La felicitaci¨®n de Ra¨²l
El capit¨¢n, en vez de exaltarse a s¨ª mismo, brind¨® su gol al brasile?o
Gregorio Manzano salt¨® desde el banquillo como un resorte y, tajante, grit¨® a Varela: "?P¨¦gate a Robinho!". El t¨¦cnico del Mallorca reaccion¨® con la desesperaci¨®n de quien est¨¢ en peligro. Robinho surcaba la banda como una culebra. Recib¨ªa, amagaba, tiraba diagonales, remataba y met¨ªa centros con la vehemencia de los futbolistas entusiasmados. Parec¨ªa en trance. Corr¨ªa el minuto 65 y el brasile?o sumaba dos goles y una asistencia definitiva. El ¨²ltimo pase se lo hab¨ªa dado a Ra¨²l, que anot¨® el empate a tres en el punto m¨¢s caliente del partido. Esos segundos que deciden los resultados, los puntos y, a largo plazo, los estados de ¨¢nimo y los campeonatos.
La acci¨®n de Robinho antes del 3-3, regateando a Ballesteros y H¨¦ctor en dos metros, fue un golpe de autoridad que le confirma como un jugador capital en este Madrid. La ¨²nica alternativa de inspiraci¨®n cuando Guti no est¨¢ disponible. La influencia del paulista result¨® tan grande que, tras empujar la pelota, solo y con el portero vencido, Ra¨²l no celebr¨® el gol exalt¨¢ndose a s¨ª mismo como suele hacer. Decidi¨® brind¨¢rselo a su asistente en un homenaje espont¨¢neo. Un gesto raro en Ra¨²l, trascendental en la medida que reconcilia a los m¨¢ximos exponentes de dos culturas (los veteranos espa?oles y los brasile?os) que hasta hace unos meses constitu¨ªan compartimentos estancos en el vestuario. Ayer se reunieron en el tercer gol. Fue una de esas ceremonias propias del f¨²tbol, surgidas del juego, durante el juego.
El tercer gol del Madrid tuvo un impacto profundo. Provoc¨® una especie de onda expansiva. Minutos despu¨¦s, Van Nistelrooy marc¨® el cuarto. Una especie de acto de cierre que apag¨® al Mallorca y engord¨® la estad¨ªstica de victorias consecutivas del Madrid en casa: 15, la mejor racha desde 1992.
Bernd Schuster sustituy¨® a Robinho antes del final para que el p¨²blico le demostrase su afecto. Y, por supuesto, los grader¨ªos dedicaron una gran ovaci¨®n de despedida al brasile?o.
Robinho se march¨® ayer a Brasil, para incorporarse a su selecci¨®n nacional, con un bonito recuerdo. La ¨²ltima vez que lo hizo no ten¨ªa el mismo estatus dentro del equipo blanco. Despu¨¦s del partido de ayer, da la impresi¨®n de que su categor¨ªa, en Chamart¨ªn, se ha elevado para siempre.
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