Lerma atiza la disputa
Hagi¨®grafos y cr¨ªticos del ex presidente de la Generalitat Joan Lerma coinciden en otorgarle altas dosis de recato y cautela, tanto cuando era un joven barbinegro en plena escalada del poder como cuando se instal¨® vitaliciamente en ¨¦l. No pertenece a la clase de tipos que mueren por la boca. Sin embargo, ahora, acaso por el aplomo pol¨ªtico adquirido con los a?os de Gobierno, adem¨¢s de las responsabilidades sobrevenidas al frente de la gestora del PSPV, se ha mostrado m¨¢s locuaz que nunca. Lo atestiguan sus gentes y ¨¦l mismo acaba de confirmarlo mediante unas declaraciones a una agencia de noticias que, por cierto, omite -lo que ya viene siendo un d¨¦ficit frecuente en las informaciones- el d¨®nde, cu¨¢ndo ni por qu¨¦ se hicieron. Pero ah¨ª est¨¢n y tienen su miga si las enmarcamos en esta carrera preelectoral que se ha emprendido.
En el PSPV parece que est¨¦n cambiando los ¨¢nimos y la resignaci¨®n cede ante la beligerancia
Por lo pronto, e incluso m¨¢s que por su molla, hemos de valorar su ins¨®lita beligerancia contra el PP valenciano, al que acusa sin ambages de apropiarse de m¨¦ritos ajenos, y concretamente de los que el PSPV acopi¨® mientras gobern¨® la Comunidad, de lo que hace casi una eternidad. Un hecho cierto, al menos en lo que concierne a proyectos y realizaciones que fueron paridas por la Administraci¨®n socialista y que los populares se vieron compelidos a asumir, o lo hicieron libremente, lo que no les obligaba a proclamar a los cuatro vientos que la autor¨ªa correspond¨ªa al partido mayoritario de la oposici¨®n, del que hubieran preferido borrar hasta su partida de nacimiento. En todo caso, ha sido este partido el que no ha sabido o no ha podido salvar el recuerdo de sus ¨¦xitos durante el tr¨¢nsito por el Gobierno. El mentado dirigente as¨ª lo reconoce, aunque dudo que tambi¨¦n admita lo muy calamidad que fueron -y siguen siendo- como comunicadores y gestores de los medios de comunicaci¨®n.
Esta comparecencia medi¨¢tica no ha sido una gran cosa que digamos, pero invita a suponer que en el primer partido de la oposici¨®n est¨¢n cambiando los ¨¢nimos y la resignaci¨®n va cediendo ante la beligerancia. Hace tan s¨®lo unos d¨ªas que, en esta misma l¨ªnea, el portavoz parlamentario en las Cortes, ?ngel Luna, anunciaba en el hemiciclo que no iba a ser el heraldo de la componenda, como ha sido el caso durante tres legislaturas, sino un cr¨ªtico implacable del Gobierno auton¨®mico, lo que sin duda resulta novedoso y eficaz para levantar la moral de unas huestes, las socialistas, aparentemente adaptadas a parasitar de por vida.
Claro est¨¢ que har¨¢n falta algo m¨¢s que gestos aislados para movilizar a esa "mayor¨ªa social progresista y razonable" que a juicio del mentado ex presidente caracteriza a la ciudadan¨ªa valenciana. Una descripci¨®n que a la luz de los hechos se nos antoja m¨¢s bien un piropo electoral o una confusi¨®n de los deseos con la realidad, pues lo cierto es que desde 1995 esta sociedad se ha identificado mayoritariamente con el progresismo que transpira el PP, partido que se ha ense?oreado de esta autonom¨ªa, convertida en granero del voto conservador. Una evoluci¨®n de la que los estudiosos han apuntado unas cuantas claves convincentes, entre las que figuran la euforia del ciclo econ¨®mico y, asimismo, la incapacidad de la izquierda, no ya para postularse como alternativa, sino para denunciar la mucha demagogia, oquedad y alto coste que minaba esta prosperidad.
A cinco meses de las elecciones generales resulta prematuro avanzar pron¨®sticos, pero tambi¨¦n es obvio que como contrapunto a todos los numerosos batacazos electorales registrados desde mediados de los 90, en esta ocasi¨®n los socialistas valencianos tendr¨¢n la oportunidad de sesgar la racha de derrotas dulces o demoledoras. De un lado, cuentan con tiempo y tambi¨¦n, si no se discriminan, de recursos humanos para tejer un discurso que replique la sarta de esl¨®ganes que prodiga la derecha -Espa?a se rompe, ZP nos castiga, etc¨¦tera- y, adem¨¢s, concurren con unos candidatos con singular cr¨¦dito intelectual y pol¨ªtico, como son la vicepresidenta Maria Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, el ministro Bernat Soria y Jordi Sevilla, de tan larga trayectoria en la vida p¨²blica. Eso son habas contadas. Lo que est¨¢ por evaluar es la capacidad del partido para acometer la demostraci¨®n de que en este pa¨ªs es posible un progresismo y una racionalidad que no se condensen en el ocio y la explotaci¨®n, cuando no depredaci¨®n, intensiva del territorio.
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