Un sue?o entre Santander y Lan¨²s
Ram¨®n Cabrero, cuya familia emigr¨® en la posguerra espa?ola,dirige al l¨ªder de la Liga argentina
1952. Tiempos de posguerra en Espa?a, de penuria econ¨®mica, de trabajo escaso y muy mal pagado.
En su barrio humilde de Santander, la familia Cabrero decide, como tantas otras, que ha llegado la hora de buscar un horizonte diferente en aras de un futuro mejor. As¨ª, un buen d¨ªa, todos ellos, incluido el peque?o Ram¨®n, de apenas 4 a?os de edad, suben a un barco, cruzan el Atl¨¢ntico y echan el ancla en Buenos Aires.
O, m¨¢s exactamente, en Lan¨²s, uno de aquellos conglomerados de los alrededores de la capital argentina que, gracias al empe?o y el esfuerzo de los que llegaron antes, hab¨ªa crecido en torno a la estaci¨®n del ferrocarril del sur, con sus casas bajas, sus aceras arboladas, sus calles que iban cambiando la tierra por el asfalto y, por supuesto, su inexcusable club de f¨²tbol.
"Me siento espa?ol. ?Entrenar al Racing? Al hacerse mayor, uno vuelve a las fuentes"
"Siempre viv¨ª en Lan¨²s, salvo entre 1971 y 1978, los a?os que jugu¨¦ en Espa?a: en el Atl¨¦tico de Madrid, el Elche y el Mallorca. Por eso, para m¨ª, es muy especial este momento. En Lan¨²s yo me form¨¦ como futbolista, debut¨¦ en la Primera Divisi¨®n y empec¨¦ a trabajar como director t¨¦cnico. ?ste no es un club cualquiera para m¨ª", dice ahora con orgullo.
Ram¨®n Cabrero (Santander, 1948) es la ant¨ªtesis del entrenador medi¨¢tico que tanto se lleva ahora: cultiva un perfil bajo, mantiene un discurso sencillo y sin dobles mensajes, dice lo que siente y, adem¨¢s, defiende el buen f¨²tbol.
Argumentos suficientes para que su Lan¨²s despierte simpat¨ªas casi un¨¢nimes. Porque hoy, ese conjunto de camiseta color granate que pelea el Torneo Apertura (marcha l¨ªder cuando faltan cinco jornadas para su conclusi¨®n) y sue?a con gritar "?campe¨®n!" por primera vez en el f¨²tbol local, es el segundo equipo de la mayor¨ªa de los hinchas argentinos.
"Adem¨¢s de jugar en Lan¨²s, antes de irme a Espa?a estuve en Newell's Old Boys, de Rosario, otro equipo con tradici¨®n de buen f¨²tbol. Quiz¨¢s por eso o porque yo era un 8 de los de antes, centrocampista por la derecha, m¨¢s t¨¦cnico que luchador, es que me gustan los buenos jugadores", plantea ahora Cabrero.
"Por supuesto que mi equipo corre si hay que correr y mete la pierna si hay que meterla, pero sobre todo trata de jugar bien. De esa manera ya fuimos subcampeones hace un a?o y, aunque de aquel grupo se fueron seis jugadores, la filosof¨ªa y las intenciones son las mismas", reflexiona.
Como buen club peque?o, Lan¨²s subsiste gracias a la venta de las estrellas de su cantera, la ¨²nica manera de sostener una estructura con 13 secciones deportivas diferentes en las que realizan actividades hasta 20.000 socios. As¨ª se han ido ya Leto (al Liverpool, ingl¨¦s), Archubi (al Olympiakos, griego) o Fabbiani (al Cluj, rumano). As¨ª, la nueva camada ya est¨¢ lista para partir.
"Apunte estos nombres: Valeri, Pelletieri, Aguirre, Acosta, Fritzler... Creo que esos chicos tienen las condiciones para pegar el salto y jugar en Europa", advierte con satisfacci¨®n Cabrero.
Todos ellos, sin duda, anhelan seguir la estela que dibuj¨® hace tres d¨¦cadas Cabrero, a quien su paso por Espa?a le dej¨® amigos y recuerdos imborrables, un servicio militar cumplido en San Sebasti¨¢n, un sentimiento arraigado y algunos sue?os por cumplir.
"Me siento y me considero espa?ol. Adoro a la Argentina, que es donde pas¨¦ casi toda mi vida, pero soy espa?ol, sin duda, y no s¨®lo porque tenga un documento que lo diga. Por eso me encantar¨ªa ir para all¨¢ y dirigir a alg¨²n equipo. ?Al Racing? Eso ser¨ªa cumplir un sue?o. Cuando uno se va haciendo mayor, tiende a volver a las fuentes, como me pas¨® con Lan¨²s, y no hay que olvidarse de que yo nac¨ª en Santander", concluye Cabrero mirando sin miedo hacia el futuro.
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