Un torbellino en el mundo de las palabras
La llegada de Internet podr¨ªa haber desencadenado el p¨¢nico o la indiferencia en un lugar como la Real Academia Espa?ola, tan poco amiga de que las borrascas que proceden del mundo tecnol¨®gico desencadenen el caos en una lengua que, por desgracia, lleva tiempo fuera de juego en los ¨¢mbitos especializados de la ciencia. No ocurri¨® tal cosa.
Vino la explosi¨®n de las nuevas tecnolog¨ªas pero se encontr¨® con una Academia abierta a los cambios y embarcada en el desaf¨ªo de unir sus fuerzas con las fuerzas de las academias americanas. El correo electr¨®nico, las webs, los lugares de consulta, la posibilidad de actualizar inmediatamente modificaciones que se producen al otro lado del mundo. Ni p¨¢nico, ni indiferencia: j¨²bilo.
?se, por lo menos, parece el ¨¢nimo con que se cultivan las l¨ªneas de actuaci¨®n que la inform¨¢tica le ha brindado a la Academia. V¨ªctor Garc¨ªa de la Concha habl¨® ayer de tres nuevos caminos. Primero, "la comunicaci¨®n en tiempo real", e hizo alusi¨®n a las m¨¢s de 750.000 consultas diarias que recibe la p¨¢gina electr¨®nica del Diccionario y a las miles que recibe el banco de datos.
Dos: la exploraci¨®n de nuevos espacios de investigaci¨®n ling¨¹¨ªstica, que ya se han puesto en marcha para la elaboraci¨®n del Nuevo Diccionario Hist¨®rico de la Lengua. La tercera v¨ªa abierta es propia del ciberespacio: se puede seguir paso a paso la evoluci¨®n de la lengua, con herramientas como el Observatorio del neologismo o el Corpus l¨¦xico del siglo XXI.
Del bloc al 'blog'
Aunque no fuera exactamente as¨ª, la intervenci¨®n de Juan Luis Cebri¨¢n parec¨ªa la puesta en escena de un debate habitual en la casa de las palabras. Se ocup¨® de un t¨¦rmino, el de blog, y fue entrando en las m¨¢s diversas consideraciones para que, primero, se entendiera y, segundo, se comprendiera lo que hay detr¨¢s de esas simples cuatro letras. Y lo que hay, entre otras cosas, es un cambio dr¨¢stico en la comunicaci¨®n. Para explicarlo hab¨ªa hablado antes de esos blocs que se escrib¨ªan hace a?os, y que ten¨ªan el componente secreto e ¨ªntimo de un diario.
Cuando habl¨® de los blogs de ahora, de los que proliferan en Internet, se?al¨® que de intimidad nada, que lo que propician es el di¨¢logo y la intervenci¨®n y que, de alguna manera, inauguran un nuevo g¨¦nero, el de la informaci¨®n conversacional.
No, la Academia no est¨¢ sorda al ruido del mundo. Sus acad¨¦micos llevan los cambios que se est¨¢n produciendo all¨ª. Para que se discutan y se obre en consecuencia. Cebri¨¢n, de hecho, propuso que blog, bloguero, bloguear, blogosfera y sus derivados entren ya en la nueva edici¨®n del Diccionario.
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