"Me han ca¨ªdo cuatro a?os por medio porro"
Un turista espa?ol cuenta c¨®mo acab¨® encarcelado en Dubai por llevar hach¨ªs
La pol¨ªtica de tolerancia cero con el tr¨¢fico de drogas en los Emiratos ?rabes Unidos lleva a muchos europeos a cumplir duras condenas. Polvillo de hach¨ªs olvidado en un bolsillo del pantal¨®n, o restos de un porro, son suficientes para pasar cuatro a?os en la c¨¢rcel. EL PA?S ha logrado entrar en la c¨¢rcel de Dubai para hablar con los presos.
Los presos viven pendientes de las amnist¨ªas que decreta el jeque
En un pa¨ªs muy conservador, los occidentales deben seguir el Ramad¨¢n
"Hace poco me ha ca¨ªdo la sentencia: cuatro a?os por tenencia de medio porro", explica uno de los detenidos, un treinta?ero espa?ol, madrile?o de Chamber¨ª, de aspecto perdido y confuso. "Y la condena", aclara, "es leve, porque me he declarado culpable. Si hubiera discutido hubiera sido peor, pues aqu¨ª, por cualquier cosa, te pueden caer 25 a?os. A un compa?ero le ha ca¨ªdo eso por medio gramo de hero¨ªna. Al ver c¨®mo funciona la cosa, prefer¨ª declararme culpable para que me dejen en paz".
La charla tiene lugar en la sala VIP de visitas, muy distinta del recinto donde reciben los presos ¨¢rabes, que deben hablar con sus allegados a trav¨¦s de un cristal. Un sof¨¢ y una mesita permiten el contacto f¨ªsico directo. El detenido prosigue su historia: "A un espa?ol, ya liberado, le cayeron cuatro a?os porque rascando en el bolsillo de su vaquero encontraron, mezclado con la mugre, polvillo de hach¨ªs".
"Creo que es muy importante que nuestra situaci¨®n se conozca en Europa para evitar que otros chavales pasen por lo que estamos pasando nosotros. En este pa¨ªs para entrar no se necesita visado, y por eso la gente no toma precauciones y cree que esto es Jauja", a?ade.
Y eso dista mucho de ser verdad en un pa¨ªs que invierte en la m¨¢s moderna tecnolog¨ªa y hace una colosal campa?a de relaciones p¨²blicas al tiempo que se rige por leyes tribales en las que las m¨¢s elementales garant¨ªas jur¨ªdicas brillan por su ausencia.
Diplom¨¢ticos occidentales explicaron que en este pa¨ªs la figura de abogado defensor es inexistente. "Los abogados no sirven para nada", dice otro detenido, "y no se conoce el concepto de defensa legal". "Durante mi juicio no me dejaron siquiera tener acceso a un traductor. Si te encuentran 0,1 gramos de droga, el juez dicta sentencia y no hay discusi¨®n posible", cuenta.
"Estamos verdaderamente desesperados", explic¨® un funcionario de un pa¨ªs europeo. "En cuanto logramos liberar a un preso, entra otro. El caso es tan grave que hemos tenido reuniones con la Comisi¨®n Europea para ver qu¨¦ hacer al respecto".
"Cada tanto, los jeques realizan amnist¨ªas de forma arbitraria", explic¨® un diplom¨¢tico, antes de aclarar: "De hecho, casi ning¨²n europeo lleg¨® a cumplir los cuatro a?os enteros pues, si tienes buena conducta, te suelen soltar pasados dos a?os de pena, o poco m¨¢s. Estas leyes son suyas y no podemos hacer nada para remediarlo, aparte de traer algo de dinero a los presos para que coman mejor en la cantina y dejarles llamar por tel¨¦fono a casa. Intentamos traerles libros, pero la mayor¨ªa no pasa la censura, que es muy estricta".
Pero no s¨®lo de traficantes de droga se ocupa este centro penitenciario. Un detenido asi¨¢tico cumple condena por haber entrado en el pa¨ªs con un par de DVD pornogr¨¢ficos para consumo personal. "Le han ca¨ªdo cinco a?os", remata ir¨®nico uno de sus compa?eros.
Dentro de la prisi¨®n, los detenidos llevan un uniforme de tela basta, que recuerda al traje de los yudocas. ?ste tiene cosida a la altura del pecho una franja transversal de color. Si la cinta es amarilla significa de 4 a 5 a?os. Son los que "han tenido suerte". Si es roja significa 25 a?os. Luego est¨¢ la franja oscura para los que tienen cadena perpetua, que suele ser confirmada en persona por el jeque.
"Aqu¨ª se intenta dar una imagen de pa¨ªs moderno", reflexiona un detenido, "pero eso no se corresponde con la realidad". "Lo ¨²nico que pedimos es que no haya m¨¢s casos como los nuestros. Me han robado varios meses de vida, y me robar¨¢n muchos m¨¢s".
Las condiciones de la vida cotidiana en la c¨¢rcel de Dubai parecen distar mucho de los est¨¢ndares europeos. "No nos dejan tener nada en la celda", explica uno de los detenidos. "No tenemos sillas, diarios, libros ni material de escritura. S¨®lo nos dejan correr un par de horas a la semana y se aplica la censura incluso a las cartas personales".
La dieta, a?ade, est¨¢ compuesta de, arroz todos los d¨ªas, con lechuga y algo de zanahoria. La comida fuerte es s¨®lo una vez al d¨ªa y, a la noche, les dan "los restos de la sopa que toman los polic¨ªas". Otra peculiaridad de un pa¨ªs profundamente conservador es que los presos occidentales se ven obligados a "cumplir a rajatabla con el [ayuno del] Ramad¨¢n" aunque no sean musulmanes.
"Aunque aqu¨ª no se trata de juzgar el sistema legal de este pa¨ªs", concluy¨® un diplom¨¢tico espa?ol, "sino de advertir a la gente, en particular a los m¨¢s j¨®venes, de los riesgos que pueden correr innecesariamente. Es muy importante para nosotros que la gente sea consciente de esta realidad. Al visitar estos pa¨ªses se impone la prudencia y el respeto a estas reglas, por arbitrarias y duras que nos parezcan".
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