El tipo ¨²nico es m¨¢s justo y eficiente
No son los impuestos, sino el gasto social, lo que redistribuye la renta. De hecho, nuestro sistema fiscal no es progresivo. De ah¨ª que sea incomprensible la oposici¨®n de sectores de izquierda al tipo ¨²nico del IRPF
En los ¨²ltimos 30 a?os se ha producido una notable redistribuci¨®n de la renta en Espa?a, medida por m¨²ltiples indicadores econ¨®micos. Sin duda, ¨¦sta ha sido una de las numerosas contribuciones de la democracia a nuestro pa¨ªs. Muchos pensar¨¢n que esta mejor distribuci¨®n de la renta se debe al desarrollo de nuestro sistema fiscal, con las sucesivas reformas introducidas desde 1978. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Nuestro sistema fiscal no es progresivo, es decir, no es cierto que paguen una mayor proporci¨®n de su renta los que m¨¢s ganan. De hecho, es proporcional o ligeramente regresivo. La proporcionalidad significa que se paga la misma proporci¨®n de la renta, independientemente de lo que gana cada uno. Este fen¨®meno, com¨²n a otros pa¨ªses, se debe a que los impuestos indirectos son regresivos y a que las cotizaciones sociales son b¨¢sicamente proporcionales, y no se ve compensado por los impuestos directos, que te¨®ricamente deber¨ªan ser los progresivos. El tema se agrava porque estos ¨²ltimos, presentan, adem¨¢s, fuertes distorsiones que hacen que sean ex post menos progresivos de lo que fueron dise?ados ex ante.
Son los asalariados de clase media los que soportan el principal peso del IRPF Muchos de los que tienen yates y chal¨¦s de lujo no figuran entre los grandes contribuyentes del IRPF
Vemos el caso del impuesto sobre la renta de las personas f¨ªsicas. Es llamativo lo poco conocidos que son los datos del IRPF, el impuesto directo por excelencia, que en teor¨ªa recoge todas las rentas percibidas (no s¨®lo las salariales) y que se supone es el paradigma de la progresividad y al que se le asigna el papel de gran herramienta fiscal para la redistribuci¨®n de la renta. La ¨²ltima decila de dicho impuesto (es decir, el 10 por ciento que declara recibir la renta m¨¢s alta) y que cualquier persona sensata considerar¨ªa los "ricos" de una sociedad, est¨¢ definida a partir de una renta de 39.000 euros anuales brutos. Es decir, que, seg¨²n el IRPF, el que gane m¨¢s de 3.250 euros brutos al mes puede considerarse "un rico de pleno derecho", porque s¨®lo el 10 por ciento de nuestro pa¨ªs declara recibir una renta igual o superior a ¨¦sa.
Y el ¨²ltimo percentil (es decir, el 1 por ciento que declara la renta m¨¢s alta) est¨¢ definido a partir de una renta de 99.000 euros anuales brutos, es decir, 8.250 euros brutos al mes. Si alguno de los lectores de este art¨ªculo gana esa cantidad o una superior puede estar de enhorabuena. Pertenece usted al club de los "riqu¨ªsimos", el 1 por ciento "m¨¢s rico del pa¨ªs".
En Espa?a hay 100.000 personas que declaran situarse en ese percentil de la renta. Conozco a muchas personas en ese tramo de renta y les puedo asegurar que ninguno de ellos tiene un yate ni un chal¨¦ de lujo. En cambio, sabemos tambi¨¦n que hay miles de ellos -de yates y chal¨¦s de lujo, quiero decir- por toda la costa espa?ola cuyos propietarios, lamentablemente, no declaran estar en ese tramo del IRPF.
El problema, por tanto, es que, la parte alta de la distribuci¨®n de nuestro IRPF est¨¢ casi vac¨ªa. S¨®lo los asalariados (trabajadores por cuenta ajena), en general, pertenecientes a la clase media y media-alta y que est¨¢n sujetos al control de la Hacienda P¨²blica, figuran en ese registro. No obstante, siempre que se ha propuesto rebajar el tipo m¨¢ximo del IRPF, pongamos al 30 por ciento, acompa?ado de una importante subida del m¨ªnimo exento que garantice la progresividad de la reforma, muchos pol¨ªticos de todos los partidos han declarado con estruendo que eso supondr¨ªa "bajar los impuestos a los ricos". Nada m¨¢s lejos de la realidad. El tramo alto del IRPF lo paga la clase media asalariada.
Adem¨¢s de este vac¨ªo en la parte alta de la distribuci¨®n de los declarantes de IRPF, este impuesto se caracteriza por unas deducciones fiscales que lo hacen menos progresivo. Entre ellas destacan dos. La primera, la de compra de vivienda, que beneficia fundamentalmente a los dos tramos m¨¢s altos de la renta, y la segunda, la aportaci¨®n a los planes de pensiones, que beneficia al tramo m¨¢s alto. Un amigo m¨ªo, que est¨¢ en el percentil "de los riqu¨ªsimos", siempre comenta jocoso que, una llamada telef¨®nica a su banco en diciembre para transferir 8.000 euros de su fondo de inversi¨®n a su fondo de pensiones, le reporta un ingreso inmediato de casi 4.000 euros, a costa del contribuyente medio espa?ol. Algo no muy progresivo para tratarse del buque insignia de los impuestos redistribuidores. Las deducciones, adem¨¢s de regresividad, introducen mayor complejidad en el sistema, lo que resulta en m¨¢s costes de inspecci¨®n y, por tanto, en m¨¢s evasi¨®n y m¨¢s inequidad tanto horizontal como vertical.
Finalmente, aunque se ha avanzado en los ¨²ltimos a?os, nuestro IRPF sigue desprotegido frente a la inflaci¨®n, que termina convirti¨¦ndose en el impuesto m¨¢s distorsionador y regresivo. Se estima que cada punto de inflaci¨®n supone 400 millones de euros de recaudaci¨®n extra de IRPF.
As¨ª que perm¨ªtanme que adelante que, en realidad, es el gasto p¨²blico y no los impuestos lo que verdaderamente redistribuye la renta. Porque ?c¨®mo es posible que, con este panorama fiscal, haya mejorado la redistribuci¨®n de la renta en Espa?a en las ¨²ltimas d¨¦cadas democr¨¢ticas? Gracias, sin duda, al gasto p¨²blico, y fundamentalmente a la construcci¨®n del Estado de bienestar en los a?os ochenta, algo que debe ser reconocido como m¨¦rito del Partido Socialista y su l¨ªder de entonces, Felipe Gonz¨¢lez.
Los derechos universales (sanidad, educaci¨®n) mejoran tanto la igualdad de oportunidades como la movilidad social, sin perjuicio para la eficiencia econ¨®mica y el crecimiento. Las pensiones y el subsidio de desempleo mejoran la equidad. Y, asimismo, las ayudas a la vivienda, siempre que cumplan una serie de condiciones.
En Espa?a la cuant¨ªa de las prestaciones sociales en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha sido pr¨¢cticamente constante en todas las decilas. De este modo, el porcentaje relativo de gasto ha sido muy elevado en las primeras decilas (en torno al 112 por ciento de su renta disponible) y bajo en las ¨²ltimas (en torno al 10 por ciento). Por tanto, las prestaciones sociales, en su conjunto, han sido claramente redistributivas. Tambi¨¦n lo han sido las pensiones, el subsidio de desempleo, el gasto sanitario y la educaci¨®n, aunque ¨¦sta en menor medida, por el peso de la educaci¨®n universitaria.
Las ayudas directas son, de hecho, mucho m¨¢s redistributivas que los impuestos. El cheque-beb¨¦ de 2.500 euros impulsado por el presidente del Gobierno estar¨ªa en esta categor¨ªa. Es progresivo porque 2.500 euros para una familia millonaria apenas supone nada, pero s¨ª es mucho para una familia que gane 2.000 euros al mes.
?Qu¨¦ papel deben jugar entonces los impuestos? Los impuestos deben garantizar la suficiencia recaudatoria y la equidad horizontal y vertical. Deben garantizar la eficiencia econ¨®mica, que nuestro pa¨ªs siga creciendo y compitiendo en un mundo cada vez m¨¢s globalizado. Y deben ser progresivos, es decir, que proporcionalmente pague m¨¢s el que m¨¢s tenga.
Pero la vieja pretensi¨®n de la izquierda de unos impuestos cuyo fin primordial sea la redistribuci¨®n est¨¢ condenada al fracaso. Suelen terminar en enormes complejidades -?recuerdan los especialistas la "f¨®rmula polin¨®mica" de los a?os ochenta?- en regresividad, en vac¨ªos legales, en evasi¨®n y en fraude.
Un sistema justo y eficiente se puede conseguir con un sistema fiscal m¨¢s sencillo. Muchos pa¨ªses del Este europeo han adoptado el tipo ¨²nico con la esperanza de mejorar la recaudaci¨®n, el crecimiento econ¨®mico y la equidad, garantizada ¨¦sta s¨®lo si se dota el sistema de un amplio m¨ªnimo exento. El ¨²ltimo pa¨ªs europeo en incorporar el tipo ¨²nico ser¨¢ Polonia, cuyo vencedor en las recientes elecciones ha basado su campa?a en dos promesas: la retirada de las tropas de Irak y el tipo ¨²nico.
Miguel Sebasti¨¢n es profesor en la Universidad Complutense de Madrid.
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