Londres desaira a Abdal¨¢
La ausencia del secretario del Foreign Office por permiso de paternidad y peque?os incidentes con la oposici¨®n jalonan la visita del rey saud¨ª
Las visitas de Estado de mandatarios extranjeros al Reino Unido suelen dividirse en dos clases: las que provocan serias protestas y las que no provocan nada, s¨®lo indiferencia. Entre las primeras m¨¢s c¨¦lebres en a?os recientes est¨¢n las del presidente chino Hu Jintao, en 2005, y sobre todo la del presidente de EE UU, George W. Bush, en 2003, nueve meses despu¨¦s de la invasi¨®n de Irak, que llev¨® a la polic¨ªa a aislar el centro de Londres para separar al presidente de los manifestantes.
La visita de Estado que estos d¨ªas protagoniza el rey Abdal¨¢ de Arabia Saud¨ª ha roto ese esquema: no hay ni indiferencia ni pasi¨®n. Aunque ha habido manifestaciones, han sido de muy poco calado. Pero ha habido una curiosa serie de desaires pol¨ªticos. El primero lo protagoniz¨® el propio rey Abdal¨¢ con unas declaraciones a la BBC en v¨ªspera de su llegada en las que acusaba al Reino Unido de no haber hecho caso de informaciones de la inteligencia saud¨ª que quiz¨¢s habr¨ªan podido impedir los atentados del 7-J en Londres.
Las acusaciones no son nuevas, pero en boca del rey tomaban una resonancia que algunos interpretaron como una maniobra saud¨ª para prevenir cualquier tentaci¨®n brit¨¢nica de reprocharles que no hacen lo bastante para combatir un terrorismo isl¨¢mico que muchos creen que se alimenta de su inspiraci¨®n y dinero.
La comitiva del rey saud¨ª -800 personas, seis aviones y tres horas para descargar el equipaje- interpret¨® como represalia por esas declaraciones la ausencia estos d¨ªas del jefe del Foreign Office, David Miliband, que ha cogido la baja por paternidad tras adelantarse unos d¨ªas la llegada de su segundo hijo adoptado.
La oposici¨®n tambi¨¦n ha puesto sus peque?os desaires. El l¨ªder en funciones de los liberales-dem¨®cratas, Vince Cable, se ha retirado de las recepciones oficiales en protesta por la suspensi¨®n en su d¨ªa, a instancias de Tony Blair, de las investigaciones sobre la presunta corrupci¨®n en la familia real saud¨ª en la compra de armamento y aviones de guerra brit¨¢nicos en los ¨²ltimos 20 a?os.
Y el conservador David Cameron quiso ayer hacerle notar al rey el informe publicado estos d¨ªas por un think-tank pr¨®ximo a su partido, Policy Exchange, denunciando la distribuci¨®n de material hom¨®fono y antioccidental en una de cada cuatro mezquitas del Reino Unido, muchas dependientes de dinero saud¨ª. Pero es dif¨ªcil que la sangre llegara al r¨ªo entre ellos, dados los buen¨ªsimos lazos hist¨®ricos entre tories y saud¨ªes a la hora de los negocios. Tampoco debi¨® llegar en el encuentro, tambi¨¦n ayer, entre el rey y el primer ministro, Gordon Brown, en el que no se habl¨® de derechos humanos "porque ya se hab¨ªa tocado el tema en otros momentos de la visita". S¨ª se habl¨® de cooperaci¨®n antiterrorista, de Palestina y la conferencia de Maryland, y de educaci¨®n.
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