Musharraf, solo
El arresto de Buttho indica que, con el actual presidente, Pakist¨¢n no volver¨¢ a la normalidad
Benazir Buttho qued¨® ayer bajo arresto domiciliario durante un mes, pero quien aparece realmente aislado, dentro y fuera de Pakist¨¢n, es el presidente Musharraf, en su cota m¨¢s elevada de impopularidad tras haber declarado el estado de excepci¨®n y reaccionado contra una rival con la que, sin embargo, hab¨ªa pactado. El general Musharraf parece haber logrado unir en su contra a una sociedad fragmentada y a una comunidad internacional que ve c¨®mo un aliado central en la lucha contra el terrorismo se vuelve a tornar en un dictador y pierde pie en un pa¨ªs con la bomba at¨®mica.
El arresto domiciliario de la l¨ªder opositora y ex primera ministra Buttho estaba destinado a impedir la celebraci¨®n de varias marchas y un gran mitin en Rawalpindi en protesta contra el estado de excepci¨®n. Musharraf, mientras aprieta con la mano de la represi¨®n, con la otra promete, bajo presi¨®n de Washington, que se celebrar¨¢n en febrero las elecciones legislativas previstas para enero y que dejar¨¢ el mando del Ej¨¦rcito.
Pero su palabra ya no vale nada y, menos a¨²n, cuando sabe que el poder que tiene no es como presidente, sino en cuanto a jefe de las Fuerzas Armadas. Musharraf est¨¢ metido en un viaje en el que ha abandonado la agenda de Washington para perpetuarse en el poder.
Las detenciones masivas de opositores, mientras pone en libertad a islamistas condenados por participar en atentados suicidas, reflejan esta situaci¨®n. Los jueces del Supremo que deb¨ªan pronunciarse sobre la validez de la elecci¨®n del presidente por el Parlamento, est¨¢n destituidos y siguen detenidos. En tales condiciones es dif¨ªcil contemplar la posibilidad de unas elecciones en condiciones normales. Pero el pulso con Buttho puede producir un espejismo. Pues tapa al tercero en discordia, Navez Sharif y su Liga Musulmana.
EE UU parece seguir apostando por Musharraf y por el pacto con Buttho. Puede estar cometiendo un error similar al de su apoyo a la dictadura de Zia. Este presidente doblemente golpista justifica sus rupturas de la legalidad porque act¨²a de dique frente a los islamistas. Pero no habr¨¢ ya normalidad en Pakist¨¢n mientras Musharraf siga en el poder. Es hora de que la comunidad internacional se percate de ello y act¨²e en consecuencia.
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