Un territorio sometido a los caprichos del cacique local
El atentado suicida de ayer en Baghlan, tierra de melones y con calles en las que crecen limoneros, lleva al relativamente pl¨¢cido norte de Afganist¨¢n pr¨¢cticas terroristas explotadas una y otra vez en el sur y en Kabul, capital formal de un pa¨ªs que es una mezcolanza de tribus, tradiciones, relaciones feudales y conflictos end¨¦micos a los que ahora se ha venido a superponer el fundamentalismo isl¨¢mico.
El grueso de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) en el norte lo componen alrededor de 3.000 soldados alemanes, cuya presencia reclaman en otros frentes m¨¢s activos algunos aliados, que toman al norte como zona pl¨¢cida no necesitada de tantos recursos.
El atentado de ayer dar¨¢ razones a la canciller alemana, Angela Merkel, para defender la presencia de sus compatriotas en la regi¨®n, con el mismo argumento que tambi¨¦n Espa?a expone para no moverse del Oeste: todo el territorio de Afganist¨¢n es susceptible de ser objeto de acciones terroristas y no hay que descuidar lo que puede parecer una pl¨¢cida retaguardia.
La seguridad relativa del norte ante el fen¨®meno talib¨¢n no se traduce necesariamente en seguridad para la poblaci¨®n, una mezcla de uzbekos, tayikos y azaras sometidos a las veleidades del se?or local de turno, siempre al frente de bandas suficientemente nutridas y armadas. Para poder casar a una hija hay que pedir permiso a ese cacique en algunas ¨¢reas del norte afgano y entregarle una cantidad de dinero, el mismo se?or que tiene c¨¢rceles que usa a discreci¨®n o apalea a placer a quien le ofende.
El prototipo de jefe tribal
El prototipo de todos ellos es el general Abdul Rashid Dostum, una veleta pol¨ªtica con las manos chorreando sangre, hoy reconvertido en uno de los m¨¢ximos responsables castrenses del Ej¨¦rcito afgano. Antiguos camaradas de Dostum y otros jefes locales a lo largo del territorio siguen dejando en nada las buenas intenciones del Gobierno central, cuyo presidente es un past¨²n, Hamed Karzai.
Entre los parlamentarios ca¨ªdos en el atentado de ayer figura un ex ministro de Comercio del Frente Nacional, una coalici¨®n de etnias norte?as recelosa de una vuelta al dominio de los poderosos pastunes, dados los intentos de Karzai de tender puentes a los talibanes menos radicalizados. En Mazar-i-Sharif, la ciudad se?era del norte, se duda de la capacidad del Gobierno de Karzai de impedir la infiltraci¨®n talib¨¢n y quienes as¨ª piensan recibir¨¢n nueva munici¨®n con el atentado de ayer.
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