pas¨® en grande. Un entrenamiento ante 50.000 personas. Y cientos de miles por la televisi¨®n. Un toque curvado de Ra¨²l para abrir el apetito. Un sombrerito de Van Nistelrooy a Hildebrand tras haber interpuesto la espalda entre su gloria y la miseria de Helguera. Un tiro cruzad¨ªsimo y sin apenas ¨¢ngulo de Sergio Ramos que Hildebrand vio pasar de largo. Y un remate de Van Nistelrooy a bocajarro. Al cuarto gol en contra, el p¨²blico, humillado, se fue marchando de Mestalla.
Eligi¨® un mal d¨ªa el Valencia para dejar de fumar. Tras dos a?os y medio parapetado tras sus dos mediocentros, decidi¨® prescindir de uno de ellos justo cuando recib¨ªa la visita del l¨ªder. Con una la particularidad: Silva pierde todo el brillo cuando retrasa su posici¨®n al c¨ªrculo central. Ah¨ª no pinta nada. Sus pases son insustanciales y recurre a la falta como ¨²nica respuesta en la recuperaci¨®n. Y, claro, como demostr¨® a principios de temporada en El Madrigal, el Madrid sabe contraatacar. Lo hace con precisi¨®n y buen gusto, llevado por el ojo de Guti y la velocidad de Robinho.
El Madrid se dej¨® llevar tras el descanso. No quiso hacer sangre. Pens¨® en pr¨®ximas citas y Schuster dio descanso a uno de sus hombres m¨¢s vigorosos, Sergio Ramos, y al m¨¢s hambriento, Van Nistelrooy, que ya est¨¢ donde le corresponde: entre los m¨¢ximos goleadores. El Valencia se anim¨® fugazmente en el ¨²nico duelo personal que pod¨ªa ganar: el de Joaqu¨ªn sobre Marcelo. Se escap¨® el extremo y su centro lo remat¨® Angulo. El pobre ?scar Fern¨¢ndez lo celebr¨® como un gran acontecimiento. Claro que Robinho no iba a permitir que acabara la pesadilla para el joven entrenador. Ni para su portero. As¨ª que el brasile?o burl¨® a Miguel y bati¨® a Hildebrand una vez m¨¢s.
Tan cantado estaba el encuentro que el honorable Di St¨¦fano, acompa?ado de bast¨®n y gorra, tambi¨¦n baj¨® del palco. Contento se supone por la exhibici¨®n de su equipo, pero algo apenado por el alma en pena en que vio convertido al otro conjunto, aqu¨¦l en el que consigui¨® sus mayores ¨¦xitos como entrenador en los a?os setenta.
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