Una '¨¦tica Valiente' para el Constitucional
Algo importante est¨¢ sucediendo en el seno del Tribunal Constitucional (TC). El pasado viernes numerosos diarios coincid¨ªan en dedicarle sus portadas. Las palabras con que describen su situaci¨®n constituyen una se?al de alarma: "bloqueo", "crisis", "insensateces", "graves irresponsabilidades", "credibilidad en peligro", "desprestigio". ?ste es el mensaje com¨²n, aunque son distintos los juicios que se hacen sobre las causas y los causantes.
Son muchos los ciudadanos confiados, por el momento, en que la democracia espa?ola cuenta con el TC para afirmar la supremac¨ªa de la Constituci¨®n, dictando su palabra ¨²ltima y decisiva con criterios jur¨ªdicos y por personas independientes.
El 8 de julio de 1992 se desped¨ªa quien fue su presidente, don Francisco Tom¨¢s y Valiente, con estas palabras: "Las instituciones... est¨¢n integradas por personas, pero no son esas personas". ETA le asesin¨®; precisamente porque hab¨ªa sido guardi¨¢n vigilante de la Constituci¨®n, no s¨®lo como int¨¦rprete de la misma, sino como ciudadano comprometido con su vigencia: cuando los golpistas del 23-F quisieron acabar con ella, don Francisco Tom¨¢s y Valiente no huy¨® a Portugal ni se escondi¨® en un caser¨ªo. Se mantuvo firme en la sede de la instituci¨®n. Su vida, su obra y su muerte forman parte de la memoria y la tradici¨®n democr¨¢tica de Espa?a.
Ante su grave crisis, el Tribunal debe seguir el ejemplo de Tom¨¢s y Valiente
Si han errado, deben rectificar y, en ¨²ltimo caso, dejar paso a otros
El terrorismo pudo quitarle la vida pero no pudo arrebatarnos la dignidad de su honesta y recta magistratura. Por eso, podemos invocarla en este trance del Tribunal Constitucional que nos preocupa a tantos y traer aqu¨ª alguna de sus reflexiones.
Hace ya 20 a?os Tom¨¢s y Valiente advert¨ªa que el "uso excesivo por indebido" del Tribunal Constitucional lo situaba en "encrucijadas peligrosas para su prestigio".
La encrucijada actual es m¨¢s peligrosa que aquellas que contemplaba Tom¨¢s y Valiente, sobre todo porque ahora las cr¨ªticas al "uso indebido" son de un calibre muy superior. No hace falta reproducirlas aqu¨ª, entre otros motivos porque no pretendo ahora dar o quitar raz¨®n ni al Gobierno ni a la oposici¨®n (el lector ya sabe cu¨¢l es mi partido). Creo que lo que importa destacar de esas cr¨ªticas es que sus destinatarios no son los nacionalistas o independentistas vascos o catalanes, o cualesquiera otros partidos, sino que son los dos partidos principales de Espa?a; "la l¨®gica bipartidista mata al Tribunal Constitucional" se escribe desde c¨¢tedras de Ciencia Pol¨ªtica. Lo cierto, en todo caso, es que PP y PSOE son decisivos a la hora de sustentar el sistema institucional en el que es pieza clave un Tribunal Constitucional integrado por juristas que no s¨®lo deben proclamar ret¨®ricamente su independencia sino que deben ser independientes.
El "uso indebido" del Tribunal no es la ¨²nica raz¨®n que explica la gravedad, porque contra el vicio de pedir desde fuera lo indebido est¨¢ la virtud de no dar desde dentro lo que el Derecho no permite.
Pero mal que nos pese, lo que ahora est¨¢ en abierta cuesti¨®n es la independencia de quienes integran el Tribunal Constitucional. La "guerra de recusaciones" ha sido promovida desde fuera del Tribunal Constitucional, pero la abstenci¨®n de su presidenta y vicepresidente proceden de dentro. El Tribunal ha tramitado como ha querido las recusaciones y abstenciones, y ha sido el propio Tribunal Constitucional quien con sus decisiones se ha metido en un laberinto sin aparente salida; asistiendo, as¨ª, a la p¨¦rdida del cr¨¦dito ganado en largo y trabajado tiempo (?bendito aquel en que pod¨ªa decirse que el principal problema era el exceso de trabajo!) y abocado a un bloqueo que ser¨ªa el hazmerre¨ªr de Espa?a entera. En esas circunstancias, ?tendr¨ªan sus actuales componentes valor y autoridad personal bastantes para dictar las importantes sentencias que todos tenemos en mente? En mi opini¨®n, el laberinto tiene salida; aunque haya que desandar los pasos mal dados. El Tribunal Constitucional no ha sido concebido de modo que pueda ser bloqueado desde fuera ni por la pol¨ªtica ni por los aprendices de brujo.
Quienes lo integran saben que las decisiones que le corresponde tomar, basadas en Derecho, han de resolver los problemas que se les planteen por cr¨ªticos que sean, en lugar de encerrarse en ellos, con interpretaciones jur¨ªdicas err¨®neas alejadas de la ¨²nica posible: la que resulte coherente y arm¨®nica con todo el ordenamiento jur¨ªdico y evite la par¨¢lisis y el rid¨ªculo de uno de los ¨®rganos esenciales del entramado constitucional. Ninguna interpretaci¨®n puede conducir al disparate de que los litigantes en un proceso puedan determinar la composici¨®n de la sala juzgadora o su inhabilitaci¨®n sin posible sustituci¨®n inmediata por otros magistrados. En esto estamos, guste o no guste, asuste o no asuste: el prestigio de quienes lucen pu?etas no est¨¢ en buen momento. Los jueces constitucionales han de resolver un conflicto pol¨ªtico que ha contribuido a marcar la presente legislatura. Han de hacerlo con razones jur¨ªdicas, no con argumentos pol¨ªticos, y no podr¨¢n hacerlo si no act¨²an con independencia de criterio. Ya no vale, como anta?o, que el presidente "pida de rodillas" a un magistrado un voto que le favorezca. Zapatero, adem¨¢s, no lo har¨¢.
En estos momentos de crisis del Tribunal, el ejercicio de la independencia exige una especial clase de valor. No s¨®lo valent¨ªa ante los dem¨¢s, sino especialmente ante uno mismo: si ha errado, para rectificar, y en ¨²ltimo caso para marcharse y dejar paso a otros y otras.
Me temo que una indebida interpretaci¨®n de la independencia haya podido degenerar en irresponsabilidad y en un lavarse las manos; me temo que la falsa pretensi¨®n de pureza que ha alentado la guerra de recusaciones comenzada frente a P¨¦rez Tremps ha propiciado la huida por ese laberinto sin salida que han contribuido a fabricar cuestionables decisiones. Por esto, vuelvo a citar a Tom¨¢s y Valiente que describi¨® la independencia de este modo: "Aqu¨ª nadie representa a nadie, ni a la C¨¢mara donde fue elegido, ni a la fuerza parlamentaria que tomara la iniciativa de proponer su nombre como candidato. Ello significa que en el Tribunal Constitucional cada magistrado est¨¢ a solas con su formaci¨®n t¨¦cnica y con su conciencia personal: de ellas y s¨®lo de ellas depende. En eso consiste su independencia". Me alegra que la presidenta Emilia Casas asegure que "el Tribunal Constitucional resolver¨¢ la situaci¨®n". Y as¨ª ha de ser, pero no por el bien de la Constituci¨®n, que no est¨¢ en peligro, sino del Tribunal Constitucional que est¨¢ en sus peores momentos de credibilidad.
?Y qu¨¦ podemos hacer mientras tanto los espa?oles que asociamos la libertad y la democracia a la Constituci¨®n? Personalmente, he cre¨ªdo que lo mejor era evocar a Tom¨¢s y Valiente, para pedir valent¨ªa a magistrados y presidenta. Para que se den un plazo y pese a quien pese, incluso si fuera el caso pese a ellos mismos, dejen de ser un obst¨¢culo y no hagan sufrir al sistema.
Que est¨¢n en un brete ya lo sabemos. Ahora bien, quiz¨¢ ellos deban saber que nunca tuvo el Tribunal obst¨¢culo mayor a su prestigio que el que ellos representan en este momento. Sus p¨²blicos enfados y privados desencuentros, sus deliberaciones filtradas a los peri¨®dicos -cada uno al suyo-, y las acusaciones de "traici¨®n" a quien no vota de acuerdo con el grupo que le promovi¨® al cargo, son tan escandalosas como conocidas.
Ojal¨¢ que la ¨¦tica Valiente se imponga en un Tribunal que tanto ha hecho por la Espa?a de las Autonom¨ªas y por los derechos de los espa?oles. Ojal¨¢ que la valiente decisi¨®n de alguno o de todos sus jueces, le permita ser lo mismo que fue cuando ya no puede seguir siendo lo que es.
Jos¨¦ Bono ha sido ministro de Defensa del Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero.
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