Una visita pertinente
El viaje del Rey a Ceuta y Melilla pone fin a una anomal¨ªa que ha durado 32 a?os
Nada tendr¨ªa de extraordinario un viaje de los Reyes a Ceuta y Melilla si no fuera por el hecho de que don Juan Carlos no ha visitado nunca las dos ciudades espa?olas del norte de ?frica en sus 32 a?os en la jefatura del Estado. Es esta abultada anomal¨ªa cronol¨®gica la que convierte en excepcional una visita deseada por el Rey y que, por lo dem¨¢s, deber¨ªa ser tan rutinaria como las que los monarcas giran a cualquier otra ciudad espa?ola.
Hay que saludar por tanto una decisi¨®n del Ejecutivo que viene a instalar, aunque sea con tan monumental retraso, un atisbo de normalidad en la manera un poco vergonzante con que los poderes del Estado vienen relacion¨¢ndose con las dos ciudades aut¨®nomas reivindicadas por Marruecos. Precisamente el temor a la reacci¨®n de Rabat ha vedado hist¨®ricamente la presencia de los Reyes y de sucesivos jefes de Gobierno en Ceuta y Melilla, que s¨®lo Adolfo Su¨¢rez, en el lejano 1981, y Rodr¨ªguez Zapatero, el a?o pasado, han visitado en calidad de tales.
El Gobierno socialista calcula que las relaciones con nuestro vecino del sur se han fortalecido y afianzado lo suficiente en numerosos ¨¢mbitos como para no tener que temer reacciones extempor¨¢neas de Rabat o una seria crisis diplom¨¢tica. Marruecos y Espa?a se necesitan intensamente (comercio, inmigraci¨®n, S¨¢hara) y mantienen de hecho su relaci¨®n m¨¢s fluida en medio siglo. La protesta ayer del Gobierno marroqu¨ª, aunque m¨¢s en¨¦rgica que la motivada por el viaje de Zapatero en 2006, no escapa a esa moderaci¨®n. Reivindica por supuesto las dos ciudades, pero refleja sobre todo el juego de contrapesos que Rabat, con un Gobierno de corte nacionalista, debe atender con sus propias fuerzas pol¨ªticas.
En clave interna espa?ola, la visita real a Ceuta y Melilla, que coincidir¨¢ con el aniversario de la marcha verde, no es presumiblemente ajena al hecho de que ambas ciudades sean feudo del Partido Popular. Ser¨ªa ingenuo pensar que Moncloa no ha calibrado el favorable efecto electoral -no s¨®lo en las ciudades aut¨®nomas- de una decisi¨®n que nunca adopt¨® el PP cuando gobernaba y que, sin alharacas, otorga ahora a los socialistas un claro protagonismo en el acercamiento de Ceuta y Melilla al devenir del conjunto de Espa?a y espec¨ªficamente de sus m¨¢s altas magistraturas.
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